Todos contra Elba Esther Gordillo

Jorge Diaz

Después del aparente rompimiento que están sufriendo las excelentes relaciones entre Felipe Calderón y la líder del SNTE, Elba Esther Gordillo, parece que muchos actores políticos coinciden en echarle montón. No es para menos, un personaje como la Gordillo es impresentable y ha hecho mucho daño (o por lo menos, lo ha permitido) a la situación educativa en nuestro país.

Ahora el gobierno panista que vivió una luna de miel con su enamorada sindical, se enfila a un divorcio que para nada será pacífico. Ya no les convino al presidente y a la candidata blanquiazul que los coqueteos de la princesa magisterial se dirigieran al galán de las revistas del corazón, Peña Nieto, y lejos de romper dejándole la casa, camioneta y pensión, que producto de su añejo idilio ellos gozosos le regalaron, en una de esas, le pelearan hasta la custodia de los niños.

No es casualidad que la necesarísima Evaluación Universal haya sido propuesta para unos días antes de la elección presidencial. Imagínese lo que ocurriría con el voto del magisterio si su líder -considerada todopoderosa- pierde la batalla de mantenerlos cómodos en su mediocridad, su enojo los podría llevar a la desobediencia contra los designios de la profe: Votar a favor de Peña Nieto.

Hasta AMLO se alineó a la jugada presidencial y declaró que es inaceptable la negativa del SNTE a dicha evaluación. Claro, un escenario de un conflicto grande entre presidencia y magisterio podría llevar votos a su causa, ya que los maestros agraviados no votarían por quien no puedo defenderlos (Gordillo/Peña), ni por quien los mandó al matadero (Calderón/Vázquez Mota).

Así las estrategias, lo lamentable es que en el fondo se busca la venganza política, la ventaja electoral y el beneficio propio, pero nunca el mejoramiento real de la educación. Porque en condiciones de amor como antaño, entre panistas y maestros, esa evaluación se hubiera ignorado como hasta ahora había sido ignorada.

Los mexicanos (sobre todo, los niños mexicanos) atrapados entre los mezquinos intereses de nuestros políticos y sus líderes sindicales, esa es nuestra realidad. Pero de lo perdido, lo encontrado, así es que a esperar que esa evaluación se lleve a cabo y pronto, de manera honesta y que contribuya a limpiar y mejorar ese elefante blanco que se ocupa más de las posiciones de poder y la grilla que de la verdadera misión que tiene que cumplir: educar a las futuras generaciones.

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