Golondrina que (no) hace verano

Eduardo Ibarra Aguirre

Sorprendió a propios y extraños la respuesta de los dueños de Televisa, buena parte de ellos también lo son del país, a la impugnación de que fue objeto el viernes 18 por menos de un millar de jóvenes de las universidades Iberoamericana, Anáhuac, La Salle, Tecnológico de Monterrey e ITAM, pero con altísima repercusión en las redes sociales, debido al manejo informativo tendencioso, como es el sello de la casa, sobre las muestras de rechazo a Enrique Peña una semana antes.

La empresa que encabeza Emilio Azcárraga Jean –gracias al apoyo que recibió del entonces presidente Ernesto Zedillo para hacerse de la mayoría accionaria, como documenta Jenaro Villamil en El sexenio de Televisa–, reaccionó con excelentes reflejos a la crítica estudiantil al dar amplia cobertura a la protesta, y el lunes 21 Carlos Loret presentó el itinerario de la protesta del 18, misma que el 19 devino en manifestación del Zócalo al Ángel. Y el domingo 20, los partidarios de Andrés Manuel López Obrador convirtieron en movilización en decenas de ciudades del país, Europa y Asia, en una acción efectiva por los participantes y reflejo en medios, pero aún no está claro si estimulará las actividades juveniles apartidistas.

El periodista no lo hizo, como es normal, por iniciativa propia, sino por órdenes de su jefe, pero escribió en El Universal: “Nos agarró desprevenidos. Los jóvenes piden espacios y los medios tradicionales les quedan chicos frente a la dinámica vertiginosa de las redes sociales”. Pequeñez informativa y editorial de Televisa que la conduce a poner en riesgo su futuro, pues en las franjas juveniles de ingresos medios y altos pierde televidentes a ritmo sostenido.

Está por verse el porvenir de la reactivación estudiantil por la equidad informativa –ésa que un columnista dueño de ocho departamentos denomina “una estupidez” – e impugnación del candidato tricolor, mas la primera lección que arroja es que a los que se denominaban “Soldados del PRI” (en voz de Emilio Azcárraga Milmo) y ahora actúan como generales de división que someten a Felipe Calderón y de allí para abajo, es posible obligarlos a rectificar.

Si tal rectificación de Televisa –que aún no registra y menos asimila Ulises Beltrán–, se llega a convertir en conducta informativa permanente por lo menos hasta el 1 de julio, en tal caso o sueño el desenlace de la contienda se volvería más incierto. Y los brillantes intelectuales defensores del triunfo anticipado de Peña tendrán motivos para preocuparse más aún, porque jura Jorge Castañeda que partidarios de AMLO les exigen “que se vayan”.

Peña Nieto también acusa recibo del lío en que lo metieron los reflejos arcaicos del presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldewell, quien insiste en las descalificaciones y el turno es para la “izquierda delirante”.

El decálogo que presentó el mexiquense de Atlacomulco para construir una presidencia democrática, incluye principios que aluden a libertades, respeto a derechos y relaciones con poderes, derechos humanos, la división de poderes, elecciones libres, transparencia y rendición de cuentas, así como el federalismo.

Justamente todo aquello que no honró durante 2005-2011 o de plano combatió cuando gobernó el estado de México. Acaso por ello, puntualizó: “La mía, la de mi partido, es una campaña que tiene propuesta y que, sobre todo, quiere estar al lado de la gente, de la gente buena, que tiene esperanza de un mejor futuro”. ¿Cuál es la gente mala, señor candidato?

Esperemos que entre los segundos no se obstine usted en ubicar a los jóvenes de la Ibero, como demuestra la liga que recibí de Héctor Quiñonez: http://www.youtube.com/watch?v=d4tiPgaAz7E

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