El anuncio sacudió la campaña electoral
Silvia Pisani | LA NACION
Fueron diez palabras que sacudieron la campaña electoral. "Creo que las parejas del mismo sexo deberían poder casarse", dijo Barack Obama. Así, se convirtió ayer en el primer presidente de Estados Unidos que apoya públicamente el matrimonio homosexual, definición que venía esquivando desde que asumió el cargo, hace más de tres años.
Súbitamente, el debate público se dio vuelta como un guante: pese a que en los hechos no tiene ningún efecto legal, el sorpresivo "sí" del presidente al casamiento entre gays se impuso sobre cualquier otro tema - desempleo, crisis económica o conspiraciones terroristas- como materia obligada de discusión.
Obama había cruzado una línea de imposible retorno, llamada a tener importante efecto en noviembre, cuando se juega la reelección.
El primero en verse atrapado en la disputa fue el favorito a obtener la candidatura republicana para las elecciones presidenciales. Contra las cuerdas, el moderado Mitt Romney eligió como alternativa la radicalización y se plantó exactamente en la vereda de enfrente de Obama: "Yo no estoy de acuerdo con eso", dijo.
"Mi punto de vista es que el matrimonio en sí mismo es una relación entre un hombre y una mujer y ésa es mi preferencia", agregó Romney.
El aspirante republicano, que estaba en un acto de campaña en Oklahoma mientras Obama hacía su anuncio, fue rodeado por periodistas para que se pronunciara al respecto.
La cuestión es delicada. El llamado matrimonio igualitario polariza la opinión de los norteamericanos, y su debate ahora impactará de lleno en la campaña en la que Obama se juega su permanencia por cuatro años más al frente de la Casa Blanca.
"Es el paso más audaz como presidente y como candidato", dijo Marian Shapiro, de la consultora DemoCall, en declaraciones a la cadena ABC, la que tuvo la primicia de la definición de Obama.
Otros apuntaban a un cierto "oportunismo" electoral para la riesgosa jugada. "Es un movimiento ideado solamente para intentar ganar votos", disparó el Partido Republicano. Cuestionó, asimismo, que se buscara ese tipo de provecho con "un tema tan sensible".
El matrimonio gay es legal en siete estados norteamericanos (Nueva York, Connecticut, Iowa, Massachusetts, Nuevo Hampshire, Vermont y el Distrito de Columbia) y está camino a serlo en el estado de Washington y Maryland. Otros cinco estados (Delaware, Illinois, Nueva Jersey, Rhode Island y Hawai) permiten las uniones civiles.
De acuerdo con la mayoría de las encuestas, el público norteamericano no se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero, en todo caso, se trata de un margen muy pequeño y que varía, sobre todo en la zona sur del país, en estados de preferencia republicana.
En el sur y el centro del territorio del país está la mayoría de los 30 estados que aprobaron leyes preventivas para que el matrimonio sea "siempre" la unión de un hombre y una mujer.
Es una geografía tradicionalmente republicana, pero Obama aspira a conquistar algunos de esos estados, como Georgia y Florida. El matrimonio gay también está prohibido con el apoyo de los votantes en Ohio y Virginia, también esenciales para el resultado del 6 de noviembre.
"En términos electorales, es una estrategia riesgosa pero plausible", acotó Shapiro.
"He llegado a la conclusión de que para mí, personalmente, es importante afirmar que creo que las parejas del mismo sexo deberían poder casarse", dijo el mandatario, al dar lo que llamó "un paso adelante" en la concepción de los derechos civiles.
Desde hace meses, Obama había venido esquivando la cuestión. Ahora, evitó hablar de cambio de actitud y prefirió, en cambio, atribuirla a una "evolución" personal, fruto de "años de reflexión" en los que metió, incluso, hasta el criterio de sus dos hijas.
"Malia y Sasha tienen amigos cuyos padres son parejas del mismo sexo; a ellas no se les ocurriría pensar que se las tratase de manera diferente", explicó.
GIRO
Fue, en todo caso, un giro significativo. En 1996, cuando era candidato al Senado en Illinois, dijo que favorecía la legalización de las bodas entre homosexuales, pero dos años después se echó atrás y optó por apoyar sólo las uniones civiles.
Desde la campaña de 2008, el presidente apenas había sugerido que sus ideas estaban "evolucionando" y hasta allí llegó. En un raro movimiento, fue su "número dos", el vicepresidente Joe Biden, quien, a fines de la semana pasada, se pronunció al respecto, aumentando la presión para que el presidente hiciera otro tanto.
No es la primera vez que Obama se pronuncia a favor de los derechos de los gays. Ya había abolido la polémica ley " don't ask don't tell ", que prohibía a los homosexuales formar parte del ejército.
Ajenos a los juegos electorales, militantes homosexuales de todo el mundo celebraron la noticia. El cantante Ricky Martin estuvo entre los primeros.
Silvia Pisani | LA NACION
Fueron diez palabras que sacudieron la campaña electoral. "Creo que las parejas del mismo sexo deberían poder casarse", dijo Barack Obama. Así, se convirtió ayer en el primer presidente de Estados Unidos que apoya públicamente el matrimonio homosexual, definición que venía esquivando desde que asumió el cargo, hace más de tres años.
Súbitamente, el debate público se dio vuelta como un guante: pese a que en los hechos no tiene ningún efecto legal, el sorpresivo "sí" del presidente al casamiento entre gays se impuso sobre cualquier otro tema - desempleo, crisis económica o conspiraciones terroristas- como materia obligada de discusión.
Obama había cruzado una línea de imposible retorno, llamada a tener importante efecto en noviembre, cuando se juega la reelección.
El primero en verse atrapado en la disputa fue el favorito a obtener la candidatura republicana para las elecciones presidenciales. Contra las cuerdas, el moderado Mitt Romney eligió como alternativa la radicalización y se plantó exactamente en la vereda de enfrente de Obama: "Yo no estoy de acuerdo con eso", dijo.
"Mi punto de vista es que el matrimonio en sí mismo es una relación entre un hombre y una mujer y ésa es mi preferencia", agregó Romney.
El aspirante republicano, que estaba en un acto de campaña en Oklahoma mientras Obama hacía su anuncio, fue rodeado por periodistas para que se pronunciara al respecto.
La cuestión es delicada. El llamado matrimonio igualitario polariza la opinión de los norteamericanos, y su debate ahora impactará de lleno en la campaña en la que Obama se juega su permanencia por cuatro años más al frente de la Casa Blanca.
"Es el paso más audaz como presidente y como candidato", dijo Marian Shapiro, de la consultora DemoCall, en declaraciones a la cadena ABC, la que tuvo la primicia de la definición de Obama.
Otros apuntaban a un cierto "oportunismo" electoral para la riesgosa jugada. "Es un movimiento ideado solamente para intentar ganar votos", disparó el Partido Republicano. Cuestionó, asimismo, que se buscara ese tipo de provecho con "un tema tan sensible".
El matrimonio gay es legal en siete estados norteamericanos (Nueva York, Connecticut, Iowa, Massachusetts, Nuevo Hampshire, Vermont y el Distrito de Columbia) y está camino a serlo en el estado de Washington y Maryland. Otros cinco estados (Delaware, Illinois, Nueva Jersey, Rhode Island y Hawai) permiten las uniones civiles.
De acuerdo con la mayoría de las encuestas, el público norteamericano no se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero, en todo caso, se trata de un margen muy pequeño y que varía, sobre todo en la zona sur del país, en estados de preferencia republicana.
En el sur y el centro del territorio del país está la mayoría de los 30 estados que aprobaron leyes preventivas para que el matrimonio sea "siempre" la unión de un hombre y una mujer.
Es una geografía tradicionalmente republicana, pero Obama aspira a conquistar algunos de esos estados, como Georgia y Florida. El matrimonio gay también está prohibido con el apoyo de los votantes en Ohio y Virginia, también esenciales para el resultado del 6 de noviembre.
"En términos electorales, es una estrategia riesgosa pero plausible", acotó Shapiro.
"He llegado a la conclusión de que para mí, personalmente, es importante afirmar que creo que las parejas del mismo sexo deberían poder casarse", dijo el mandatario, al dar lo que llamó "un paso adelante" en la concepción de los derechos civiles.
Desde hace meses, Obama había venido esquivando la cuestión. Ahora, evitó hablar de cambio de actitud y prefirió, en cambio, atribuirla a una "evolución" personal, fruto de "años de reflexión" en los que metió, incluso, hasta el criterio de sus dos hijas.
"Malia y Sasha tienen amigos cuyos padres son parejas del mismo sexo; a ellas no se les ocurriría pensar que se las tratase de manera diferente", explicó.
GIRO
Fue, en todo caso, un giro significativo. En 1996, cuando era candidato al Senado en Illinois, dijo que favorecía la legalización de las bodas entre homosexuales, pero dos años después se echó atrás y optó por apoyar sólo las uniones civiles.
Desde la campaña de 2008, el presidente apenas había sugerido que sus ideas estaban "evolucionando" y hasta allí llegó. En un raro movimiento, fue su "número dos", el vicepresidente Joe Biden, quien, a fines de la semana pasada, se pronunció al respecto, aumentando la presión para que el presidente hiciera otro tanto.
No es la primera vez que Obama se pronuncia a favor de los derechos de los gays. Ya había abolido la polémica ley " don't ask don't tell ", que prohibía a los homosexuales formar parte del ejército.
Ajenos a los juegos electorales, militantes homosexuales de todo el mundo celebraron la noticia. El cantante Ricky Martin estuvo entre los primeros.
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