Jóvenes ante la Emergencia Nacional

Raúl Romero

El concepto de emergencia tiene una doble connotación: 1) Denota una situación de peligro que hay que atender de manera inmediata y 2) se refiere también a un cuerpo que emerge, que brota o sale a la superficie.

La sociedad mexicana se encuentra en una situación de emergencia nacional. Los saldos de la guerra de Calderón son prueba suficiente de ello: 60 mil muertos, 20 mil desaparecidos y más de 120 mil desplazados de guerra. A esto sumamos la impunidad, la injusticia y la corrupción que han permeado a casi todas las instituciones del país. Esta situación es urgente de atender.

Al mismo tiempo vivimos el desastre nacional provocado por 30 años de políticas neoliberales y la consecuente desestructuración del Estado mexicano. Las características más visibles de este desastre nacional son la hambruna y la pobreza alimentaria que se vive en gran parte del país, así como la destrucción del medio ambiente; radicalizada por las políticas de saqueo y el auge reciente de las empresas extractivitas en México.

Ante esa Emergencia Nacional no sólo basta el rechazo y la condena, es necesario la emergencia –en su segunda acepción- de un gran movimiento nacional que permita generar espacios de diálogo y de construcción de alternativas. El horizonte no puede ser solamente el proceso electoral, sino lo que vendrá después. Gane quien gane será necesario rescatar nuestra nación.

En esa tarea se han embarcado distintos grupos de jóvenes que el 12, 13 y 14 de mayo se reunieron en el Segundo Campamento de Jóvenes ante la Emergencia Nacional. El evento tuvo lugar en las instalaciones del Consejo Coordinador Obrero Popular (COCOPO) en el lastimado estado de Durango. Asistieron más de 300 jóvenes representando a distintas organizaciones y colectivos de 10 estados de la república (Morelos, Distrito Federal, Guerrero, Oaxaca, Veracrúz, Estado de México, Chihuahua, San Luis Potosí, Michoacán y Durango).

El primer campamento tuvo lugar en noviembre de 2011 y se llevó a cabo en la Ciudad de México. Aquel esfuerzo fue un intento por entrar en coordinación, construir consensos, nombrar la emergencia y el desastre nacional y continuar avanzando en la construcción de un movimiento nacional. Su segunda edición fue mucho más fructífera. Los asistentes concluyeron que la organización que están impulsando debe luchar por recuperar la cultura y el arte como elementos fundamentales del desarrollo humano, por recuperar los espacios públicos y en general por defender el territorio nacional. En su agenda también incorporaron a los/as muertos/os y desaparecidos/as de la guerra de Calderón, y se propusieron exigir paz, justicia y dignidad para todos y todas. Así mismo se proponen luchar por detener la destrucción del medio ambiente y en defensa de la soberanía nacional.

Para seguir caminando hacía sus objetivos, los asistentes definieron una estructura mínima organizativa. Funcionará como una red de redes, es decir un espacio común en el que dialogan, discuten y actúan organizaciones de distintos lugares del país. Harán uso de la tecnología para seguir discutiendo periódicamente hasta el mes de noviembre, cuando volverán a reunirse en un tercer campamento, en Xalapa, Veracruz. En el proceso seguirán en la fase de formación y difusión, preparándose para lo que la coyuntura nacional exija.

En resumen, lo que estos jóvenes están haciendo es construir un movimiento nacional que por la vía pacífica logre contribuir a la transformación positiva de México. Una prueba más de que ante el desastre y la emergencia nacional, la sociedad organizada emerge de entre los escombros de un país devastado por la guerra.

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