Informales, 55% de los empleos
Nada que celebrar el 1º de mayo
Carlos Fernández-Vega / México SA
Este primero de mayo la OIT conmemora el día internacional del trabajo con un acento más que preocupante: en 2012, alrededor de 202 millones de personas permanecerán desempleadas (6 millones más que un año atrás), sin mayor posibilidad de revertir su circunstancia, con lo que la inestabilidad laboral es, sobre todo, una tragedia humana para los trabajadores y sus familias, pero también un desperdicio de la capacidad productiva. Cuatro años después del estallido de la crisis se registra un déficit cercano a 50 millones de empleos respecto de la situación previa a la sacudida financiera de 2008.
Nada que celebrar, especialmente con gobiernos como el de Mariano Rajoy, que en lugar de proteger la plantilla laboral y el ingreso de los trabajadores ha sacado la guadaña y condenado al desempleo cada día a más españoles. O el de Calderón, el presidente del empleo, con saldo desastroso en este renglón. Como subraya la Organización Internacional del Trabajo al revisar la situación mundial, para una parte cada vez mayor de los trabajadores que sí tienen trabajo el empleo es más inestable o precario. El empleo a tiempo parcial y temporal de carácter involuntario aumentó dos tercios y en más de la mitad de las economías avanzadas, respectivamente. La proporción de empleo informal permanece alta, y se sitúa en más de 40 por ciento en dos tercios de los países emergentes y en desarrollo. Además, las mujeres y los jóvenes se ven afectados de manera desproporcionada por el desempleo y la precariedad laboral. En concreto, las tasas de desempleo juvenil aumentaron en cerca de 80 por ciento de las economías avanzadas y en dos tercios de las economías en desarrollo.
Para la OIT, esta no es una desaceleración normal del desempleo. Después de cuatro años de crisis mundial, los desequilibrios en el mercado del trabajo son más estructurales, y por lo tanto, más difíciles de erradicar. Ciertos grupos de personas, como los desempleados de larga duración, corren el riesgo de quedar excluidos del mercado laboral. Esto significa que no podrían obtener un nuevo empleo incluso aunque se produzca una fuerte recuperación. El déficit de empleo va de la mano de un déficit prolongado de inversión, otra señal de que la crisis ha entrado en una nueva fase. La cantidad de dinero sin invertir en las cuentas de grandes empresas ha alcanzado niveles sin precedentes. Mientras, en el caso de las economías avanzadas, las pequeñas empresas siguen teniendo dificultades de acceso al crédito, que les permitiría invertir y crear puestos de trabajo. Es importante destacar que el informe constata que las inversiones son más volátiles, y que esto ha exacerbado la precariedad del empleo tanto en las economías avanzadas como en las emergentes y en desarrollo.
Y en México, ¿cómo van las cosas? El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía, UNAM, advierte que durante el calderonato se registra un incremento de 3 millones 281 mil 441 personas que se sumaron a las filas del empleo informal. Y hasta el cierre del cuarto trimestre de 2011, de los 47.8 millones de la población ocupada en todo el país, 26.4 millones lo hacían en la economía informal. Así, al cuarto trimestre de 2011 el 55.3 por ciento de la población ocupada se encontraba empleada informalmente. En general, durante el presente sexenio el empleo informal ha constituido más de la mitad de la población ocupada. Aun el valor más bajo de esta tasa, el 53.5 por ciento en el cuarto trimestre de 2008 y 2010 muestra claramente cómo en nuestro país el panorama dominante en el empleo es el de la informalidad.
Estas cifras contrastan con las ya de por sí altas tasas que el Inegi reporta sobre la población ocupada en el subsector informal de los hogares. Por ejemplo, apunta el CAM, para el cuarto trimestre de 2011 dicha institución reportó que 29.2 por ciento de los ocupados en el país se encontraba en este subsector, pero falta contar también a los ocupados en los negocios no constituidos en sociedad, si la intención es medir el empleo informal y no sólo el sector informal de los hogares. En términos absolutos, la población ocupada en los negocios no constituidos en sociedad es aproximadamente de la misma magnitud que el número de población ocupada en el subsector informal de los hogares, por lo que cuando el gobierno informa utilizando las series de Inegi, que los omiten, oculta el 50 por ciento de los niveles de empleo informal. En síntesis el empleo informal pasó de 23.16 millones en diciembre de 2006 a 26.4 millones en 2011.
Para el CAM, la informalidad suele asociarse con una concepción fuertemente arraigada al sentido común y que nos trae a la mente el comercio informal. Esta idea es incorrecta, pero cabe decir que el Inegi clasifica a dicho comercio bajo el rubro de comercio no estructurado. En segundo lugar, también es común pensar que el empleo informal es aquel que sólo ocurre en el subsector informal de los hogares; esta idea es imprecisa porque, al igual que en el desempleo, no cuenta a la totalidad del empleo informal y con el concepto que hace referencia a solamente una de sus partes, se quiere presentar (u ocultar) su magnitud total. Por esta razón es necesario distinguir lo que la OIT llama economía informal y lo que el Inegi llama sector informal.
Así, la población ocupada en los negocios no constituidos en sociedad (parte del empleo informal) creció 6.1 por ciento, mientras la del subsector informal de los hogares lo hizo en 22.5 por ciento. En conjunto, el empleo informal creció 14.2 por ciento en comparación con el 11.6 por ciento que reportó de crecimiento la población ocupada total. Es decir, la economía informal fue la principal causa de crecimiento del empleo en este sexenio. De las 5 millones de personas (en números cerrados) que se incorporaron a la población ocupada (durante el calderonato), 3.3 millones fueron empleadas informalmente. El 65.8 por ciento de los nuevos empleos de este sexenio fueron en la economía informal. Por otra parte, el desempleo ha crecido 33.3 por ciento, aumentando en 2 millones 176 mil 214 personas y dejando hasta ahora a casi 9 millones de personas desempleadas a nivel nacional.
Las rebanadas del pastel
Más claro, el aire: desde aquí le mando decir al candidato del PRI que lea la Constitución, el artículo 27. El petróleo es de la nación, no de los extranjeros. Y todavía está por verse qué proyecto se va a escoger en los comicios del próximo primero de julio (Andrés Manuel, al presentar ayer su propuesta de política petrolera).
Nada que celebrar el 1º de mayo
Carlos Fernández-Vega / México SA
Este primero de mayo la OIT conmemora el día internacional del trabajo con un acento más que preocupante: en 2012, alrededor de 202 millones de personas permanecerán desempleadas (6 millones más que un año atrás), sin mayor posibilidad de revertir su circunstancia, con lo que la inestabilidad laboral es, sobre todo, una tragedia humana para los trabajadores y sus familias, pero también un desperdicio de la capacidad productiva. Cuatro años después del estallido de la crisis se registra un déficit cercano a 50 millones de empleos respecto de la situación previa a la sacudida financiera de 2008.
Nada que celebrar, especialmente con gobiernos como el de Mariano Rajoy, que en lugar de proteger la plantilla laboral y el ingreso de los trabajadores ha sacado la guadaña y condenado al desempleo cada día a más españoles. O el de Calderón, el presidente del empleo, con saldo desastroso en este renglón. Como subraya la Organización Internacional del Trabajo al revisar la situación mundial, para una parte cada vez mayor de los trabajadores que sí tienen trabajo el empleo es más inestable o precario. El empleo a tiempo parcial y temporal de carácter involuntario aumentó dos tercios y en más de la mitad de las economías avanzadas, respectivamente. La proporción de empleo informal permanece alta, y se sitúa en más de 40 por ciento en dos tercios de los países emergentes y en desarrollo. Además, las mujeres y los jóvenes se ven afectados de manera desproporcionada por el desempleo y la precariedad laboral. En concreto, las tasas de desempleo juvenil aumentaron en cerca de 80 por ciento de las economías avanzadas y en dos tercios de las economías en desarrollo.
Para la OIT, esta no es una desaceleración normal del desempleo. Después de cuatro años de crisis mundial, los desequilibrios en el mercado del trabajo son más estructurales, y por lo tanto, más difíciles de erradicar. Ciertos grupos de personas, como los desempleados de larga duración, corren el riesgo de quedar excluidos del mercado laboral. Esto significa que no podrían obtener un nuevo empleo incluso aunque se produzca una fuerte recuperación. El déficit de empleo va de la mano de un déficit prolongado de inversión, otra señal de que la crisis ha entrado en una nueva fase. La cantidad de dinero sin invertir en las cuentas de grandes empresas ha alcanzado niveles sin precedentes. Mientras, en el caso de las economías avanzadas, las pequeñas empresas siguen teniendo dificultades de acceso al crédito, que les permitiría invertir y crear puestos de trabajo. Es importante destacar que el informe constata que las inversiones son más volátiles, y que esto ha exacerbado la precariedad del empleo tanto en las economías avanzadas como en las emergentes y en desarrollo.
Y en México, ¿cómo van las cosas? El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía, UNAM, advierte que durante el calderonato se registra un incremento de 3 millones 281 mil 441 personas que se sumaron a las filas del empleo informal. Y hasta el cierre del cuarto trimestre de 2011, de los 47.8 millones de la población ocupada en todo el país, 26.4 millones lo hacían en la economía informal. Así, al cuarto trimestre de 2011 el 55.3 por ciento de la población ocupada se encontraba empleada informalmente. En general, durante el presente sexenio el empleo informal ha constituido más de la mitad de la población ocupada. Aun el valor más bajo de esta tasa, el 53.5 por ciento en el cuarto trimestre de 2008 y 2010 muestra claramente cómo en nuestro país el panorama dominante en el empleo es el de la informalidad.
Estas cifras contrastan con las ya de por sí altas tasas que el Inegi reporta sobre la población ocupada en el subsector informal de los hogares. Por ejemplo, apunta el CAM, para el cuarto trimestre de 2011 dicha institución reportó que 29.2 por ciento de los ocupados en el país se encontraba en este subsector, pero falta contar también a los ocupados en los negocios no constituidos en sociedad, si la intención es medir el empleo informal y no sólo el sector informal de los hogares. En términos absolutos, la población ocupada en los negocios no constituidos en sociedad es aproximadamente de la misma magnitud que el número de población ocupada en el subsector informal de los hogares, por lo que cuando el gobierno informa utilizando las series de Inegi, que los omiten, oculta el 50 por ciento de los niveles de empleo informal. En síntesis el empleo informal pasó de 23.16 millones en diciembre de 2006 a 26.4 millones en 2011.
Para el CAM, la informalidad suele asociarse con una concepción fuertemente arraigada al sentido común y que nos trae a la mente el comercio informal. Esta idea es incorrecta, pero cabe decir que el Inegi clasifica a dicho comercio bajo el rubro de comercio no estructurado. En segundo lugar, también es común pensar que el empleo informal es aquel que sólo ocurre en el subsector informal de los hogares; esta idea es imprecisa porque, al igual que en el desempleo, no cuenta a la totalidad del empleo informal y con el concepto que hace referencia a solamente una de sus partes, se quiere presentar (u ocultar) su magnitud total. Por esta razón es necesario distinguir lo que la OIT llama economía informal y lo que el Inegi llama sector informal.
Así, la población ocupada en los negocios no constituidos en sociedad (parte del empleo informal) creció 6.1 por ciento, mientras la del subsector informal de los hogares lo hizo en 22.5 por ciento. En conjunto, el empleo informal creció 14.2 por ciento en comparación con el 11.6 por ciento que reportó de crecimiento la población ocupada total. Es decir, la economía informal fue la principal causa de crecimiento del empleo en este sexenio. De las 5 millones de personas (en números cerrados) que se incorporaron a la población ocupada (durante el calderonato), 3.3 millones fueron empleadas informalmente. El 65.8 por ciento de los nuevos empleos de este sexenio fueron en la economía informal. Por otra parte, el desempleo ha crecido 33.3 por ciento, aumentando en 2 millones 176 mil 214 personas y dejando hasta ahora a casi 9 millones de personas desempleadas a nivel nacional.
Las rebanadas del pastel
Más claro, el aire: desde aquí le mando decir al candidato del PRI que lea la Constitución, el artículo 27. El petróleo es de la nación, no de los extranjeros. Y todavía está por verse qué proyecto se va a escoger en los comicios del próximo primero de julio (Andrés Manuel, al presentar ayer su propuesta de política petrolera).
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