José Cárdenas
Todo indica que el Instituto Federal Electoral (IFE) no sale de un problema cuando ya se metió en otro.
Como todos sabemos, el Consejo General aprobó desde hace años un paquete de requisitos para que las empresas encuestadoras y, por supuesto —¡cómo podía faltar!—, la TV, hicieran encuestas de salida el día de la elección.
Las exit polls, como les llaman los especialistas, se realizan precisamente a la salida de las casillas para conocer las tendencias electorales que más tarde serán ratificadas por el conteo oficial de las actas… casilla por casilla.
Los dichosos sondeos, hechos “a boca de urna”, cuando ya el voto deja de ser un misterio y cada quien revela lo que quiere o inventa lo que puede, tienen como finalidad ganar auditorio, credibilidad… y, por supuesto, clientela para el futuro.
Dicho de otro modo, las exit polls crean un magnífico negocio privado en torno de los resultados de un proceso público, cuya organización, por ley, le corresponde al IFE.
Pues bien, el Tribunal Electoral ha suspendido los conteos de salida. Ha echado abajo el acuerdo previo cuya ejecución —según la autoridad— no brindaba garantías de equidad ni de certeza, que son condiciones indispensables del proceso como un todo; es decir, un asunto que comienza en octubre de un año y termina al siguiente cuando el Tribunal expide la “constancia” —el diploma más codiciado— que acredita al ganador de la contienda como presidente electo de la República.
Según el Tribunal Electoral, desautorizar las encuestas de salida suprime un problema potencial de disparidad entre los resultados del ejercicio privado y los que pueda arrojar el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que sí es una responsabilidad pública.
Obvio, los encuestadores están furiosos porque les han pegado donde les duele… en el meritito negocio.
El propio Instituto Federal Electoral, que debería apoyar la decisión del Tribunal, se pone a pelear contra los magistrados en pos de un nuevo acuerdo para volver las cosas al lugar en que se encontraban antes del exabrupto.
Ya sólo falta que el IFE también pida permiso al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para realizar encuestas de salida con edecanes en bikini... para ya no andar pidiendo perdón, ¿verdad?
MONJE LOCO: El presidente Calderón no aguantó más. Se quitó la mordaza para acusar de la crisis económica a los gobiernos del pasado. Y entre líneas dejó claro que hará lo posible para descarrilar a Peña Nieto… y evitar el naufragio del barco blanquiazul. La jauría también está lista. El golpe de Bruno Ferrari acusando la corrupción obra de priistas ladrones, es el primer aviso… aunque Peña Nieto diga que los azules están desesperados por su ineptitud para resolver la pobreza, la inseguridad y el desempleo. Usted cúbrase, porque viene más fuego… y no alcanzarán los bomberos… Ya se sabe, ya se supo…
Todo indica que el Instituto Federal Electoral (IFE) no sale de un problema cuando ya se metió en otro.
Como todos sabemos, el Consejo General aprobó desde hace años un paquete de requisitos para que las empresas encuestadoras y, por supuesto —¡cómo podía faltar!—, la TV, hicieran encuestas de salida el día de la elección.
Las exit polls, como les llaman los especialistas, se realizan precisamente a la salida de las casillas para conocer las tendencias electorales que más tarde serán ratificadas por el conteo oficial de las actas… casilla por casilla.
Los dichosos sondeos, hechos “a boca de urna”, cuando ya el voto deja de ser un misterio y cada quien revela lo que quiere o inventa lo que puede, tienen como finalidad ganar auditorio, credibilidad… y, por supuesto, clientela para el futuro.
Dicho de otro modo, las exit polls crean un magnífico negocio privado en torno de los resultados de un proceso público, cuya organización, por ley, le corresponde al IFE.
Pues bien, el Tribunal Electoral ha suspendido los conteos de salida. Ha echado abajo el acuerdo previo cuya ejecución —según la autoridad— no brindaba garantías de equidad ni de certeza, que son condiciones indispensables del proceso como un todo; es decir, un asunto que comienza en octubre de un año y termina al siguiente cuando el Tribunal expide la “constancia” —el diploma más codiciado— que acredita al ganador de la contienda como presidente electo de la República.
Según el Tribunal Electoral, desautorizar las encuestas de salida suprime un problema potencial de disparidad entre los resultados del ejercicio privado y los que pueda arrojar el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que sí es una responsabilidad pública.
Obvio, los encuestadores están furiosos porque les han pegado donde les duele… en el meritito negocio.
El propio Instituto Federal Electoral, que debería apoyar la decisión del Tribunal, se pone a pelear contra los magistrados en pos de un nuevo acuerdo para volver las cosas al lugar en que se encontraban antes del exabrupto.
Ya sólo falta que el IFE también pida permiso al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para realizar encuestas de salida con edecanes en bikini... para ya no andar pidiendo perdón, ¿verdad?
MONJE LOCO: El presidente Calderón no aguantó más. Se quitó la mordaza para acusar de la crisis económica a los gobiernos del pasado. Y entre líneas dejó claro que hará lo posible para descarrilar a Peña Nieto… y evitar el naufragio del barco blanquiazul. La jauría también está lista. El golpe de Bruno Ferrari acusando la corrupción obra de priistas ladrones, es el primer aviso… aunque Peña Nieto diga que los azules están desesperados por su ineptitud para resolver la pobreza, la inseguridad y el desempleo. Usted cúbrase, porque viene más fuego… y no alcanzarán los bomberos… Ya se sabe, ya se supo…
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