Pedro Echeverría V.
1. Carlos Slim, el dueño de Teléfonos y el hombre más rico del mundo, no puede contra el monopolio Televisa. El control absoluto de la TV (junto a TV Azteca) -y del 98 por ciento de la conciencia de la población- le permite a Emilio Azcárraga (magnate de Televisa) burlarse de todos los poderes, en especial del Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Por fin Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el candidato de Movimiento Progresista, ha comenzado a pensar que Enrique Peña Nieto -candidato del PRI- será impuesto por Televisa y explica que eso es fácil por su enorme poder. ¡Qué bueno que AMLO deja de hacerse ilusiones ante una realidad evidentísima! Desde antes de iniciarse la campaña las encuestadoras bien financiadas, colocaron a Peña Nieto en primer lugar y a López Obrador en tercero con una desventaja de más de 25 puntos. ¿Qué pasaría si AMLO se retira de la campaña y traza un Plan B teniendo como centro la movilización.
2. Lo mismo le sucedió al candidato progresista Cuauhtémoc Cárdenas en 1994 después del fraude electoral que sufrió en 1988 y que le dio la Presidencia a Carlos Salinas. Yo jamás atribuyo esto tontamente a personas malas o buenas sino a la estrategia global de los aparatos que controlan el poder, esto que llaman “poderes fácticos” o poder político, poder empresarial o trasnacional. No es que Cárdenas o AMLO se hayan equivocado al adoptar una u otra táctica política o decir algo indebido, sino que es una estrategia de la gran burguesía que en la realidad mexicana no está dispuesta a aceptar nada que tenga aunque fuera un pequeño olor, a izquierda o a socialismo. Pienso que en la historia política de México -acostumbrados los mexicanos por muchas décadas- a no pensar, no participar, pero sobre todo a vivir de lo que otorga el poder, del presidencialismo, se ha registrado la indolencia política que se manifiesta en aceptar todo lo que suceda: “dios siempre proveerá”.
3. “Y que se tome en cuenta el enorme poder de la televisión y las grandes cantidades de dinero que recibe para promover a sus candidatos, hoy Peña Nieto”, reitera ampliamente AMLO. Y es obvio, si el hombre más rico del mundo no ha podido con Televisa, ¿cómo AMLO sin la propaganda por TV y radio, sin los helicópteros y aviones, sin los centenares de autobuses para acarrear gente y el dinero para comprar votos que posee Peña Nieto, podría ganar los comicios de 2012? Por cierto al multimillonario Slim, poseedor de mil y una propiedades, se le preguntó acerca de quién es su candidato y él respondió -como cualquier negociante- que “el que gane”. El presidente Fox le suspendió de un borrón a Televisa los impuestos que pagaba; el presidente Calderón ha consolidado el dominio de Televisa, así que el próximo presidente, Peña Nieto, será directamente el hombre de Televisa. ¿Puede olvidarse al presidente italiano Berlusconi y su mafia televisiva?
4. En la década de los setenta se demostró que la izquierda estaba muy preparada para las huelgas, las manifestaciones, los mítines, los plantones, para enfrentarse a las fuerzas represivas, pero de ninguna manera para los procesos electorales. Se acostumbró a analizar, a discutir, a confrontar sus ideas pero de manera libre, sin trabas y reglamentos como los que se imponen en los congresos o parlamentos; pero de pronto la clase dominante, ante sus crisis electorales y de representatividad, creó un “nuevo sistema electoral” en 1977 abriendo sus puertas a diputados de minoría o de partido, sean de derecha y de izquierda; ofreció a los partidos subsidios y televisión, además de reformas para que las minorías entren al parlamento. El 80 por ciento de la izquierda le entró a la reforma del gobierno y el 20 por ciento, que escogió (o escogimos) seguir en la lucha social y no participar en los procesos electorales, quedamos muy aislados de la nueva socialdemocracia.
5. Hoy, después de 35 años con las experiencias de campañas presidenciales con Cárdenas (tres procesos electorales) y López Obrador (dos procesos), además de 10 grupos de diputaciones y cinco senadurías socialdemócratas (1000 diputados y 100 senadores) no se puede decir que las posiciones de izquierda socialdemócrata hayan avanzado dentro de la estructura capitalista. Han servido más bien para convalidar los acuerdos entre el PRI y el PAN, a pesar de que haya muchas quejas y lloriqueos por las derrotas. La izquierda de los sesenta y setenta jamás luchó en los procesos electorales porque era semilegal y muy reprimida, pero sí ayudó a muchos movimientos en Puebla, Guerrero, Sinaloa, Michoacán, al movimiento ferrocarrilero de 1958-59, al magisterial-estudiantil de 1956-56, al médico de 1965, al movimiento estudiantil de 1968 y a las guerrillas rurales y urbanas de los setenta.
6. López Obrador tiene razón: “el poder de Televisa (junto a TV Azteca) es aplastante” porque es el poder difusor de la ideología, del pensamiento y del consumismo del capitalismo; más si ese poder se extiende entre el 98 por ciento de la población donde la radio apenas alcanza el 50 por ciento y la prensa escrita menos de tres de cada 100. Pero AMLO, siempre lleno de entusiasmo y optimismo, se niega a aceptar que después de seis años de visitar casi diariamente las comunidades de todos el país (con el silencio absoluto de los medios de información) hayan candidatos como Peña Nieto del PRI y Josefina Vázquez del PAN -que apenas están conociendo algunas ciudades del país- estén muy por encima de él en las encuestas que pueden ser mentirosas pero, al final, siempre han determinado los resultados en las elecciones. Las acusaciones contra López Obrador de ser violento, amigo de Chávez, de bloquear calles, han sido determinantes.
7. Las elecciones de 2012 son, al parecer, la última oportunidad que tiene López Obrador para conquistar la Presidencia; no se piensa que haya una tercera candidatura como sucedió con Cárdenas. Sería una real oportunidad si hubiese igualdad en recursos usados en la competencia, pero AMLO y todos los observadores sabemos que no hay tal igualdad y la retirada del proceso electoral de los partidos que compiten con el PRI sería totalmente justa. No pueden competir partidos u organizaciones pobres, de igual a igual, con un partido que cuenta con todos los recursos económicos y políticos, sobre todo con el gran poder de la televisión. La lucha contra el poder de Televisa y TV Azteca es esencial si se quiere vivir en medio de un pueblo independiente y solidario. ¿Qué pensarán AMLO y sus consejeros ante esa realidad que el mismo candidado del movimiento progresista comienza a reconocer?
1. Carlos Slim, el dueño de Teléfonos y el hombre más rico del mundo, no puede contra el monopolio Televisa. El control absoluto de la TV (junto a TV Azteca) -y del 98 por ciento de la conciencia de la población- le permite a Emilio Azcárraga (magnate de Televisa) burlarse de todos los poderes, en especial del Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Por fin Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el candidato de Movimiento Progresista, ha comenzado a pensar que Enrique Peña Nieto -candidato del PRI- será impuesto por Televisa y explica que eso es fácil por su enorme poder. ¡Qué bueno que AMLO deja de hacerse ilusiones ante una realidad evidentísima! Desde antes de iniciarse la campaña las encuestadoras bien financiadas, colocaron a Peña Nieto en primer lugar y a López Obrador en tercero con una desventaja de más de 25 puntos. ¿Qué pasaría si AMLO se retira de la campaña y traza un Plan B teniendo como centro la movilización.
2. Lo mismo le sucedió al candidato progresista Cuauhtémoc Cárdenas en 1994 después del fraude electoral que sufrió en 1988 y que le dio la Presidencia a Carlos Salinas. Yo jamás atribuyo esto tontamente a personas malas o buenas sino a la estrategia global de los aparatos que controlan el poder, esto que llaman “poderes fácticos” o poder político, poder empresarial o trasnacional. No es que Cárdenas o AMLO se hayan equivocado al adoptar una u otra táctica política o decir algo indebido, sino que es una estrategia de la gran burguesía que en la realidad mexicana no está dispuesta a aceptar nada que tenga aunque fuera un pequeño olor, a izquierda o a socialismo. Pienso que en la historia política de México -acostumbrados los mexicanos por muchas décadas- a no pensar, no participar, pero sobre todo a vivir de lo que otorga el poder, del presidencialismo, se ha registrado la indolencia política que se manifiesta en aceptar todo lo que suceda: “dios siempre proveerá”.
3. “Y que se tome en cuenta el enorme poder de la televisión y las grandes cantidades de dinero que recibe para promover a sus candidatos, hoy Peña Nieto”, reitera ampliamente AMLO. Y es obvio, si el hombre más rico del mundo no ha podido con Televisa, ¿cómo AMLO sin la propaganda por TV y radio, sin los helicópteros y aviones, sin los centenares de autobuses para acarrear gente y el dinero para comprar votos que posee Peña Nieto, podría ganar los comicios de 2012? Por cierto al multimillonario Slim, poseedor de mil y una propiedades, se le preguntó acerca de quién es su candidato y él respondió -como cualquier negociante- que “el que gane”. El presidente Fox le suspendió de un borrón a Televisa los impuestos que pagaba; el presidente Calderón ha consolidado el dominio de Televisa, así que el próximo presidente, Peña Nieto, será directamente el hombre de Televisa. ¿Puede olvidarse al presidente italiano Berlusconi y su mafia televisiva?
4. En la década de los setenta se demostró que la izquierda estaba muy preparada para las huelgas, las manifestaciones, los mítines, los plantones, para enfrentarse a las fuerzas represivas, pero de ninguna manera para los procesos electorales. Se acostumbró a analizar, a discutir, a confrontar sus ideas pero de manera libre, sin trabas y reglamentos como los que se imponen en los congresos o parlamentos; pero de pronto la clase dominante, ante sus crisis electorales y de representatividad, creó un “nuevo sistema electoral” en 1977 abriendo sus puertas a diputados de minoría o de partido, sean de derecha y de izquierda; ofreció a los partidos subsidios y televisión, además de reformas para que las minorías entren al parlamento. El 80 por ciento de la izquierda le entró a la reforma del gobierno y el 20 por ciento, que escogió (o escogimos) seguir en la lucha social y no participar en los procesos electorales, quedamos muy aislados de la nueva socialdemocracia.
5. Hoy, después de 35 años con las experiencias de campañas presidenciales con Cárdenas (tres procesos electorales) y López Obrador (dos procesos), además de 10 grupos de diputaciones y cinco senadurías socialdemócratas (1000 diputados y 100 senadores) no se puede decir que las posiciones de izquierda socialdemócrata hayan avanzado dentro de la estructura capitalista. Han servido más bien para convalidar los acuerdos entre el PRI y el PAN, a pesar de que haya muchas quejas y lloriqueos por las derrotas. La izquierda de los sesenta y setenta jamás luchó en los procesos electorales porque era semilegal y muy reprimida, pero sí ayudó a muchos movimientos en Puebla, Guerrero, Sinaloa, Michoacán, al movimiento ferrocarrilero de 1958-59, al magisterial-estudiantil de 1956-56, al médico de 1965, al movimiento estudiantil de 1968 y a las guerrillas rurales y urbanas de los setenta.
6. López Obrador tiene razón: “el poder de Televisa (junto a TV Azteca) es aplastante” porque es el poder difusor de la ideología, del pensamiento y del consumismo del capitalismo; más si ese poder se extiende entre el 98 por ciento de la población donde la radio apenas alcanza el 50 por ciento y la prensa escrita menos de tres de cada 100. Pero AMLO, siempre lleno de entusiasmo y optimismo, se niega a aceptar que después de seis años de visitar casi diariamente las comunidades de todos el país (con el silencio absoluto de los medios de información) hayan candidatos como Peña Nieto del PRI y Josefina Vázquez del PAN -que apenas están conociendo algunas ciudades del país- estén muy por encima de él en las encuestas que pueden ser mentirosas pero, al final, siempre han determinado los resultados en las elecciones. Las acusaciones contra López Obrador de ser violento, amigo de Chávez, de bloquear calles, han sido determinantes.
7. Las elecciones de 2012 son, al parecer, la última oportunidad que tiene López Obrador para conquistar la Presidencia; no se piensa que haya una tercera candidatura como sucedió con Cárdenas. Sería una real oportunidad si hubiese igualdad en recursos usados en la competencia, pero AMLO y todos los observadores sabemos que no hay tal igualdad y la retirada del proceso electoral de los partidos que compiten con el PRI sería totalmente justa. No pueden competir partidos u organizaciones pobres, de igual a igual, con un partido que cuenta con todos los recursos económicos y políticos, sobre todo con el gran poder de la televisión. La lucha contra el poder de Televisa y TV Azteca es esencial si se quiere vivir en medio de un pueblo independiente y solidario. ¿Qué pensarán AMLO y sus consejeros ante esa realidad que el mismo candidado del movimiento progresista comienza a reconocer?
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