AMLO piensa no asistir al debate

Ricardo Alemán

Tiene razón el candidato presidencial de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, cuando dice que el primero de los debates entre aspirantes presidenciales, será una suerte de vacilada que de poco o nada servirá a la contienda federal.

Y le asiste la razón porque –de mantenerse el formato acordado por el IFE– lo que veremos el domingo próximo puede ser cualquier cosa, menos un verdadero debate político-electoral. Veremos, eso sí, una muestra contundente de los excesos y los extremos a los que son capaces de llegar “los barones” de la clase política mexicana, para escapar de una de las más importantes responsabilidades de los partidos y sus candidatos; exhibir de manera pública sus capacidades y sus miserias.

Pero lo que no dice el señor López Obrador –quien gusta de la mitomanía– es que en su calidad de candidato presidencial, él mismo puede decir misa, pero lo cierto es que el formato del debate no lo decide el IFE, tampoco el PRI, y menos el PAN o el Gobierno federal. No, el formato, los tiempos y los detalles del debate los decide un colegiado entre quienes tiene pleno derecho, de voz y voto, el representante de Andrés Manuel López Obrador.

Por eso resulta esquizofrénico que, por un lado, el señor López Obrador cuestione todos los días el debate, su formato y los tiempos del mismo, en tanto que su representante ante el IFE –el ex consejero Jaime Cárdenas, designado por el propio AMLO– haya avalado en todos sus términos el formato del debate.

Si AMLO está seguro de que “los datos están cargados” en torno al candidato Peña Nieto, ya pudo haber gritado en las plazas públicas que no asistirá, porque se trata de una perversión del poder, de las televisoras y de los demonios del universo infinito. Por eso la pregunta.

¿Por qué razón, si el formato del debate –como lo pregona AMLO– está diseñado para favorecer a Peña Nieto, ese mismo formato fue aprobado por el ex consejero del IFE, Jaime Cárdenas? ¿Por qué razón AMLO no ha anunciado que no asistirá al debate, en protesta por la trampa monumental? ¿Por qué razón el también diputado Jaime Cárdenas no denunció la supuesta parcialidad del debate a favor de Peña Nieto? ¿Y si no hizo bien su trabajo el señor Cárdenas, por qué razón no fue echado de la representación de AMLO ante el IFE?

De acuerdo al sentido común, queda claro que –¡oootra vez..!– alguien miente. ¿Miente AMLO, miente el IFE, miente el ex consejero Cárdenas, mienten los representantes del PAN y del Panal?

Más aún, si es cierto que el debate fue diseñado para favorecer al candidato del PRI, se desprende una cascada de preguntas: ¿Cómo es posible que la candidata del PAN y el candidato del Panal no hayan puesto el grito en el cielo; cómo es posible que no hayan descalificado el formato del debate y denunciado a los cuatro vientos que el IFE está al servicio de Peña Nieto y de las mafias del poder?

Lo cierto es que nadie más, salvo AMLO, ha denunciado que para el debate previsto a realizarse el domingo venidero, “los datos están cargados a favor de tal o cual candidato”. ¿Y por qué sólo AMLO ha visto esos dados cargados? Porque asistimos, de nueva cuenta, a una farsa monumental. ¿Y por qué y para qué una nueva farsa de AMLO en torno al debate? Por razones elementales.

Porque López Obrador prepara el terreno, de nueva cuenta, para no asistir al debate presidencial. Y es que si no consigue un instrumento demoledor con el que pueda noquear a Peña Nieto, no asistirá. Y es que para AMLO el debate sólo sirve si éste le da la oportunidad de noquear de un sólo golpe a su adversario.

Por eso AMLO ha dicho que el formato no sirve, que el tiempo es insuficiente, que las reglas favorecen a Peña Nieto y que “no tengo para qué prepararme, si no habrá debate”. El mensaje, claro, es que de última hora podría gritar –como es su costumbre–, “¡fraude, fraude, fraude”, moderna versión de “¡al lobo..!, ¡al lobo..!, ¡al lobo...!”

Y claro, estará en el debate si tiene garantías de que no le van a golpear o a zarandear de más. De lo contrario no se meterá a una cueva de lobos, si no tiene garantizado el triunfo.

Y casualmente, el triunfo o la derrota dependen de lo que se diga no tanto en el debate, sino en el posdebate. ¿Y cuántos analistas, articulistas, comentaristas son afines a AMLO? Ahí es donde puede perder. Asistirá al debate.

EN EL CAMINO.

Por cierto, Ruth Zavaleta y los hermanos René Arce y Víctor Hugo Círigo renunciaron al PRD en los últimos meses de 2009. A su vez, Rosario Robles salió en 2004. O sea, tienen años fuera de las izquierdas.

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