Elba, de panzazo

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

Tarde me senté a ver De panzazo, documental donde Carlos Loret de Mola y Juan Pablo Rulfo exhiben con elegancia y un dejo de tristeza lo que los gobiernos y el SNTE han hecho de la educación en México. Confirmo la opinión reiteradamente manifestada: Elba Esther Gordillo ha envilecido al magisterio, a las mujeres, pero sobre todo a los mexicanos que han pasado por las aulas desde que decidieron entregarle el sindicato.

Que no eludan responsabilidades. Se afirma que la maestra milagrosa recibe, como factótum sindical, seis millones de pesos diarios en cuotas sindicales, pero desconoce cuántos afiliados hay en el SNTE, cuántos maestros llegan a las aulas durante el calendario escolar. El colmo es que ese significativo dato también lo desconoce el gobierno, el Estado, como se lo confirmó el entonces secretario de Educación, Alonso Lujambio, a Carlos Loret de Mola.

¿Cómo es posible que la Tesorería de la Federación, la SEP, el SAT y la Secretaría de Hacienda toleren que se ingresen las cuotas sindicales a las arcas del SNTE, si todos desconocen cuántos maestros tiene el sistema? ¿Cómo llegan a establecer las cifras y determinar por cuántos afiliados al sindicato es que se enteran esas cuotas sindicales?

La ignorancia de muchos de los docentes se hace manifiesta a lo largo del documental. Brilla el maestro de Yucatán. Ahora se entienden las razones de la profesora Elba Esther Gordillo para negarse a la evaluación universal. No la resisten.

¿Qué hacer? Uno de los asistentes a la exhibición privada de De panzazo, en cuanto terminó la proyección y se encendieron las luces, dijo que la única manera de que ese crimen en contra de los mexicanos cese, es que Elba Esther Gordillo sea sometida a idéntica cura a sufrida por Alex, el protagonista de La naranja mecánica, creado y eternizado por la pluma de Anthony Burgess y la imagen de Stanley Kubrik.

Se trata de la técnica de Ludovico. Sentar a Elba en un sillón más cómodo que en el que sentaron al protagonista, abrirle los párpados y, en lugar de música clásica y escenas de violencia, obligarla a escuchar canciones de protesta y ver por la eternidad ese magnífico documental, para que cuando rinda el cuerpo y su espíritu deambule eternamente, sepa que se debe a la ignorancia que contribuyó a inocular en los niños de México.

Pero claro que nada ocurrirá a la maestra milagrosa, que sabe muy bien cómo invertir -en el arte del control del poder- las cuotas sindicales, para que reditúen en más poder, en un partido político, en beneficios económicos procedentes de recursos fiscales, que por ley se conceden a quienes logran dos por ciento o más en la elección federal.

Además, prudente sería que Gabriel Quadri explicara a su esposa y a sus hijos cuál es su verdadero papel en esta contienda, pero a lo peor no les importa, porque solucionarán de por vida sus problemas económicos, aunque no los existenciales.

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