Fuentes y los otros dolientes

Martha Anaya / El Alhajero

Aplausos, goyas, rezos, despedidas, cientos de voces que susurran “gracias maestro”, miradas que penetran el féretro de madera envuelto en la bandera nacional y siguen su marcha.

La despedida a Carlos Fuentes de lo más que emotiva. Al inicio, resguardado el Palacio de Bellas Artes por el Estado Mayor presidencial. Vallas y vallas impidiendo el paso de los miles que se dieron que se cita y que al caer la tarde aún hacían fila para el último adiós.

Después, alejado alejados los del poder, comenzaron las goyas de los universitarios a las puertas del palacio. Ellos dieron el banderazo para que entonces la gente común y corriente se arremolinara ante las puertas y demandara a gritos su apertura. Entonces comenzó otro desfile, el de “los otros dolientes”, el de aquellos que no necesariamente portaban vestimenta negra ni formaban parte de la familia, ni eran cercanos al círculo del escritor. Eran simplemente sus lectores.

“Mi hija se llama Aura refería una mujer ante el propio rector de la UNAM, José Narro, cuando éste abandonaba el lugar. Miguel Alemán Velasco, con los anegados en llanto, apenas alcanzaba a balbucear algunas palabras al mirar aquella multitud y regresar sobre los pasos que, una vez más, lo había llevado hasta ese palacio en un homenaje luctuoso.

Pero aquellos, “los otros dolientes”, como los llamaría la maestra Eugenia Garza, habían llegado desde temprana hora –y seguirían arribando hasta caer la tarde- con ansias de decirle al autor de La región más transparente, de La muerte de Artemio Cruz, de La silla del águila y de tantas otras obras, un simple: “No te vamos a olvidar”, o bien “eres uno de los Grandes”, y peticiones como: “Sigue escribiendo desde el cielo”, “cuida de nosotros desde donde estés”, “Fuentes, eres un chingón, ¿por qué te fuiste ahorita?”.

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LARGA LISTA DE PERSONAJES.- Federico Reyes Heroles hacía las veces de anfitrión en el vestíbulo de Bellas Artes. Recibía a personajes de distintos ámbitos, lo mismo pintores que escultores, artistas, escritores o políticos.

Y es que a rendir un último homenaje a Carlos Fuentes llegarían desde el presidente de la República, Felipe Calderón y figuras como Eduardo Matos Moctezuma, Diego Valadés, Juan Ramón de la Fuente, Fernando Macotela, María Rojo, Elena Poniatowska, María Luisa Mendoza, Juan José Bremen, Paz García Diego, Fernando Macotela, Rafael y José María Pérez Gay, Héctor Aguilar Camín, que los embajadores de Francia, Chile y del Reino Unido.

Silvia Lemus, su viuda, apenas podía hablar. Sus grandes lentes oscuros apenas podían disimular las lágrimas que corrían de sus ojos. Y ante ella presentaban sus condolencias Arturo Rosetón, Gerardo Estrada, Enrique Barrios, Manuel Arango, Paulina Lavista, Antonio Tenorio, Luis Ortíz Monasterio, Enrique Barrios, Sergio Autoresy, Bertha Zea, Jaime Labastida, Teresa Uriarte, Denise Dresser, Miguel Limón, Joaquín Diez Canedo, Marina Stavenhaguen, Porfirio Muñoz Ledo, Eduardo Langagne, Martí Soler, Héctor Vasconcelos, Federico Campbell.

En unos y otros se repetía la idea: “Se fue antes de tiempo”.

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SON PURAS PRESIONES INTERNAS.- Según fuentes panistas, los grupos duros del PAN están presionando para evitar que “tiren” a algunos de los candidatos a las gubernaturas que andan abajo en las preferencias electorales.

De ahí que, dicen, golpearon en lo más alto: la candidatura de Josefina Vázquez Mota, para parar esas intentonas. Según estas fuentes, todos los candidatos a gobernadores del PAN permanecerán en sus puestos.

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GEMAS: Regalo del escritor Darío Fo: “Fuentes era sobre todo un verdadero escritor”.

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