Ricardo Alemán
La primera señal de una crisis de supervivencia en el Partido Acción Nacional, la hizo pública su ex presidente, Germán Martínez, quien dijo –en un artículo del diario Reforma el pasado lunes 14 –, que sólo era cuestión de tiempo para que “le pidan declinar su candidatura” a Josefina Vázquez Mota.
No dice quien, pero el otrora ideólogo de los “calderonistas” aventura que “la mano que mecerá la cuna” para pedirle a la señora Vázquez Mota que renuncie, será “algún actor político, un equilibrista intelectual o un empresario”.
Pero Martínez Cázares no se queda en eso. Va más allá al comentar que está listo el escenario para justificar la caída de la candidata presidencial del PAN; “las campañas no prenden”, “las encuestas no se mueven”, “los partidos están desgastados” y “todo un cóctel antipartidista”, para crear una fuerza ciudadana opositora, capaz de derrotar de nueva cuenta al PRI.
Y luego de criticar con severidad que ya existen panistas listos a escuchar el canto de esas sirenas –que según el ex presidente del partido azul, son sirenas que vienen de las llamadas izquierdas –, Germán Martínez advierte que no, que con AMLO y con el lopezobradorismo, “ni a la esquina”.
Apareció el peine
Y a Martínez Cázares se le pueden cuestionar muchas cosas –incluida una desastrosa gestión al frente del PAN–, pero nadie le puede imputar que sea un político tonto, desinformado o estúpido. Y de nueva cuenta tuvo razón.
Apenas horas después de que su artículo prendió todos los focos rojos en el PAN y en la candidatura presidencial de la señora Josefina Vázquez Mota, apareció el político –en este caso, la mujer de la política y el poder absoluto –, que prácticamente pidió la rendición de la plaza, no al PAN, tampoco a Josefina Vázquez Mota, sino al presidente Calderón.
En la casa de Calderón, y en su cara –en la celebración del Día del Maestro –, la profesora Gordillo ofreció la narrativa que, en su opinión, justifica que el verdadero jefe de los azules, el presidente, retire de la candidatura a la señora Vázquez Mota. ¿Qué dijo la señora Gordillo?
Poca cosa, que la candidata Vázquez Mota es una mujer envilecida, de cortedad de miras, que no ve más allá que sus ambiciones personalísimas, carente de autoridad moral, y que se roba ideas ajenas, además de que es mezquina y chantajista. Todos esos “atributos” le descubrió “la profesora” a la candidata presidencial del PAN. ¿Y que significa todo eso?
Pues eso, en el lenguaje político, es la invitación al presidente –por parte de la poderosa señora Gordillo–, para que le quite la candidatura a Josefina. ¡Así o más claro!
Presidente pasmado
Y no sabemos si debido a una muy oculta estrategia, al pasmo propio del reclamo o, de plano, a la debilidad de Felipe Calderón, pero lo cierto es que el jefe real de los azules no dijo “ni pío”. Calladito se ve más bonito, parece que le dijeron.
No acusó recibo, no le respondió a la señora Gordillo, no alzó las cejas y menos mostró enojo. Peor aún, los jefes del PAN, los estrategas de la campaña de la señora Vázquez y los siempre oportunistas gobernadores, senadores y diputados azules, tampoco dijeron nada. Es decir, todos en el PAN prefirieron callar, ante el reclamo público de que la señora candidata del PAN deje el cargo.
¿Por qué el silencio ensordecedor de la claque azul? ¿Acaso ya decidió el presidente Calderón rendir la plaza? ¿Qué hay a cambio? ¿Dónde están los jefes custodios del PAN, los Bravo Mena, los Creel, los H. Álvarez..? Por lo pronto, el ex presidente del PAN, Manuel Espino –junto con su claque de oportunistas –, emprenderá la fuga rumbo al PRI de Enrique Peña Nieto. Señal de que el barco azul hace agua.
El clima Colosio
Y mientras que todo lo anterior ocupa la escena mediática del proceso electoral presidencial, en los sótanos de la política el clima electoral vive la peor saturación. De hecho, no pocos observadores dicen que se respira un clima que otros ya habían visto.
Lo cierto es que se vive el momento más peligroso del proceso electoral. ¿Y cual es ese momento?
Resta poco más de una semana para que, de manera legal, se pueda hacer el cambio de un candidato presidencial. Y eso convierte al proceso en uno en donde todo puede pasar. Y todo es todo, incluida una deliberada tragedia.
Esto sin contar que en las alcantarillas del poder, los grupos políticos emparentados con el llamado lopezobradorismo, viven un frenesí propio de sacrificio a los dioses. Es decir, preparan los escenarios para la gran revelación. ¿Cuál revelación?
Dicen que las condiciones están dadas para reventar la elección; para mover piquetes de provocadores en torno a los candidatos del PRI, para exaltar las conciencias colectivas y hacer creer que “la gente” no quiere que regrese el PRI, más allá de lo que dicen las encuestas y de lo que digan las urnas.
Y debe repetirse cuantas veces sea necesario. Se vive el momento más delicado, más peligroso, más grave de la elección presidencial; aquel momento en donde todo puede pasar. Y todo es todo.
¿Quién será el valiente en salir a dar la cara, a contener los demonios que ya danzan en torno a la pira donde pudiera ser sacrificada la democracia mexicana? Al tiempo.
Se acuerdan
Hace exactamente seis años, El Universal publicó la primera encuesta que colocaba a Felipe Calderón por encima de Andrés Manuel López Obrador.
Luego de semanas de alternar entre el empate y una ligera ventaja a favor del amarillo, el 15 de mayo de 2006, la encuesta nacional de El Universal puso a Obrador en su punto más bajo de la campaña y a Felipe Calderón, por primera vez, en el primer lugar.
Por otro lado, en estas fechas pero hace seis años, el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, entregó al Congreso local la cuenta pública de 2005; esto con el objetivo de que los diputados del PRD, PAN y PT pudieran analizar “con lupa” los gastos de su antecesor, Arturo Montiel.
Por cierto… no fue hace seis, sino doce años, en medio de su campaña presidencial, Gilberto Rincón Gallardo visitó el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Y a pesar de que el candidato del Partido Democracia Social había sido invitado por la institución, Rincón Gallardo no logró decir ni el título de su propuesta de gobierno.
Al grito de “¡Fuera político de Gobernación!” Y “¡Rincón, culero, mejor vete a la Ibero!”, el ex preso político salió entre empujones, golpes y patadas.
En aquella ocasión, luego de la trifulca, 517 académicos de la UNAM publicaron un desplegado ofreciendo disculpas al candidato.
La primera señal de una crisis de supervivencia en el Partido Acción Nacional, la hizo pública su ex presidente, Germán Martínez, quien dijo –en un artículo del diario Reforma el pasado lunes 14 –, que sólo era cuestión de tiempo para que “le pidan declinar su candidatura” a Josefina Vázquez Mota.
No dice quien, pero el otrora ideólogo de los “calderonistas” aventura que “la mano que mecerá la cuna” para pedirle a la señora Vázquez Mota que renuncie, será “algún actor político, un equilibrista intelectual o un empresario”.
Pero Martínez Cázares no se queda en eso. Va más allá al comentar que está listo el escenario para justificar la caída de la candidata presidencial del PAN; “las campañas no prenden”, “las encuestas no se mueven”, “los partidos están desgastados” y “todo un cóctel antipartidista”, para crear una fuerza ciudadana opositora, capaz de derrotar de nueva cuenta al PRI.
Y luego de criticar con severidad que ya existen panistas listos a escuchar el canto de esas sirenas –que según el ex presidente del partido azul, son sirenas que vienen de las llamadas izquierdas –, Germán Martínez advierte que no, que con AMLO y con el lopezobradorismo, “ni a la esquina”.
Apareció el peine
Y a Martínez Cázares se le pueden cuestionar muchas cosas –incluida una desastrosa gestión al frente del PAN–, pero nadie le puede imputar que sea un político tonto, desinformado o estúpido. Y de nueva cuenta tuvo razón.
Apenas horas después de que su artículo prendió todos los focos rojos en el PAN y en la candidatura presidencial de la señora Josefina Vázquez Mota, apareció el político –en este caso, la mujer de la política y el poder absoluto –, que prácticamente pidió la rendición de la plaza, no al PAN, tampoco a Josefina Vázquez Mota, sino al presidente Calderón.
En la casa de Calderón, y en su cara –en la celebración del Día del Maestro –, la profesora Gordillo ofreció la narrativa que, en su opinión, justifica que el verdadero jefe de los azules, el presidente, retire de la candidatura a la señora Vázquez Mota. ¿Qué dijo la señora Gordillo?
Poca cosa, que la candidata Vázquez Mota es una mujer envilecida, de cortedad de miras, que no ve más allá que sus ambiciones personalísimas, carente de autoridad moral, y que se roba ideas ajenas, además de que es mezquina y chantajista. Todos esos “atributos” le descubrió “la profesora” a la candidata presidencial del PAN. ¿Y que significa todo eso?
Pues eso, en el lenguaje político, es la invitación al presidente –por parte de la poderosa señora Gordillo–, para que le quite la candidatura a Josefina. ¡Así o más claro!
Presidente pasmado
Y no sabemos si debido a una muy oculta estrategia, al pasmo propio del reclamo o, de plano, a la debilidad de Felipe Calderón, pero lo cierto es que el jefe real de los azules no dijo “ni pío”. Calladito se ve más bonito, parece que le dijeron.
No acusó recibo, no le respondió a la señora Gordillo, no alzó las cejas y menos mostró enojo. Peor aún, los jefes del PAN, los estrategas de la campaña de la señora Vázquez y los siempre oportunistas gobernadores, senadores y diputados azules, tampoco dijeron nada. Es decir, todos en el PAN prefirieron callar, ante el reclamo público de que la señora candidata del PAN deje el cargo.
¿Por qué el silencio ensordecedor de la claque azul? ¿Acaso ya decidió el presidente Calderón rendir la plaza? ¿Qué hay a cambio? ¿Dónde están los jefes custodios del PAN, los Bravo Mena, los Creel, los H. Álvarez..? Por lo pronto, el ex presidente del PAN, Manuel Espino –junto con su claque de oportunistas –, emprenderá la fuga rumbo al PRI de Enrique Peña Nieto. Señal de que el barco azul hace agua.
El clima Colosio
Y mientras que todo lo anterior ocupa la escena mediática del proceso electoral presidencial, en los sótanos de la política el clima electoral vive la peor saturación. De hecho, no pocos observadores dicen que se respira un clima que otros ya habían visto.
Lo cierto es que se vive el momento más peligroso del proceso electoral. ¿Y cual es ese momento?
Resta poco más de una semana para que, de manera legal, se pueda hacer el cambio de un candidato presidencial. Y eso convierte al proceso en uno en donde todo puede pasar. Y todo es todo, incluida una deliberada tragedia.
Esto sin contar que en las alcantarillas del poder, los grupos políticos emparentados con el llamado lopezobradorismo, viven un frenesí propio de sacrificio a los dioses. Es decir, preparan los escenarios para la gran revelación. ¿Cuál revelación?
Dicen que las condiciones están dadas para reventar la elección; para mover piquetes de provocadores en torno a los candidatos del PRI, para exaltar las conciencias colectivas y hacer creer que “la gente” no quiere que regrese el PRI, más allá de lo que dicen las encuestas y de lo que digan las urnas.
Y debe repetirse cuantas veces sea necesario. Se vive el momento más delicado, más peligroso, más grave de la elección presidencial; aquel momento en donde todo puede pasar. Y todo es todo.
¿Quién será el valiente en salir a dar la cara, a contener los demonios que ya danzan en torno a la pira donde pudiera ser sacrificada la democracia mexicana? Al tiempo.
Se acuerdan
Hace exactamente seis años, El Universal publicó la primera encuesta que colocaba a Felipe Calderón por encima de Andrés Manuel López Obrador.
Luego de semanas de alternar entre el empate y una ligera ventaja a favor del amarillo, el 15 de mayo de 2006, la encuesta nacional de El Universal puso a Obrador en su punto más bajo de la campaña y a Felipe Calderón, por primera vez, en el primer lugar.
Por otro lado, en estas fechas pero hace seis años, el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, entregó al Congreso local la cuenta pública de 2005; esto con el objetivo de que los diputados del PRD, PAN y PT pudieran analizar “con lupa” los gastos de su antecesor, Arturo Montiel.
Por cierto… no fue hace seis, sino doce años, en medio de su campaña presidencial, Gilberto Rincón Gallardo visitó el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Y a pesar de que el candidato del Partido Democracia Social había sido invitado por la institución, Rincón Gallardo no logró decir ni el título de su propuesta de gobierno.
Al grito de “¡Fuera político de Gobernación!” Y “¡Rincón, culero, mejor vete a la Ibero!”, el ex preso político salió entre empujones, golpes y patadas.
En aquella ocasión, luego de la trifulca, 517 académicos de la UNAM publicaron un desplegado ofreciendo disculpas al candidato.
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