Cuchillo místico

De fondo, el voto nulo
Televisa: #YoSoy132 SA
Ugaldez y el anuncio de FC

Julio Hernández López / Astillero


Con prosa ácida y haciendo aparente tabla rasa, el poeta Javier Sicilia convirtió una invitación dialoguista a candidatos presidenciales en una sesión de ajusticiamientos unilaterales. Con cuchillo anarquista pasó por su mística plancha personal de hospitalizaciones políticas a los cuatro concurrentes, entre abrazos, besos y apapachos de protocolo, empeñado en destazar a partidos, candidatos y elecciones para favorecer su postura personal, a la que no quiso reconocer categoría de política oficial del movimiento que encabeza, es decir, que lo más adecuado a la hora de las urnas será el voto nulo.

Sicilia caracterizó a Josefina Vázquez Mota como la propuesta de continuidad de la política de sangre y horror que se ha vivido en México en los últimos años, luego colocó a Enrique Peña Nieto (particularmente doña Trinidad Ramírez, lideresa de la resistencia de Atenco) frente al espejo irrompible de la represión (con el priísta tratando de esbozar aprendizajes de lo hecho a la hora de soltar jaurías), enhebró descalificaciones directas a Andrés Manuel López Obrador (quien las enfrentó y respondió) y terminó criticando al indefendible Gabriel Quadri, por quien de cualquier manera expresó simpatía personal, como con otros de los sometidos a la sesión de amores volubles.

Ya se verá más delante si la personal ejecución siciliana abonará el camino para conseguir los propósitos que han animado a ese movimiento, en particular la institucionalización de formas de atención a víctimas y familiares de éstas. Teniendo en imprecisa agenda el cumplimiento y la financiación de la ley relacionada con esas víctimas, es un lance arriesgado, de satisfacciones individuales pero no de responsabilidades colectivas, el convertir en sesión de golpeteo un encuentro con un grupo del que saldrá el próximo administrador público nacional.

Por lo pronto, el saldo político y mediático de esa reunión resultó rasposo para uno de los contendientes, el que desde las izquierdas electorales podría considerarse histórica y genuinamente más cercano a la búsqueda de la paz y la justicia. No lo está el priísta, pues justamente sus prendas masivamente criticadas son las del diazordacismo atenquista, y tampoco la panista, que representa una prolongación de la locura bélica del calderonismo (del gordillista Quadri, ni tomarlo realmente en cuenta). Pero, en vez de buscar coincidencias o trazar acercamientos, el poeta Sicilia prefirió enderezar al tabasqueño señalamientos que de inmediato desplazaron de la mira mediática al atenquista falsamente en proceso de reducación, para destacar el choque entre el acusador pacifista y el candidato izquierdista.

En el fondo de todo está la propensión de Sicilia y la élite de su movimiento hacia el voto nulo. El poeta se indigna porque tal propuesta no es entendida como una especie de suspiro personalísimo pronunciado incesantemente en la sala de una casa particular. Alega que es su decisión íntima, aunque la menciona cada que le es posible ante reproductores masivos de sus opiniones y de esa manera la convierte en parte estructural de un discurso sustentado en la respetabilísima lucha colectiva en defensa de víctimas y familiares de víctimas de la descomposición criminal que ha permitido y propiciado el felipismo sangriento.

A fin de cuentas, y en las circunstancias específicas de la lucha electoral que vive el país (sobre todo, con la irrupción de jóvenes que no sólo desean vivamente ejercer su derecho al voto, sino que incluso pelean desde ahora en contra de una opción, la priísta), la promoción inocente, mística o individualmente masificada del voto nulo significa, en la gélida aritmética electoral, un apoyo al priísmo peñanietista que justamente aspira a desalentar la participación cívica para que así resulte suficiente el voto duro de tres colores y la mapachería tan largamente anunciada. En la esencia del movimiento por la paz convergen el misticismo anarquista de Sicilia, el filopanismo progresista de uno de sus principales operadores políticos y, ya retirado formalmente pero habiendo dejado semillas, el salinismo infiltrado a través de Julián LeBarón, promotor éste, y su amigo y gurú Emiliano Salinas, de ese mismo voto nulo que a fin de cuentas acabará beneficiando a Enrique Peña Nieto (sobre el tema, el Astillero de cinco semanas atrás: El joven gurú Salinas, en http://bit.ly/K1FO5s ).

Pasando a otro tema: con dos horas de anticipo a una protesta exigente que se desarrollaría en la secretaría de Gobernación, el principal accionista de Televisa mostró tan súbita mejoría auditiva que anunció una juvenil disposición a transmitir el segundo debate entre candidatos presidenciales por la joya de su corona electrónica, el canal 2, el de las estrellas. En plena congruencia con la estrategia de lavado de cara y presunta apertura democrática, la principal televisora del país trata de mostrar como victoria de los jóvenes movilizados al conjuro de la cifra histórica, 132, una cesión que le ayuda a disolver en lo inmediato las fundadas acusaciones de haber construido durante años y mediante altísimas facturaciones el producto electoral tan rechazado por los estudiantes, el peñanietismo de telenovela; que le permitirá también darle mejores condiciones de credibilidad y benevolencia a futuras manipulaciones claves, y que le permite aspirar a recolectar una audiencia que Televisión Azteca desdeñó en el anterior encuentro de candidatos y que, por lo demás, ni siquiera tendrá competencia futbolera el próximo diez de junio. En esas condiciones, poco faltó para que Emilio Azcárraga se presentara en Bucareli con su pancarta constitutiva de #YoSoy132 SA.

Y, mientras el imponente consejero que preside el IFE, Leonardo Ugaldez Zurita, va preparando el camino para que Felipe Calderón tenga a bien la noche de las elecciones declarar al triunfador presidencial (eso sí: siempre y cuando FC esté atento a los medios de comunicación para en su momento tener los elementos para tomar la decisión que considere conveniente), ¡hasta mañana!

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