Otto Schober / La Línea del Tiempo
En Inglaterra, en el siglo XVII, se dedicó un domingo para servir a la madre y los criados tenían permiso y el día pagado para ir a visitarlas. Esto fue extraordinario, porque les pagaban su día de trabajo, podían volver a la casa de sus familias y pasar el día con sus madres.
En Estados Unidos el primer día fue sugerido en 1872, por Julia Ward Howe como un día dedicado a la paz. El origen del día de la madre es la tierna historia de una joven que pierde prematuramente a su madre. Una que concibió la idea de dedicar un homenaje, un día sin igual, para rendirle tributo. La estadounidense Ana Jarvis de la ciudad de Filadelfia, luego de la muerte de su madre en 1905, decide escribir, a maestros, religiosos, políticos, abogados y otras personalidades, para que la apoyen en su proyecto de celebrar el día de la madre, en el aniversario de la muerte de su madre, el segundo domingo de mayo.
Tuvo muchas respuestas y en 1910, ya era celebrado en casi todos los estados de los Estados Unidos.
Viendo la joven Jarvis, la gran acogida que tuvo su iniciativa, logró que el Congreso de los Estados Unidos presentara un proyecto de ley a favor de la celebración del día de la madre en todos los Estados Unidos.
En 1914, luego de deliberar y aprobar el proyecto, el presidente Woodrow Wilson firmó la petición que proclamaba el día de la madre como día de fiesta nacional, que debía ser celebrado el segundo domingo del mes de mayo.
Posteriormente otros países se fueron sumando a la celebración y Ana Jarvis pudo ver a más de 40 países de diferentes partes del mundo, unirse a su idea, que no tenía otro fin que rendir homenaje y enaltecer a ese ser que da parte de su ser para dar vidas, y aún su vida por el fruto de sus entrañas.
En México, hace ya algunos años, en 1922, un periodista que laboraba como director del periódico de circulación nacional, el “Excélsior” de la Ciudad de México, don Rafael Alducín, acogió con entusiasmo la idea que desde un año antes tuvo un obrero de esa casa editorial, cuyo nombre el tiempo lo ha perdido, de señalar un día del año para rendir merecido homenaje a las madrecitas mexicanas, lanzando una convocatoria el 13 de abril de 1922 y como resultado de la misma se escogió el día 10 del mes de mayo.
Siendo instituida en todo el país, por disposiciones del entonces secretario de educación pública, el Lic. José Vasconcelos.
Diez años después, en 1932, la misma casa editorial propuso la construcción de un monumento en honor de las madres; proyecto que se consolidó durante el gobierno del presidente Miguel Alemán.
En 1975, esta casa editorial se dedicó a promover a través de festivales infantiles, cartas de hijos a madres y todo aquello que reforzara el carácter inseparable del binomio madre-hijo. Desde entonces, es una tradición de 90 años, el festejar en México a la reina del hogar en este día.
En Inglaterra, en el siglo XVII, se dedicó un domingo para servir a la madre y los criados tenían permiso y el día pagado para ir a visitarlas. Esto fue extraordinario, porque les pagaban su día de trabajo, podían volver a la casa de sus familias y pasar el día con sus madres.
En Estados Unidos el primer día fue sugerido en 1872, por Julia Ward Howe como un día dedicado a la paz. El origen del día de la madre es la tierna historia de una joven que pierde prematuramente a su madre. Una que concibió la idea de dedicar un homenaje, un día sin igual, para rendirle tributo. La estadounidense Ana Jarvis de la ciudad de Filadelfia, luego de la muerte de su madre en 1905, decide escribir, a maestros, religiosos, políticos, abogados y otras personalidades, para que la apoyen en su proyecto de celebrar el día de la madre, en el aniversario de la muerte de su madre, el segundo domingo de mayo.
Tuvo muchas respuestas y en 1910, ya era celebrado en casi todos los estados de los Estados Unidos.
Viendo la joven Jarvis, la gran acogida que tuvo su iniciativa, logró que el Congreso de los Estados Unidos presentara un proyecto de ley a favor de la celebración del día de la madre en todos los Estados Unidos.
En 1914, luego de deliberar y aprobar el proyecto, el presidente Woodrow Wilson firmó la petición que proclamaba el día de la madre como día de fiesta nacional, que debía ser celebrado el segundo domingo del mes de mayo.
Posteriormente otros países se fueron sumando a la celebración y Ana Jarvis pudo ver a más de 40 países de diferentes partes del mundo, unirse a su idea, que no tenía otro fin que rendir homenaje y enaltecer a ese ser que da parte de su ser para dar vidas, y aún su vida por el fruto de sus entrañas.
En México, hace ya algunos años, en 1922, un periodista que laboraba como director del periódico de circulación nacional, el “Excélsior” de la Ciudad de México, don Rafael Alducín, acogió con entusiasmo la idea que desde un año antes tuvo un obrero de esa casa editorial, cuyo nombre el tiempo lo ha perdido, de señalar un día del año para rendir merecido homenaje a las madrecitas mexicanas, lanzando una convocatoria el 13 de abril de 1922 y como resultado de la misma se escogió el día 10 del mes de mayo.
Siendo instituida en todo el país, por disposiciones del entonces secretario de educación pública, el Lic. José Vasconcelos.
Diez años después, en 1932, la misma casa editorial propuso la construcción de un monumento en honor de las madres; proyecto que se consolidó durante el gobierno del presidente Miguel Alemán.
En 1975, esta casa editorial se dedicó a promover a través de festivales infantiles, cartas de hijos a madres y todo aquello que reforzara el carácter inseparable del binomio madre-hijo. Desde entonces, es una tradición de 90 años, el festejar en México a la reina del hogar en este día.
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