Ricardo Alemán
No es novedad para nadie —o no debiera serlo— que los políticos, sus partidos y candidatos suelen mentir a la menor provocación.
Mienten cuando prometen el oro y el moro en los llamados tiempos electorales; mienten cuando se trata de presumir obras de gobierno o de alardear del resultado positivo de tal o cual gestión. Y mienten cuando deben enfrentar el cuestionamiento crítico de los ciudadanos y potenciales electores.
De esa manera, resulta absolutamente cierto que el candidato puntero de la contienda presidencial, Enrique Peña Nieto, miente cuando no aclara que, por diversas razones, no cumplió los 600 compromisos que prometió durante su campaña como candidato al gobierno mexiquense.
Y es que, en efecto —según lo señalan los spots del PAN—, por ahí de cuatro de los 600 compromisos no se cumplieron. Y no se concretaron en el gobierno de Peña, por distintas razones, técnicas, financieras y políticas.
Pero el entonces gobernador debió aclarar esas razones, en su momento.
Pero también es cierto que miente la señora Josefina Vázquez Mota, en los spots donde pregona que —en comunidades de escasos recursos— se construyeron tres millones de pisos firmes durante su gestión al frente de la Sedesol. Aunque, si existían dudas, la mentira la exhibió el gobierno federal, que en otro spot dice que en la gestión de Felipe Calderón se hicieron dos millones de pisos firmes. ¿Quién dice la verdad, Vázquez Mota o el gobierno de Calderón?
Además, si de mentira se trata, el gobierno de Calderón tiene su propia montaña de incumplimientos.
De igual manera, mienten el señor Andrés Manuel López Obrador y sus feligreses, cuando el primero promete la instalación de cinco refinerías que —según dijo— serán licitadas, cuando todos saben que en su gestión al frente del GDF nunca licitó nada, menos los segundos pisos. Pero también miente —además del decálogo de mentiras aquí documentado— cuando dice que el DF es la ciudad más segura.
De igual manera mintieron sus feligreses —el portal AMLO Sí—, quienes hace unas horas subieron a las redes sociales un spot donde un grupo de intelectuales y artistas —entre ellos Enrique Krauze— elogian sin límite a AMLO. Y mintieron, porque Krauze confirmó que sacaron de contexto una declaración suya, en la que criticaba severamente al Mesías tropical.
Miente la señora Isabel Miranda de Wallace, a quien un semanario exhibió en una fotografía en prisión, lo que fue desmentido por la candidata del PAN al GDF. Y miente, porque se ha probado que sí estuvo en la cárcel y fue fichada. Y a pesar de las evidencias, la señora Wallace se aventó la puntada de negar que sea la que aparece en la foto.
Y miente el señor Gabriel Quadri cuando niega de manera sistemática que haya sido impuesto como candidato presidencial, del Partido Nueva Alianza, por la profesora Elba Esther Gordillo. Y miente, porque todos saben que en el SNTE y en el Panal nada se mueve si no lo mueve la voluntad de la señora Gordillo.
En realidad, el señor Gabriel Quadri fue impuesto como candidato presidencial, gracias a los deseos de la señora Gordillo, quien buscó a un “ecologista” para restarle votos a la alianza PRI-Partido Verde. ¿Y por qué restarle votos? Porque la profesora moverá todo su capital político contra Enrique Peña Nieto.
Como queda claro, los políticos, los candidatos, los gobiernos y los partidos políticos mienten. Todos. ¿Pero, qué creen? ¡Sorpresa..!, que los ciudadanos no sólo sabemos que políticos, candidatos y gobiernos mienten, sino que nos gusta que nos mientan y, más aún, los amamos por mentirosos. ¿Tienen dudas? Ahí les va un texto que no tiene desperdicio de Fernando Savater.
Dice el filósofo español (Los diez mandamientos en el siglo XXI, pág. 47). “Nos quejamos de que los políticos mienten, pero en forma inconsciente les pedimos que lo hagan. Nunca los votaríamos si dijeran la verdad tal cual es… de modo que aquí hay una especie de paradoja; por un lado no queremos ser engañados por los políticos, pero a la vez exigimos que lo hagan”, que nos mientan y engañen.
¿Cuántos de los fanáticos de AMLO, seguidores de Peña Nieto y simpatizantes de la señora Vázquez Mota saben que el motivo de su amor político miente y engaña y, aún así, siguen fieles y defensores de su mentiroso de cabecera?
Bueno, no pocos fanáticos, seguidores y simpatizantes de tal o cual político o gobernante llegan al extremo de casi matar por defender a su amor mentirosillo. Los menos, insultan, ofenden y difaman a quienes piensan diferente y critican a su mentiroso preferido. ¿Qué, no?
No es novedad para nadie —o no debiera serlo— que los políticos, sus partidos y candidatos suelen mentir a la menor provocación.
Mienten cuando prometen el oro y el moro en los llamados tiempos electorales; mienten cuando se trata de presumir obras de gobierno o de alardear del resultado positivo de tal o cual gestión. Y mienten cuando deben enfrentar el cuestionamiento crítico de los ciudadanos y potenciales electores.
De esa manera, resulta absolutamente cierto que el candidato puntero de la contienda presidencial, Enrique Peña Nieto, miente cuando no aclara que, por diversas razones, no cumplió los 600 compromisos que prometió durante su campaña como candidato al gobierno mexiquense.
Y es que, en efecto —según lo señalan los spots del PAN—, por ahí de cuatro de los 600 compromisos no se cumplieron. Y no se concretaron en el gobierno de Peña, por distintas razones, técnicas, financieras y políticas.
Pero el entonces gobernador debió aclarar esas razones, en su momento.
Pero también es cierto que miente la señora Josefina Vázquez Mota, en los spots donde pregona que —en comunidades de escasos recursos— se construyeron tres millones de pisos firmes durante su gestión al frente de la Sedesol. Aunque, si existían dudas, la mentira la exhibió el gobierno federal, que en otro spot dice que en la gestión de Felipe Calderón se hicieron dos millones de pisos firmes. ¿Quién dice la verdad, Vázquez Mota o el gobierno de Calderón?
Además, si de mentira se trata, el gobierno de Calderón tiene su propia montaña de incumplimientos.
De igual manera, mienten el señor Andrés Manuel López Obrador y sus feligreses, cuando el primero promete la instalación de cinco refinerías que —según dijo— serán licitadas, cuando todos saben que en su gestión al frente del GDF nunca licitó nada, menos los segundos pisos. Pero también miente —además del decálogo de mentiras aquí documentado— cuando dice que el DF es la ciudad más segura.
De igual manera mintieron sus feligreses —el portal AMLO Sí—, quienes hace unas horas subieron a las redes sociales un spot donde un grupo de intelectuales y artistas —entre ellos Enrique Krauze— elogian sin límite a AMLO. Y mintieron, porque Krauze confirmó que sacaron de contexto una declaración suya, en la que criticaba severamente al Mesías tropical.
Miente la señora Isabel Miranda de Wallace, a quien un semanario exhibió en una fotografía en prisión, lo que fue desmentido por la candidata del PAN al GDF. Y miente, porque se ha probado que sí estuvo en la cárcel y fue fichada. Y a pesar de las evidencias, la señora Wallace se aventó la puntada de negar que sea la que aparece en la foto.
Y miente el señor Gabriel Quadri cuando niega de manera sistemática que haya sido impuesto como candidato presidencial, del Partido Nueva Alianza, por la profesora Elba Esther Gordillo. Y miente, porque todos saben que en el SNTE y en el Panal nada se mueve si no lo mueve la voluntad de la señora Gordillo.
En realidad, el señor Gabriel Quadri fue impuesto como candidato presidencial, gracias a los deseos de la señora Gordillo, quien buscó a un “ecologista” para restarle votos a la alianza PRI-Partido Verde. ¿Y por qué restarle votos? Porque la profesora moverá todo su capital político contra Enrique Peña Nieto.
Como queda claro, los políticos, los candidatos, los gobiernos y los partidos políticos mienten. Todos. ¿Pero, qué creen? ¡Sorpresa..!, que los ciudadanos no sólo sabemos que políticos, candidatos y gobiernos mienten, sino que nos gusta que nos mientan y, más aún, los amamos por mentirosos. ¿Tienen dudas? Ahí les va un texto que no tiene desperdicio de Fernando Savater.
Dice el filósofo español (Los diez mandamientos en el siglo XXI, pág. 47). “Nos quejamos de que los políticos mienten, pero en forma inconsciente les pedimos que lo hagan. Nunca los votaríamos si dijeran la verdad tal cual es… de modo que aquí hay una especie de paradoja; por un lado no queremos ser engañados por los políticos, pero a la vez exigimos que lo hagan”, que nos mientan y engañen.
¿Cuántos de los fanáticos de AMLO, seguidores de Peña Nieto y simpatizantes de la señora Vázquez Mota saben que el motivo de su amor político miente y engaña y, aún así, siguen fieles y defensores de su mentiroso de cabecera?
Bueno, no pocos fanáticos, seguidores y simpatizantes de tal o cual político o gobernante llegan al extremo de casi matar por defender a su amor mentirosillo. Los menos, insultan, ofenden y difaman a quienes piensan diferente y critican a su mentiroso preferido. ¿Qué, no?
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