Marco A. Flota / Grillotina
La nueva polémica es sobre la transportación aérea de los candidatos por la República en esta campaña presidencial.
A propósito, alguien ha recordado que al emperador Moctezuma le traían todos los días su pescado fresco desde Veracruz y por vía terrestre, gracias a una carrera de relevos de los aztecas, émulos de Ana Gabriela Guevara, a quien por cierto apoya López Obrador para el Senado. Pero alguien debe aclararle al beisbolista AMLO que Ana Gabriela es yaqui de Sonora, no Yanqui de Nueva York.
Eso, claro, ocurría cuando todavía no se inventaban las campañas presidenciales ni los aviones. Pero lamentablemente se inventaron. Lamentablemente se inventaron las campañas presidenciales. Bueno, también los aviones se inventaron lamentablemente... para los secretarios de Gobernación del ganador de la campaña presidencial pasada.
En fin, se ha desatado la polémica al revelar un periódico que Andrés Manuel López Obrador viaja siempre en aviones de línea, que Josefina Vázquez Mota contrató 200 horas de vuelos aéreos y que Enrique Peña Nieto cuenta con una flota aviones y helicópteros.
No se dan detalles respecto a Gabriel Quadri, pero se sabe que éste se desplaza en una combi, pero si gana la Presidencia la maistra Gordillo se la cambiaría por una camioneta Hummer.
Bien.
Se entiende que Andrés Manuel prefiera los aviones de línea, porque cuando fue jefe de Gobierno del DF adoptó un viejo Tsurito, mientras todos los políticos importantes se desplazaban en Suburban. Inclusive uno de sus hijos chocó una camioneta de uso oficial, pero AMLO de inmediato lo mandó a “La Chingada”, o sea a la hacienda de la familia en Chiapas, como castigo.
Pero el Peje no da paso sin huarache: Viajando en vuelos normales se da tiempo para hacer campaña en las salas de espera. Y ya en el interior del avión tiene oportunidad de pedirle su voto a los demás pasajeros. Incluso hace poco se publicó una foto donde el Peje lleva a un bebé en brazos y, para adormecerlo, le canta “A la rorro niño...”. Mientras la madre, al lado, parece pensar:
- Lo adormecería más rápido si le suelta un discurso...
Josefina, aunque es candidata oficial, no cuenta con una flota aérea, pero en tiempos del PRI cada línea aérea proporcionaba un avión, para quedar bien con el futuro presidente.
(Por cierto, en la campaña de Miguel de la Madrid el piloto de un jet de Mexicana- pintado claro con el escudo del Partido- sobrevoló el mar de Cortés a bajísima altura “porque la mamá del candidato quiere ver a las ballenas”. Pero un ejecutivo de Mexicana que iba a bordo puso al capitán como el perico, porque, gritó, “estos aviones no son para borracear”. Ahí terminó su carrera como piloto y empezó otra como “aviador”, gracias a la agradecida madre del candidato).
Pero Josefina, decíamos, no cuenta con una flota aérea a su servicio. Sólo ha contratado 200 horas de vuelo con una empresa particular y suponemos ni las usa.
Porque si en tierra se marea, imagínese usted a 30 mil píes de altura. Aparte de que si, para saludar a su comitiva, recorre los pasillos del avión con su traje sastre azul, corre el riesgo de que los pasajeros le pidan cacahuates, café o un trago.
Peña Nieto sí, según el reportaje, cuenta con varios aviones y helicópteros a su servicio. Sin embargo, tampoco ha de usarlos mucho, porque él prefiere el vuelo en Gaviota. Sin embargo,
al enterarse de que el AMLO está enojado por la diferencia de facilidades aéreas, habrá comentado:
-Dios no le dio alas a los...Pejes.
La nueva polémica es sobre la transportación aérea de los candidatos por la República en esta campaña presidencial.
A propósito, alguien ha recordado que al emperador Moctezuma le traían todos los días su pescado fresco desde Veracruz y por vía terrestre, gracias a una carrera de relevos de los aztecas, émulos de Ana Gabriela Guevara, a quien por cierto apoya López Obrador para el Senado. Pero alguien debe aclararle al beisbolista AMLO que Ana Gabriela es yaqui de Sonora, no Yanqui de Nueva York.
Eso, claro, ocurría cuando todavía no se inventaban las campañas presidenciales ni los aviones. Pero lamentablemente se inventaron. Lamentablemente se inventaron las campañas presidenciales. Bueno, también los aviones se inventaron lamentablemente... para los secretarios de Gobernación del ganador de la campaña presidencial pasada.
En fin, se ha desatado la polémica al revelar un periódico que Andrés Manuel López Obrador viaja siempre en aviones de línea, que Josefina Vázquez Mota contrató 200 horas de vuelos aéreos y que Enrique Peña Nieto cuenta con una flota aviones y helicópteros.
No se dan detalles respecto a Gabriel Quadri, pero se sabe que éste se desplaza en una combi, pero si gana la Presidencia la maistra Gordillo se la cambiaría por una camioneta Hummer.
Bien.
Se entiende que Andrés Manuel prefiera los aviones de línea, porque cuando fue jefe de Gobierno del DF adoptó un viejo Tsurito, mientras todos los políticos importantes se desplazaban en Suburban. Inclusive uno de sus hijos chocó una camioneta de uso oficial, pero AMLO de inmediato lo mandó a “La Chingada”, o sea a la hacienda de la familia en Chiapas, como castigo.
Pero el Peje no da paso sin huarache: Viajando en vuelos normales se da tiempo para hacer campaña en las salas de espera. Y ya en el interior del avión tiene oportunidad de pedirle su voto a los demás pasajeros. Incluso hace poco se publicó una foto donde el Peje lleva a un bebé en brazos y, para adormecerlo, le canta “A la rorro niño...”. Mientras la madre, al lado, parece pensar:
- Lo adormecería más rápido si le suelta un discurso...
Josefina, aunque es candidata oficial, no cuenta con una flota aérea, pero en tiempos del PRI cada línea aérea proporcionaba un avión, para quedar bien con el futuro presidente.
(Por cierto, en la campaña de Miguel de la Madrid el piloto de un jet de Mexicana- pintado claro con el escudo del Partido- sobrevoló el mar de Cortés a bajísima altura “porque la mamá del candidato quiere ver a las ballenas”. Pero un ejecutivo de Mexicana que iba a bordo puso al capitán como el perico, porque, gritó, “estos aviones no son para borracear”. Ahí terminó su carrera como piloto y empezó otra como “aviador”, gracias a la agradecida madre del candidato).
Pero Josefina, decíamos, no cuenta con una flota aérea a su servicio. Sólo ha contratado 200 horas de vuelo con una empresa particular y suponemos ni las usa.
Porque si en tierra se marea, imagínese usted a 30 mil píes de altura. Aparte de que si, para saludar a su comitiva, recorre los pasillos del avión con su traje sastre azul, corre el riesgo de que los pasajeros le pidan cacahuates, café o un trago.
Peña Nieto sí, según el reportaje, cuenta con varios aviones y helicópteros a su servicio. Sin embargo, tampoco ha de usarlos mucho, porque él prefiere el vuelo en Gaviota. Sin embargo,
al enterarse de que el AMLO está enojado por la diferencia de facilidades aéreas, habrá comentado:
-Dios no le dio alas a los...Pejes.
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