Lo primero del segundo

Jacobo Zabludovsky

La única garantía de que los candidatos cumplirán su promesa de combatir la corrupción es que en el debate próximo se alejen de quienes todos sospechamos.

Estamos a tiempo de sugerir los temas que más nos preocupan dentro del próximo debate de candidatos a la Presidencia de México.

Superadas algunas banalidades como los ratings previstos y equivocados así como el escote de la súper edecán y el formato del programa, que nunca será perfecto, entremos en materia para expresar nuestras prioridades en esta segunda y última confrontación entre los cuatro políticos (perdón por el insulto, señor Quadri: si no le gusta lo que hace, política, ya se tardó en regresar a su casa), frente a millones de mexicanos interesados.

¿Qué le preguntaría usted a cada uno de ellos? Reviso lo que dejaron sin respuesta, lo contestado a medias o dicho en forma confusa, con objeto de aventurar mis propias sugerencias, seducido por el sueño guajiro de que las tomen en cuenta.

Las damas primero. Doña Josefina Vázquez Mota: ha sido insistente en el uso y hasta mal uso de la palabra diferente, que, víctima del abuso, perdió su relieve como algunas monedas viejas, a tal grado que hube de recurrir al diccionario de la RAE para recuperar el significado. Diferente es sinónimo de distinto. Ya entendí. Ahora, doña Josefina, nomás le falta decir de qué o de quién es distinta y a qué atribuye su diferencia y si es distinta para mejorar o empeorar.

Porque, según estudios de opinión, ha bajado en las encuestas y hay quien las compara a un referéndum sobre los 12 años de gobierno de su partido. Si quiere usted decir que es diferente a los dos presidentes panistas, incluyendo al actual, pues dígalo, pero defina en qué, en lugar de perder el tiempo en escaramuzas bobas; aproveche la fortaleza financiera del actual régimen para no proclamarse distinta distante, dispersa o distraída, sino continuadora de lo mejor atribuible al presidente Felipe Calderón: el crecimiento de la economía en 4.6%, según el INEGI, a pesar de la sequía las crisis bancarias y el desgaste de la guerra contra los delincuentes. El señor Calderón dice que se le recordará de buen modo por su lucha contra el narco. Difiero. Creo más valioso el manejo de las finanzas.

Ahora los caballeros. Don Enrique Peña Nieto: ha prometido acabar con los monopolios. En aras de la claridad podría usted mencionar cuales. Y definir el futuro de Petróleos Mexicanos; el anuncio de modernizar la empresa parece enmascarar la intención de entregar este recurso a las empresas privadas, cuyos fines lejos de coincidir se contraponen a los planes que un Gobierno mexicano debe aplicar en la explotación de sus recursos naturales no renovables. Hasta donde el control estatal en beneficio de México y hasta donde la intervención privada. Este es un tema que no admite imprecisiones.

Don Andrés Manuel López Obrador: díganos a quién o a qué le va a subir los impuestos. Estará usted pensando tal vez en gravar con mayor porcentaje de IVA a los artículos de lujo, aunque el impuesto en porcentaje es proporcional al gasto. O piensa gravar las utilidades sobre ganancias en compraventa de acciones. Dígalo desde ahora porque es fundamental. Y cuando promete obras grandiosas como ferrocarriles rápidos de pasajeros, explíquenos cómo se van a financiar. Su labor como jefe de gobierno del DF dejó un Centro Histórico de lujo, un Paseo de la reforma rescatado de la basura y segundos pisos. Amplifíquelo a lo nacional.

Don Gabriel Quadri: díganos de parte de quien. Usted inspira la simpatía que se le dispensa al débil, pero su existencia misma como candidato caído del cielo obliga a preguntarle a quién le debe el milagrito. La sorpresa de su aparición en el primer debate no será elemento positivo en el segundo. Tendrá que ofrecer algo más, empezando por una confesión de su origen, porque si no le reconoce su deuda al dedo de dios queremos saber con quién contrajo el compromiso. No llegará a Los Pinos. Use su tribuna efímera en forjar una imagen de seriedad a base de sacudirse el misterio y ser un vecino respetable. Nos hacen falta.

Y a todos les encargamos explicar su combate a la corrupción, tema omnipresente.

No podemos omitir el hecho de que la lucha contra la corrupción empieza en el combate a los corruptos. La mayoría le debe su candidatura a algún corrupto o a grupos de ellos. La única garantía de que cumplirán su promesa conforme a la ley y el clamor ciudadano es que en el debate próximo se alejen de quienes todos sospechamos y, si poseen pruebas, las exhiban desde ahora, con datos, nombres y apellidos.

Si esto se hiciera realidad, el candidato denunciante perdería el apoyo de sus mentores, patrocinadores, financiadores y jilgueros a sueldo. Sería calificado de ingrato, malvado, subversivo, terrorista o malagradecido, pero…

Ganaría la elección.

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