Escote, disculpa y machismo

Lucía Lagunes Huerta

Tras el debate del escote, el vestido y la edecán, ayer el IFE se deslinda de una decisión de la producción a la cual le dejó el primer debate presidencial. De lo que no puede deslindarse el instituto es su falta de seguimiento ante un acto político electoral donde él es la cabeza del proceso.

El IFE no puede eludir su responsabilidad, si bien no contrató a la edecán sí dejó en manos de una productora un acto político de gran trascendencia, como si fuera la producción de un espectáculo menor.

Julia Orayen ganó por su presencia en el debate 7 mil pesos (3,500 por cada llamado), explicó el productor durante la entrevista con la periodista Carmen Aristegui este martes.

El monto total que le pagaron a la productora con fondos públicos fue de 240 mil pesos más IVA. Cualquier error tendría repercusiones no menores, eso lo sabía el IFE y la productora.

Sin duda este debate pasará a la historia no como el de las grandes propuestas, sino donde el machismo y el sexismo hicieron gala. Una modelo, un escote y un vestido blanco serán, sin duda, las imágenes de la posteridad, como las frases que en torno a ello se dicen y muestran el sexismo puro.

Hay de todo, desde la vulgaridad del caló, hasta un presidenciable subido en los cuernos de la luna que no tiene rubor de mostrar su machismo.

Gabriel Quadri ha dicho de todo, que la presencia de Julia fue la pimienta que le dio sabor al debate, y asegura que fue “una buena ocurrencia de los organizadores”, por ello pedirá que en los próximos debate haya más “playmates”.

Si este es el candidato del partido que supuestamente abandera la defensa de la educación, el ciudadano que nos defiende y en cuyo spot electoral uno de los temas es la violencia contra las mujeres, ¿qué podemos esperar?

Quadri, con sus expresiones, concentra todo lo que ha generado la presencia de Julia: banalizar la discusión política para concentrarla en el espectáculo sexista del escote, el vestido blanco y el cuerpo de una mujer, usado como instrumento.

Nada más lamentable para este primer debate. El IFE incurrió en una falta de seguimiento casual o intencional que concentró la discusión en la edecán.

Pero además con un párrafo busca eludir su responsabilidad en el proceso dejando a la productora como la mala de la película.

Más allá de Julia, la preparación del próximo debate debe contar con un seguimiento puntual del IFE para que las pifias se queden fuera y el nivel de la discusión se eleve.

rylcolikes.com

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