Saqueo en fideicomisos

Francisco Rodriguez / Índice Político

Al frente de la Administración Pública federal, los panistas encontraron la vía para saquear al erario público. Ha sido a través de los fideicomisos que entidades y organismos gubernamentales “han podido disponer de recursos públicos sin vigilancia y supervisión alguna por parte de los órganos de control del Estado. Ello ha provocado múltiples irregularidades en la gestión pública y llegado a generar importantes daños patrimoniales a través de gastos discrecionales, desvío de recursos y conspicuos casos de corrupción”, al decir de la investigadora Irma Eréndira Sandoval, investigadora de la UNAM y coordinadora del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Transparencia y la Corrupción.

Cita como ejemplo que, tan sólo en el sexenio foxista, el gobierno Federal constituyó más de 150 fideicomisos “que por desgracia, en su gran mayoría, no cuentan ni con el control ni con la supervisión adecuados”. Al cierre de 2007, ya con el nuevo inquilino en Los Pinos, ese número se aproximó a 700.

Fue a finales de ese primer año del malhadado sexenio calderonista que, también como ejemplo, 120 mil millones de pesos no ejercidos en los presupuestos de egresos correspondientes a ese ejercicio fiscal fueron “transferidos” a esos oscuros fideicomisos de los cuales nadie sabe, nadie supo. Y así, cantidades cada vez mayores, en 2008, 2009, 2010 y 2011.

Y ahora, de acuerdo a una denuncia pública de Jorge Manrique, rector del Colegio Jurista, se confirma que muchos de los recursos públicos también son desviados a fideicomisos privados del todo fraudulentos, lo mismo que a fundaciones apócrifas que “proliferan en México durante la época electoral”.

De ello se da una bien documentada cuenta en el libro del respetado periodista José Reveles Las Manos Sucias del PAN (Planeta, 2006) –desvío de la Sedesol, entonces a cargo de la hoy candidata Josefina Vázquez de 55 millones de pesos para vivienda rural a una organización fantasma que los trianguló hacia los diputados panistas– y en cuyo prólogo escribe el historidado y politólogo Lorenzo Meyer que “esos recursos… se desviaron mediante la intervención de una organización fantasma para servir a fines proselitistas del Partido Acción Nacional. Y la investigación no sólo expone los mecanismos del desvío sino los nombres y apellidos de los posibles responsables de ese mal uso de fondos públicos: miembros del grupo parlamentario del PAN.”

Sucedió en 2006. Vuelve a presentarse este saqueo ahora.

Pero esos fideicomisos fraudulentos, esas asociaciones y fundaciones fantasmagóricas que se crean al calor político de las campañas, de acuerdo a Manrique, también se nutren de recursos empresariales: “Actualmente existen 40 mil 089 fundaciones y prácticamente el 17% de ellas, que asumen una misión cultural, desvían fondos para apoyar a los partidos políticos”.

Y el IFE, como el chinito. No’más milando los excesos económicos, sin que hasta ahora haya sanciones por los excesivos gastos en las campañas del PRI y del PAN.

De acuerdo a Manrique, resulta muy fácil dar de alta a una asociación civil en el país. Los requisitos se limitan a presentar acta constitutiva y estatutos en una notaría pública y el costo oscila de seis a diez mil pesos. Si se asume que son organizaciones de primer piso, que atienden directamente a comunidades, pueden expedir recibos de honorarios deducibles de impuestos.

La opacidad financiera de fundaciones, fideicomisos, comisiones y ONG’s en general se emplea para fondear candidaturas políticas y formar cuadros de activismo electoral como promotores del voto.

“La triangulación financiera es una realidad en tiempos electorales. Lo inédito ahora es que a la luz del díase comisione a funcionarios de nivel alto y medio en funciones partidistas para apoyar a candidatos predeterminados”, refirió Manrique.

Aunque estos métodos ilícitos se establecen en todos los partidos políticos, en la administración panista de Vicente Fox se operaron 781 fideicomisos con un total de 308 mil 634 millones de pesos en 2003, y aunque a partir del año siguiente se redujo paulatinamente el número de esos fondos, su disponibilidad aumentó hasta alcanzar 505 mil 758 millones de pesos en 2008, segundo año del sexenio de Calderón.

Al cierre de 2010 se tenían registrados 369 fideicomisos con un monto de 335 mil 989 millones de pesos. Dicho volumen de recursos representó 10.5 por ciento del gasto neto total autorizado por la Cámara de Diputados para ese año.

“Durante los últimos años, el gobierno federal crea múltiples fideicomisos, ya que el secreto fiduciario les permite operar de manera discrecional y al margen del control presupuestario. Incluso no existe una normativa contable suficiente, clara y precisa para el registro de los fideicomisos”, remarcó el rector.

Aseveró que el método empleado es perverso: se crea un fideicomiso con dinero del erario, se instala un consejo de administración formado por amigos del funcionario que promueve el fideicomiso, y si dichos amigos son a su vez miembros directivos de una organización civil, mejor. La oportunidad para triangular los recursos llega cuando el consejo de administración del fideicomiso generosamente otorga un “donativo” a la organización civil en cuestión.

Ahora “todos los viejos trucos convergen en generar recursos para las campañas políticas y esto conlleva oportunidades importantes en el lavado de dinero”, como el que apoya la candidata Vázquez Mota, cada ocasión que la traiciona su subconsciente, ¿o no?

Índice Flamígero: ¿Qué más se podrán robar los panistas en los 227 días que aún le quedan a esta fallida y nada honrada Administración?

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