Alberto Aguirre M.
Los rumores sobre un cambio en la conducción de la campaña de Josefina Vázquez Mota, se esparcieron sigilosamente, en las horas posteriores al primer debate presidencial. “No se anden con vaciladas”, sostenían algunos calderonistas que llegaron al cuarto de guerra del PAN, cuando el primer “golpe de timón”. Nada de ajustes.
La presencia del ex director de Nafinsa, Mario Laborín, en la casa de campaña, es la comprobación factual de que Vázquez Mota ha dado un nuevo manotazo… y que ha recuperado su autonomía, frente al CEN panista y a Los Pinos. ¿Será demasiado tarde?
Habrá más orden, eso es un hecho. El war room mantendrá su sesión habitual, bajo la coordinación de Juan Molinar Horcasitas. Pero el grupo compacto que ha acompañado a la abanderada panista desde sus primeros años, en el gabinete foxista, está retomando el control de las áreas estratégicas de la campaña.
¿Los josefinistas están de regreso? Más bien, nunca se han ido. Y más bien, los calderonistas que dejaron Los Pinos para tratar de enmendar los errores de la primera etapa de la campaña, han sido marginados, completamente.
Ernesto Cordero, el flamante “coordinador del área económica” de la campaña, de plano está en la congeladora. Las recomendaciones que formuló el ex secretario de Hacienda para el primer debate fueron totalmente ignoradas. Otros ex funcionarios federales han sufrido peores maltratos.
Vázquez Mota ha preferido tratar –porque los entiende– con un grupo reducido de asesores de confianza, encabezado por Daniel Hernández y Miguel Szekely, y tomar los consejos de académicos de la talla de Luis Rubio, María Amparo Casar y Macario Schettino.
Envuelta por un entorno de seguridad y confianza –“secuestrada” por su círculo de intelectuales, dirán los más críticos– Pina ha marginado a Roberto Gil Zuarth, quien no sólo ha aceptado cumplir con decoro y aplomo los designios de su candidata, sino que ahora ha enfocado sus esfuerzos a tratar de consolidar la estructura de movilización. La única que realmente importa, en vísperas del próximo 1 de julio.
En tanto, Laborín –un experto en rescates de instituciones, como demostró ampliamente con su gestión en Nafinsa y antes, en Bancomext– tendrá que alinear tantos esfuerzos dispersos y canalizar el cúmulo de opiniones, consejos y apuros que a diario recibe la candidata. De suyo, es una tarea harto complicada.
No ha quedado del todo claro si Laborín decidió suspender temporalmente sus actividades dentro de Grupo Cemex para incursionar en la campaña josefinista, pero resulta evidente que tendrá que trabajar horas extras. Por ejemplo, en el área de comunicación cuentan con una baraja de expertos que incluye a Irma Pía González, Eduardo Sastré, Rodolfo González, Maximiliano Cortázar, Juan Ignacio Zavala, Herminio Rebollo y Julio Di Bella… sin que todavía sea palpable un trabajo efectivo y contundente.
El equipo de comunicación opera fraccionado. Y la estrategia de la campaña corre en carriles distintos al de la estrategia política, ésta sí en manos de leales operadores partidistas. Pero allí no están los principales males de los afanes panistas, comentan en la cúpula partidista.
“Sobre todo, está la falta de definición de la candidata”, juzgan, “sigue sin entender que plantear un dilema, que por ello no ha sido efectiva su campaña”.
Y se miran en el espejo del obradorismo, que puede gustar o repulsar, depende el cristal con el que se le mire. “Los electores tienen perfectamente claro quién es y qué propone Andrés
Manuel López Obrador. Y con Josefina no sucede igual”.
Al argumento, sigue un reclamo. “Vázquez Mota”, lamentan, “no comprendió que la continuidad era su único argumento de venta. Quiso ser tan diferente, que se olvidó de los logros del calderonismo”.
Por lo pronto, Vázquez Mota se enfila a completar la segunda fase de su campaña ubicada en el tercer lugar de la contienda. Este viernes 18 estará en Acapulco y Cuautla; el sábado 19 continuará en Morelia y Sahuayo. Y el domingo 20 se trasladará a Sinaloa. Los lugares y horarios aun están por definirse, en una agenda que siempre está sujeta a cambios de último momento.
EFECTOS SECUNDARIOS
DECISIÓN. En la cúpula calderonista dan por hecho la inminente consignación del expediente en contra del general Felipe Ángeles y saben que causará un golpe de efecto fulminante a quienes controlan el corredor Chiapas-Tamaulipas-Europa. La justicia militar entra en acción. Ahora sólo falta que la PGR haga lo propio con los civiles implicados en este caso.
REQUERIMIENTOS. ¿Será cierto –como lo es– que el gobernador de Puebla, Rafael Moreno-Valle, solicita que haya un espejo de cuerpo entero en todos los foros a los que lo invitan, ya sean de empresarios, organizaciones de la sociedad civil o instituciones académicas? Eso sí, su staff se encarga del make-up.
DOMADOR. Ni tardo ni perezoso, el candidato perredista a la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, comenzó su periplo para recuperar el control político de esa demarcación, después de 15 años de victorias ininterrumpidas del PAN. Y con el respaldo de Miguel Ángel Mancera y la plana mayor del Movimiento Progresista a Jefe de Gobierno del Distrito Federal, quiere plantarse como el rival del panista Miguel Ángel Errasti. Por lo pronto, claramente se ha diferenciado del abanderado priísta, Xavier González Zirión. “No es con PAN o circo como se resolverán los grandes problemas que aquejan a la demarcación, sino con oficio político, responsabilidad y mucho trabajo”, sentenció.
Los rumores sobre un cambio en la conducción de la campaña de Josefina Vázquez Mota, se esparcieron sigilosamente, en las horas posteriores al primer debate presidencial. “No se anden con vaciladas”, sostenían algunos calderonistas que llegaron al cuarto de guerra del PAN, cuando el primer “golpe de timón”. Nada de ajustes.
La presencia del ex director de Nafinsa, Mario Laborín, en la casa de campaña, es la comprobación factual de que Vázquez Mota ha dado un nuevo manotazo… y que ha recuperado su autonomía, frente al CEN panista y a Los Pinos. ¿Será demasiado tarde?
Habrá más orden, eso es un hecho. El war room mantendrá su sesión habitual, bajo la coordinación de Juan Molinar Horcasitas. Pero el grupo compacto que ha acompañado a la abanderada panista desde sus primeros años, en el gabinete foxista, está retomando el control de las áreas estratégicas de la campaña.
¿Los josefinistas están de regreso? Más bien, nunca se han ido. Y más bien, los calderonistas que dejaron Los Pinos para tratar de enmendar los errores de la primera etapa de la campaña, han sido marginados, completamente.
Ernesto Cordero, el flamante “coordinador del área económica” de la campaña, de plano está en la congeladora. Las recomendaciones que formuló el ex secretario de Hacienda para el primer debate fueron totalmente ignoradas. Otros ex funcionarios federales han sufrido peores maltratos.
Vázquez Mota ha preferido tratar –porque los entiende– con un grupo reducido de asesores de confianza, encabezado por Daniel Hernández y Miguel Szekely, y tomar los consejos de académicos de la talla de Luis Rubio, María Amparo Casar y Macario Schettino.
Envuelta por un entorno de seguridad y confianza –“secuestrada” por su círculo de intelectuales, dirán los más críticos– Pina ha marginado a Roberto Gil Zuarth, quien no sólo ha aceptado cumplir con decoro y aplomo los designios de su candidata, sino que ahora ha enfocado sus esfuerzos a tratar de consolidar la estructura de movilización. La única que realmente importa, en vísperas del próximo 1 de julio.
En tanto, Laborín –un experto en rescates de instituciones, como demostró ampliamente con su gestión en Nafinsa y antes, en Bancomext– tendrá que alinear tantos esfuerzos dispersos y canalizar el cúmulo de opiniones, consejos y apuros que a diario recibe la candidata. De suyo, es una tarea harto complicada.
No ha quedado del todo claro si Laborín decidió suspender temporalmente sus actividades dentro de Grupo Cemex para incursionar en la campaña josefinista, pero resulta evidente que tendrá que trabajar horas extras. Por ejemplo, en el área de comunicación cuentan con una baraja de expertos que incluye a Irma Pía González, Eduardo Sastré, Rodolfo González, Maximiliano Cortázar, Juan Ignacio Zavala, Herminio Rebollo y Julio Di Bella… sin que todavía sea palpable un trabajo efectivo y contundente.
El equipo de comunicación opera fraccionado. Y la estrategia de la campaña corre en carriles distintos al de la estrategia política, ésta sí en manos de leales operadores partidistas. Pero allí no están los principales males de los afanes panistas, comentan en la cúpula partidista.
“Sobre todo, está la falta de definición de la candidata”, juzgan, “sigue sin entender que plantear un dilema, que por ello no ha sido efectiva su campaña”.
Y se miran en el espejo del obradorismo, que puede gustar o repulsar, depende el cristal con el que se le mire. “Los electores tienen perfectamente claro quién es y qué propone Andrés
Manuel López Obrador. Y con Josefina no sucede igual”.
Al argumento, sigue un reclamo. “Vázquez Mota”, lamentan, “no comprendió que la continuidad era su único argumento de venta. Quiso ser tan diferente, que se olvidó de los logros del calderonismo”.
Por lo pronto, Vázquez Mota se enfila a completar la segunda fase de su campaña ubicada en el tercer lugar de la contienda. Este viernes 18 estará en Acapulco y Cuautla; el sábado 19 continuará en Morelia y Sahuayo. Y el domingo 20 se trasladará a Sinaloa. Los lugares y horarios aun están por definirse, en una agenda que siempre está sujeta a cambios de último momento.
EFECTOS SECUNDARIOS
DECISIÓN. En la cúpula calderonista dan por hecho la inminente consignación del expediente en contra del general Felipe Ángeles y saben que causará un golpe de efecto fulminante a quienes controlan el corredor Chiapas-Tamaulipas-Europa. La justicia militar entra en acción. Ahora sólo falta que la PGR haga lo propio con los civiles implicados en este caso.
REQUERIMIENTOS. ¿Será cierto –como lo es– que el gobernador de Puebla, Rafael Moreno-Valle, solicita que haya un espejo de cuerpo entero en todos los foros a los que lo invitan, ya sean de empresarios, organizaciones de la sociedad civil o instituciones académicas? Eso sí, su staff se encarga del make-up.
DOMADOR. Ni tardo ni perezoso, el candidato perredista a la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, comenzó su periplo para recuperar el control político de esa demarcación, después de 15 años de victorias ininterrumpidas del PAN. Y con el respaldo de Miguel Ángel Mancera y la plana mayor del Movimiento Progresista a Jefe de Gobierno del Distrito Federal, quiere plantarse como el rival del panista Miguel Ángel Errasti. Por lo pronto, claramente se ha diferenciado del abanderado priísta, Xavier González Zirión. “No es con PAN o circo como se resolverán los grandes problemas que aquejan a la demarcación, sino con oficio político, responsabilidad y mucho trabajo”, sentenció.
Comentarios