Samuel García
El 23 de mayo de 2009 Eduardo Castro-Wright, vicepresidente de Wal Mart Stores le dijo en una entrevista a Adam Bryant del diario The New York Times: “La lección más importante que he aprendido es a predicar con el ejemplo. No hay nada que destruya más la credibilidad que no ser capaz de mirar a alguien a los ojos que ha puesto su confianza en usted. El liderazgo es confianza. Se trata de ser capaz de hacer que la gente vaya a lugares que nunca pensaron que podrían ir. No pueden hacer eso si no confían en ti”.
Casi tres años después, el 21 de abril de 2012, el periodista David Barstow del mismo diario estadounidense, sacudió a la corporación comercial más grande del mundo al revelar que durante la presidencia ejecutiva de Castro-Wright, Wal Mart de México había destinado millones de dólares en sobornos a diversas autoridades mexicanas para obtener licencias que agilizaran la apertura de tiendas en todo el país. De la investigación periodística se desprende que Castro-Wright impulsó estos actos de corrupción que datan del periodo en que presidió Wal Mart de México, entre 2001 y 2005, y logró que sus superiores del consejo directivo en Arkansas ocultaran los hechos e incluso le premiaran al ascenderlo a Vicepresidente de la compañía en 2008 por su destacada labor de expansión en el mercado mexicano, convirtiéndose en un firme candidato a la dirección ejecutiva de Wal Mart a nivel global.
Aquel discurso sobre la confianza y el liderazgo que Eduardo Castro-Wright le planteó a Bryant, quedó hecho trizas ante las revelaciones de Barstow.
Hoy Eduardo Castro-Wright no aparece por ningún lado. Wal Mart Stores se ha encargado de ocultarle en medio del vendaval de investigaciones y acusaciones que recaen sobre la compañía en el ánimo de reducir al mínimo –como si eso fuera posible- la exposición de un escándalo que ha llevado a que algunos inversionistas institucionales, como los fondos de pensiones de Nueva York y California, promuevan entre los accionistas la destitución del CEO, Michael Terry Duke, y de algunos de sus ejecutivos de alto nivel, de cara a la asamblea anual de accionistas que se llevará a cabo el próximo 1 de junio.
Lo único que se ha conocido de Eduardo Castro-Wright, desde que el NYT reveló el escándalo de corrupción, es su renuncia al Consejo de Administración de MetLife y de Metropolitan Life Insurance “por razones personales”.
Sin embargo en Ecuador, su país natal, los efectos del caso de corrupción de Wal Mart no han pasado desapercibidos, dado que su familia –la familia Wrigth- es una de las más poderosas e influyentes y poseedora del mayor conglomerado comercial del país andino.
A raíz del escándalo de los sobornos el periodista ecuatoriano Hernán Ramos, quien ha publicado ampliamente sobre los orígenes de Castro-Wright, ha recibido diversos mensajes de la familia, mismos que publica en su blog ‘Rienda Suelta’. En uno de los mensajes un familiar quien asegura haber hablado con Eduardo Castro-Wright dice, “he hablado con él y me asegura que la realidad se conocerá oportunamente, que se trata de una infamia y que su nombre quedará limpio”.
Eso lo determinarán las investigaciones en curso.
El 23 de mayo de 2009 Eduardo Castro-Wright, vicepresidente de Wal Mart Stores le dijo en una entrevista a Adam Bryant del diario The New York Times: “La lección más importante que he aprendido es a predicar con el ejemplo. No hay nada que destruya más la credibilidad que no ser capaz de mirar a alguien a los ojos que ha puesto su confianza en usted. El liderazgo es confianza. Se trata de ser capaz de hacer que la gente vaya a lugares que nunca pensaron que podrían ir. No pueden hacer eso si no confían en ti”.
Casi tres años después, el 21 de abril de 2012, el periodista David Barstow del mismo diario estadounidense, sacudió a la corporación comercial más grande del mundo al revelar que durante la presidencia ejecutiva de Castro-Wright, Wal Mart de México había destinado millones de dólares en sobornos a diversas autoridades mexicanas para obtener licencias que agilizaran la apertura de tiendas en todo el país. De la investigación periodística se desprende que Castro-Wright impulsó estos actos de corrupción que datan del periodo en que presidió Wal Mart de México, entre 2001 y 2005, y logró que sus superiores del consejo directivo en Arkansas ocultaran los hechos e incluso le premiaran al ascenderlo a Vicepresidente de la compañía en 2008 por su destacada labor de expansión en el mercado mexicano, convirtiéndose en un firme candidato a la dirección ejecutiva de Wal Mart a nivel global.
Aquel discurso sobre la confianza y el liderazgo que Eduardo Castro-Wright le planteó a Bryant, quedó hecho trizas ante las revelaciones de Barstow.
Hoy Eduardo Castro-Wright no aparece por ningún lado. Wal Mart Stores se ha encargado de ocultarle en medio del vendaval de investigaciones y acusaciones que recaen sobre la compañía en el ánimo de reducir al mínimo –como si eso fuera posible- la exposición de un escándalo que ha llevado a que algunos inversionistas institucionales, como los fondos de pensiones de Nueva York y California, promuevan entre los accionistas la destitución del CEO, Michael Terry Duke, y de algunos de sus ejecutivos de alto nivel, de cara a la asamblea anual de accionistas que se llevará a cabo el próximo 1 de junio.
Lo único que se ha conocido de Eduardo Castro-Wright, desde que el NYT reveló el escándalo de corrupción, es su renuncia al Consejo de Administración de MetLife y de Metropolitan Life Insurance “por razones personales”.
Sin embargo en Ecuador, su país natal, los efectos del caso de corrupción de Wal Mart no han pasado desapercibidos, dado que su familia –la familia Wrigth- es una de las más poderosas e influyentes y poseedora del mayor conglomerado comercial del país andino.
A raíz del escándalo de los sobornos el periodista ecuatoriano Hernán Ramos, quien ha publicado ampliamente sobre los orígenes de Castro-Wright, ha recibido diversos mensajes de la familia, mismos que publica en su blog ‘Rienda Suelta’. En uno de los mensajes un familiar quien asegura haber hablado con Eduardo Castro-Wright dice, “he hablado con él y me asegura que la realidad se conocerá oportunamente, que se trata de una infamia y que su nombre quedará limpio”.
Eso lo determinarán las investigaciones en curso.
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