Jorge Diaz
Unos dirían: “A otro perro con ese hueso” y otros: “Que te lo crea tu abuelita”. Las anteriores, son frases que entre muchas otras, usamos los mexicanos para dejar bien claro que no creemos en lo que alguien o algunos, dicen. Normalmente se expresan cuando se tiene la seguridad (por la experiencia vivida) de que el otro u otros, mienten.
Después del mini-informe que se auto-recetó Felipe Calderón el miércoles pasado como para lavar culpas, auto alabarse, promocionarse y sobre todo, hablarse a sí mismo, convencerse de que ha hecho lo mejor para su país, que todo México no lo entiende o le tiene saña y que por tanto es un incomprendido pero que, al paso del tiempo, iremos aceptando que no ha habido presidente más bueno que él, la gente se preguntó ¿por qué?
Luego fue a un programa especial de “Tercer Grado” con duración de un poco más de una hora y media (inusual) para responder algunas preguntas a modo y otras no tanto, pero que para el caso sirvieron para lo mismo: la auto promoción y justificación de sus actos, siempre negando errores. Y la gente se siguió preguntando ¿por qué?
Se respondió: “Debido a los tiempos electorales, este es límite que marca la ley en el que el presidente y funcionarios públicos puedan hablar de logros de gobierno y otros asuntos, para entonces, entrar a una veda electoral” y por eso, se tomaron el derecho de dejarnos el recordatorio de que en su administración, todo ha sido perfecto, tontos los que no lo quieran aceptar; es decir, todos los mexicanos que quieren cambiar de régimen (la mayoría según encuestas).
La explicación se dio de manera sencilla y en el caso de que nuestra Democracia, autoridades, ex presidentes, partidos y sobre todo cultura, fueran de honestidad, apegadas a la ley y con un alto grado de responsabilidad y seriedad, las podríamos hasta haber creído. Pero la realidad es otra.
Es por todos conocido la habilidad de Calderón para operar elecciones, su obsesión por no entregar el poder a un partido distinto al suyo y la terquedad de hacerlo todo él. Entonces, cómo creer que no intervendrá en asuntos electorales. La tentación es grande y en términos de historia y otras cosas muy graves, Calderón tiene mucho que perder. Por qué pensar que no seguirá los pasos de su antecesor en cuanto a la intromisión a favor de Vázquez Mota en las elecciones por venir.
Lo mismo prometió el anterior panista que ocupó Los Pinos y por supuesto no lo cumplió. Baste recordar el asunto del desafuero y su inagotable diarrea verbal, uso de recursos públicos en apoyo al otrora candidato y hoy presidente, etc.
Lo dicho: Todos traen un Fox adentro y como él mismo diría: a otra cosa mariposa y tan tan.
Unos dirían: “A otro perro con ese hueso” y otros: “Que te lo crea tu abuelita”. Las anteriores, son frases que entre muchas otras, usamos los mexicanos para dejar bien claro que no creemos en lo que alguien o algunos, dicen. Normalmente se expresan cuando se tiene la seguridad (por la experiencia vivida) de que el otro u otros, mienten.
Después del mini-informe que se auto-recetó Felipe Calderón el miércoles pasado como para lavar culpas, auto alabarse, promocionarse y sobre todo, hablarse a sí mismo, convencerse de que ha hecho lo mejor para su país, que todo México no lo entiende o le tiene saña y que por tanto es un incomprendido pero que, al paso del tiempo, iremos aceptando que no ha habido presidente más bueno que él, la gente se preguntó ¿por qué?
Luego fue a un programa especial de “Tercer Grado” con duración de un poco más de una hora y media (inusual) para responder algunas preguntas a modo y otras no tanto, pero que para el caso sirvieron para lo mismo: la auto promoción y justificación de sus actos, siempre negando errores. Y la gente se siguió preguntando ¿por qué?
Se respondió: “Debido a los tiempos electorales, este es límite que marca la ley en el que el presidente y funcionarios públicos puedan hablar de logros de gobierno y otros asuntos, para entonces, entrar a una veda electoral” y por eso, se tomaron el derecho de dejarnos el recordatorio de que en su administración, todo ha sido perfecto, tontos los que no lo quieran aceptar; es decir, todos los mexicanos que quieren cambiar de régimen (la mayoría según encuestas).
La explicación se dio de manera sencilla y en el caso de que nuestra Democracia, autoridades, ex presidentes, partidos y sobre todo cultura, fueran de honestidad, apegadas a la ley y con un alto grado de responsabilidad y seriedad, las podríamos hasta haber creído. Pero la realidad es otra.
Es por todos conocido la habilidad de Calderón para operar elecciones, su obsesión por no entregar el poder a un partido distinto al suyo y la terquedad de hacerlo todo él. Entonces, cómo creer que no intervendrá en asuntos electorales. La tentación es grande y en términos de historia y otras cosas muy graves, Calderón tiene mucho que perder. Por qué pensar que no seguirá los pasos de su antecesor en cuanto a la intromisión a favor de Vázquez Mota en las elecciones por venir.
Lo mismo prometió el anterior panista que ocupó Los Pinos y por supuesto no lo cumplió. Baste recordar el asunto del desafuero y su inagotable diarrea verbal, uso de recursos públicos en apoyo al otrora candidato y hoy presidente, etc.
Lo dicho: Todos traen un Fox adentro y como él mismo diría: a otra cosa mariposa y tan tan.
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