Napoleón Gómez Urrutia
El sábado 31 de marzo se celebró una de las marchas más impactantes de los años recientes en la ciudad de Alma in Lac Saint-Jean, de la provincia de Quebec, Canadá. La razón principal fue demostrar la solidaridad y el apoyo incondicional en favor de los trabajadores de la empresa Río Tinto Alcan y en contra de la arrogancia y avaricia de esta compañía que efectuó un cierre patronal de manera arbitraria e ilegal el pasado 30 de diciembre de 2011.
Esa noche fueron arrojados con lujo de violencia a la calle 780 trabajadores, miembros del Sindicato Internacional de los Acereros, United Steelworkers o USW, de Estados Unidos y Canadá. La firma Río Tinto Alcan (RTA) de manera unilateral decidió utilizar a más de 200 guardias de seguridad traídos de otra provincia, los cuales no hablaban francés, y con el uso de la fuerza y bajo amenazas dejaron sin trabajo ni sustento a esas familias, cuando la temperatura fuera de la planta estaba a 35 grados grados bajo cero. Incluso, no les permitieron dejar su ropa de trabajo ni pasar por la zona de descontaminación obligatoria. Lo hicieron 24 horas antes de que la compañía adquiriera el derecho legal del cierre que había solicitado, cuyo plazo se vencía ese 31 de diciembre de 2011.
El fondo del conflicto no es que los trabajadores solicitaran en su revisión del contrato colectivo de trabajo mayores incrementos en salarios y prestaciones, o que hubieran demandado una mejor seguridad y medidas de salud, que por cierto son obligatorias para las empresas, sino que su petición fundamental es sobre el futuro. Que la empresa RTA deje su avaricia y cancele su plan para sustituir a los trabajadores regulares sindicalizados, por contratistas con salarios a la mitad de los que ellos han percibido. Además, que se mantuviera la puerta abierta para la contratación de nuevos trabajadores en sustitución de los actuales, no por esquiroles o mercenarios externos, como lo hicieron para reemplazarlos, sino por los hijos de los pobladores de una ciudad como Alma, con 30 mil habitantes, donde la ocupación depende altamente de las actividades de esta industria en la región.
La marcha de solidaridad convocó a cerca de 10 mil personas, casi una tercera parte de la población local, y fue organizada por los USW, el Congreso del Trabajo de Canadá, CLC, la Federación de Trabajadores de Quebec, FTQ, la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas, FITIM, y la Federación de Sindicatos de la Química, la Energía, la Minería e Industrias Diversas, ICEM, entre otras. También participamos como oradores en la marcha, líderes de Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Francia, Holanda, Reino Unido, Estados Unidos, México y otros países.
La solidaridad así demostrada no tiene límites ni fronteras. Hay que recordar que la provincia de Quebec tiene un grado de sindicalización de 45 por ciento, el más alto de todo Canadá, y que en la región de Alma sólo 5 por ciento habla inglés. Por eso nuestros discursos en francés fueron muy bien recibidos y agradecidos por el respeto implícito hacia la gran mayoría de los trabajadores y de la población en su justa lucha. Un acto de fraternidad, amistad y compañerismo pocas veces visto. Un compañero mencionaba que si el acto hubiera sido en la misma magnitud o proporción en Montreal, casi 800 mil personas hubieran asistido.
Río Tinto Alcan es una de las mayores empresas mineras del mundo que ocupa el primer lugar en la producción de aluminio, el segundo en mineral de hierro, el quinto en cobre y las primeras posiciones en la explotación de oro, plata, níquel, diamantes y molibdeno, entre muchos otros metales. RTA es la cuarta empresa pública listada en el mercado de valores de todo el mundo con un valor de capitalización de mercado de 134 billones de dólares. La compañía opera más de 60 minas y plantas procesadoras en 40 países y ocupa 51 mil personas, además de un grupo muy importante de subcontratistas. En el 2011, RTA tuvo una liquidez de sus operaciones de 27.4 billones de dólares, 16 por ciento más elevada que en 2010 y 11 por ciento de incremento en sus utilidades. Su capital es principalmente inglés, australiano, japonés y de Estados Unidos y sus oficinas corporativas están en Londres, Inglaterra, teniendo de presidente a Jan Du Plessis, y de director general a Tom Albanes.
Es claro que los resultados de estas actividades están basados en la explotación de las personas, de los recursos naturales, así como las comunidades donde operan, sin consideraciones de principios o valores y sin responsabilidad social. Río Tinto Alcan, al igual que Grupo México de Germán Larrea; Peñoles, de Alberto Bailleres, o Vale, de capital alemán, japonés y norteamericano, están catalogadas en el mundo por un récord vergonzoso en su operación y actuación en términos de explotación laboral, social, económica y del medio ambiente. Así las clasifican en el mundo globalizado organizaciones serias, responsables e independientes como London Mining Network de Inglaterra, Covalence de Suiza o una compañía internacional, Rep Risk Index, RRI, que analiza la pésima reputación de esas firmas o sociedades y de sus accionistas y directivos, la cual estará permanentemente dañada. El mundo cambia y aunque pareciera que es poco probable, se hará justicia.
Rescate en Perú, otra vergüenza para el gobierno de México
Ayer se confirmó el rescate de los nueves trabajadores mineros vivos que estuvieron atrapados en la mina de cobre Cabeza de Negro en Ica, Perú, durante siete días. No cabe duda que cuando la voluntad y el sentido de responsabilidad existen, se pueden alcanzar los objetivos. Este esfuerzo exitoso en Perú, al igual que el de San José de Copiapó en Chile, exhiben en toda su crudeza la miseria humana de Grupo México en Pasta de Conchos, que abandonó a 65 de sus trabajadores en ese homicidio industrial con el que siempre serán señalados Germán Larrea, Vicente Fox, Francisco Javier Salazar, Felipe Calderón, Javier Lozano Alarcón, Fernando Gómez Mont y los demás colaboradores, cómplices, directivos y accionistas de esa empresa sin calidad ética y sin respeto a la vida humana.
El sábado 31 de marzo se celebró una de las marchas más impactantes de los años recientes en la ciudad de Alma in Lac Saint-Jean, de la provincia de Quebec, Canadá. La razón principal fue demostrar la solidaridad y el apoyo incondicional en favor de los trabajadores de la empresa Río Tinto Alcan y en contra de la arrogancia y avaricia de esta compañía que efectuó un cierre patronal de manera arbitraria e ilegal el pasado 30 de diciembre de 2011.
Esa noche fueron arrojados con lujo de violencia a la calle 780 trabajadores, miembros del Sindicato Internacional de los Acereros, United Steelworkers o USW, de Estados Unidos y Canadá. La firma Río Tinto Alcan (RTA) de manera unilateral decidió utilizar a más de 200 guardias de seguridad traídos de otra provincia, los cuales no hablaban francés, y con el uso de la fuerza y bajo amenazas dejaron sin trabajo ni sustento a esas familias, cuando la temperatura fuera de la planta estaba a 35 grados grados bajo cero. Incluso, no les permitieron dejar su ropa de trabajo ni pasar por la zona de descontaminación obligatoria. Lo hicieron 24 horas antes de que la compañía adquiriera el derecho legal del cierre que había solicitado, cuyo plazo se vencía ese 31 de diciembre de 2011.
El fondo del conflicto no es que los trabajadores solicitaran en su revisión del contrato colectivo de trabajo mayores incrementos en salarios y prestaciones, o que hubieran demandado una mejor seguridad y medidas de salud, que por cierto son obligatorias para las empresas, sino que su petición fundamental es sobre el futuro. Que la empresa RTA deje su avaricia y cancele su plan para sustituir a los trabajadores regulares sindicalizados, por contratistas con salarios a la mitad de los que ellos han percibido. Además, que se mantuviera la puerta abierta para la contratación de nuevos trabajadores en sustitución de los actuales, no por esquiroles o mercenarios externos, como lo hicieron para reemplazarlos, sino por los hijos de los pobladores de una ciudad como Alma, con 30 mil habitantes, donde la ocupación depende altamente de las actividades de esta industria en la región.
La marcha de solidaridad convocó a cerca de 10 mil personas, casi una tercera parte de la población local, y fue organizada por los USW, el Congreso del Trabajo de Canadá, CLC, la Federación de Trabajadores de Quebec, FTQ, la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas, FITIM, y la Federación de Sindicatos de la Química, la Energía, la Minería e Industrias Diversas, ICEM, entre otras. También participamos como oradores en la marcha, líderes de Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Francia, Holanda, Reino Unido, Estados Unidos, México y otros países.
La solidaridad así demostrada no tiene límites ni fronteras. Hay que recordar que la provincia de Quebec tiene un grado de sindicalización de 45 por ciento, el más alto de todo Canadá, y que en la región de Alma sólo 5 por ciento habla inglés. Por eso nuestros discursos en francés fueron muy bien recibidos y agradecidos por el respeto implícito hacia la gran mayoría de los trabajadores y de la población en su justa lucha. Un acto de fraternidad, amistad y compañerismo pocas veces visto. Un compañero mencionaba que si el acto hubiera sido en la misma magnitud o proporción en Montreal, casi 800 mil personas hubieran asistido.
Río Tinto Alcan es una de las mayores empresas mineras del mundo que ocupa el primer lugar en la producción de aluminio, el segundo en mineral de hierro, el quinto en cobre y las primeras posiciones en la explotación de oro, plata, níquel, diamantes y molibdeno, entre muchos otros metales. RTA es la cuarta empresa pública listada en el mercado de valores de todo el mundo con un valor de capitalización de mercado de 134 billones de dólares. La compañía opera más de 60 minas y plantas procesadoras en 40 países y ocupa 51 mil personas, además de un grupo muy importante de subcontratistas. En el 2011, RTA tuvo una liquidez de sus operaciones de 27.4 billones de dólares, 16 por ciento más elevada que en 2010 y 11 por ciento de incremento en sus utilidades. Su capital es principalmente inglés, australiano, japonés y de Estados Unidos y sus oficinas corporativas están en Londres, Inglaterra, teniendo de presidente a Jan Du Plessis, y de director general a Tom Albanes.
Es claro que los resultados de estas actividades están basados en la explotación de las personas, de los recursos naturales, así como las comunidades donde operan, sin consideraciones de principios o valores y sin responsabilidad social. Río Tinto Alcan, al igual que Grupo México de Germán Larrea; Peñoles, de Alberto Bailleres, o Vale, de capital alemán, japonés y norteamericano, están catalogadas en el mundo por un récord vergonzoso en su operación y actuación en términos de explotación laboral, social, económica y del medio ambiente. Así las clasifican en el mundo globalizado organizaciones serias, responsables e independientes como London Mining Network de Inglaterra, Covalence de Suiza o una compañía internacional, Rep Risk Index, RRI, que analiza la pésima reputación de esas firmas o sociedades y de sus accionistas y directivos, la cual estará permanentemente dañada. El mundo cambia y aunque pareciera que es poco probable, se hará justicia.
Rescate en Perú, otra vergüenza para el gobierno de México
Ayer se confirmó el rescate de los nueves trabajadores mineros vivos que estuvieron atrapados en la mina de cobre Cabeza de Negro en Ica, Perú, durante siete días. No cabe duda que cuando la voluntad y el sentido de responsabilidad existen, se pueden alcanzar los objetivos. Este esfuerzo exitoso en Perú, al igual que el de San José de Copiapó en Chile, exhiben en toda su crudeza la miseria humana de Grupo México en Pasta de Conchos, que abandonó a 65 de sus trabajadores en ese homicidio industrial con el que siempre serán señalados Germán Larrea, Vicente Fox, Francisco Javier Salazar, Felipe Calderón, Javier Lozano Alarcón, Fernando Gómez Mont y los demás colaboradores, cómplices, directivos y accionistas de esa empresa sin calidad ética y sin respeto a la vida humana.
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