Sin pan en la mesa

José Cárdenas

Hoy, recordar al poeta Octavio Paz. Murió hace 14 años.

Cuando nuestros políticos se convierten en “meseros”, casi siempre las cosas salen mal.

No podemos olvidarnos de cómo Santiago Creel fracasaba una y otra vez cuando, con cualquier asunto, tema o pretexto, quería montar en la Secretaría de Gobernación una mesa de algo… de lo que fuera.

Por una especie de triste juego de palabras, a los gobiernos de la alternancia siempre se les ha atorado aquello de llevar el PAN a la mesa.

Y en el caso de la Mesa de la Verdad, ideada por el PRI para desviar la atención del escándalo (falso o inducido) de las promesas no cumplidas por Enrique Peña Nieto, el partido en el poder tomó la delantera momentáneamente… pero la perdió cuando le cambiaron la jugada y el escenario… como a los maderos de San Juan, que piden pan, les dan un hueso… y se les atora en el pescuezo.

Todos, tricolores y celestes, perdieron… la Mesa de la Verdad acabó en mesa de la mentira.

El ciudadano común y corriente nada más vio a políticos más corrientes que comunes haciendo uno más de sus escándalos de circo, maroma… y mucho teatro.

Pura farsa… pan y circo… puro cuento… pura faramalla, mojiganga y carnaval.

En nada le conviene a Pedro Joaquín Coldwell ponerse de chillón… al nivel de Gustavo Madero.

Los del PRI no entienden. El enemigo no está ahí; está en otra parte… y a ése es al que deberían atacar. Excepto si se ha llegado a una negociación, a un acuerdo. ¿De acuerdo?

El caso es que, por fin, a tres semanas de iniciada, la contienda por la Presidencia “agarra” color… de hormiga.

Panistas y priistas dizque andan como perros y gatos.

El IFE hace como que la virgen le habla… y los electores deambulamos del bostezo al morbo, de la agonía al éxtasis.

Habrá quien ponga el grito en el cielo por la pelea en el suelo.

–¿Acaso serán los políticamente correctos?

–Sí… los que se espantan con películas XXX. Los que “no salen de fantasmas para no ver de noche”… diría el admirado Rafael Pérez Gay.

MONJE LOCO: Para comprender las razones del enchilamiento presidencial de Felipe Calderón en contra de la presidenta argentina, Cristina Fernández, hay que revisar dos asuntos. El primero, la ampliación de capital de Pemex y Repsol, cuya razón de ser nadie ha podido explicar cabalmente. Le metimos mil 600 millones de dólares y perdimos, hasta ahora, más de 480 millones. Una inversión ruinosa. El segundo, la afinidad ideológica y política del PAN con el Partido Popular hispano, demostrada no sólo con la visita de Josefina Vázquez Mota a la toma de posesión de Mariano Rajoy, sino con la obsequiosidad mexicana a favor del capital español, en bancos y turismo, al cual se le han dado aquí facilidades como en ninguna otra parte del mundo… Aunque El Peje se enoje. Ya se sabe, ya se supo…

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