Francisco Rodriguez / Índice Político
El saqueo de la Nación a cargo de los panistas es inconmensurable. Bajo el dudoso amparo de su novatez en cuestiones de administración pública, durante los últimos años han cargado con cuanto pueden. Y, de acuerdo a un documento interno de la Auditoría Superior de la Federación en mi poder, es en el renglón de Desarrollo Social donde más visibles son los “desvíos”, duplicidades, ineficiencias y, en pocas palabras, más raterías se presentan.
Son raterías multimillonarias, eso sí.
De ahí que, a ciencia cierta, nadie sepa por ejemplo cuántos “pisos firmes” se han colocado en las viviendas de los pobres y más miserables del país. El ocupante de Los Pinos ha dicho que 2.5 millones. En sus spots, el PAN dice que en 12 años fueron 2 millones. Y la fallida candidata Josefina Vázquez presume que, durante su ocupación de la Sedesol –cinco años y días– fueron 3 millones. ¿Quién da más?
Porque, quienes menos reciben, efectivamente, son los pobres que día a día se incrementan en México. De los muchos problemas de focalización en los programas sociales –asistencialistas, en realidad– que los auditores federales han detectado está el que los subsidios no se destinan a quienes más los necesitan y sí, en cambio, a “cuates”, amigos, organizaciones religiosas y otras filopanistas.
Sucede porque los datos en los padrones de los supuestos beneficiarios son incompletos, sobre todo en el renglón de vivienda –remember los recursos destinados a ese rubro en la Tarahumara, mismos que Vázquez Mota desvió a las candidaturas panistas a diputaciones federales– y en el de subsidios al consumo. En síntesis, los programas de vivienda, tan cacareados en spots transmitidos ad nauseam durante meses en la radio y en la televisión, son un fraude. El de Vivienda Rural, por ejemplo, sólo cumple con la mitad de su compromiso de viviendas nuevas.
Pero vea usted, que –como decía el locutor– aún hay más:
Así, sin que haya explicación al respecto, se entregaron montos superiores a los presupuestados en el programa “70 y más”, a diferencia de los montos significativamente menores entregados en los apoyos alimentarios.
Por si lo anterior fuera poco, se detectó también que hay duplicidad de programas. El ejemplo más vistoso es el “Programa de Apoyo Alimentario” y el “Programa Oportunidades”. Y con esa duplicidad, imagino, es más fácil escamotear los recursos públicos para otros fines, incluso los personales.
Sedesol, la secretaría electorera de la Administración Pública Federal mantiene desactualizados sus instrumentos jurídicos y lineamientos, con el objetivo evidente de maniobrar de acuerdo a las necesidades del partido en el poder y no de los supuestos beneficiarios. De ahí, también, la opacidad en la gestión de los recursos públicos, renglón en donde no se tiene registro de que existan reintegros a la Tesorería de la Federación de los recursos de programas que son temporales, debido a situaciones de emergencia. Si sobró, alguien se lo quedó.
Lo más grave es que la población afectada es aquella a la que, desde el salinato, eufemísticamente se ha bautizado como la “que menos tiene”, esto es los millones de pobres y en situación de abierta miseria que hay en el país y que año con año se ha incrementado desde que el PAN usufructúa el poder público federal.
Un ejemplo: la Auditoría Superior de la Federación tiene detectado un enorme fraude en la aplicación de vacunas a población indígena en edad escolar, lo mismo que en la entrega –calificada como parcial– de complementos nutricionales y leche a menores de edad, así como falta ¡total! de entregas a mujeres embarazadas. Y sí, claro, los responsable de que esto suceda son los mismos personajes que se desgarran las vestiduras en su defensa del derecho a la vida desde el momento mismo de la gestación. Patrañas. Hipocresía. Nada más.
Engloba el reporte en mis manos al IMSS y al ISSSTE en el rubro desarrollo social. Del organismo tripartita destaca ineficiencias en la supervisión de contratistas, pero es en el segundo, en el instituto que supuestamente debe atender a los burócratas, que se extiende:
Fraude en los procesos de licitación para adquisición de medicinas, cual se señaló aquí en repetidas ocasiones durante la gestión de Miguel Ángel Yunes; graves anomalías en los informes financieros… anomalías en el caso del servicio de telecomunicaciones internas… actividades que no corresponden al sistema de agencias turísticas que, por si fuera poco, no declaró IVA.
Un muestreo. Sólo eso. Un breve muestreo del enorme saqueo a la Nación…
Índice Flamígero: Y en los 236 días que aún le restan a este calamitoso sexenio, alguien informará del destino que tendrá el billón de pesos –un millón de millones–, correspondientes a un tercio del presupuesto aprobado para ejercer este 2012, que los calderonistas mantienen “sudando” en bancos privados y del sector público. ¿Por qué? ¿Para qué? Como si no hubiese necesidades sociales qué atender…
El saqueo de la Nación a cargo de los panistas es inconmensurable. Bajo el dudoso amparo de su novatez en cuestiones de administración pública, durante los últimos años han cargado con cuanto pueden. Y, de acuerdo a un documento interno de la Auditoría Superior de la Federación en mi poder, es en el renglón de Desarrollo Social donde más visibles son los “desvíos”, duplicidades, ineficiencias y, en pocas palabras, más raterías se presentan.
Son raterías multimillonarias, eso sí.
De ahí que, a ciencia cierta, nadie sepa por ejemplo cuántos “pisos firmes” se han colocado en las viviendas de los pobres y más miserables del país. El ocupante de Los Pinos ha dicho que 2.5 millones. En sus spots, el PAN dice que en 12 años fueron 2 millones. Y la fallida candidata Josefina Vázquez presume que, durante su ocupación de la Sedesol –cinco años y días– fueron 3 millones. ¿Quién da más?
Porque, quienes menos reciben, efectivamente, son los pobres que día a día se incrementan en México. De los muchos problemas de focalización en los programas sociales –asistencialistas, en realidad– que los auditores federales han detectado está el que los subsidios no se destinan a quienes más los necesitan y sí, en cambio, a “cuates”, amigos, organizaciones religiosas y otras filopanistas.
Sucede porque los datos en los padrones de los supuestos beneficiarios son incompletos, sobre todo en el renglón de vivienda –remember los recursos destinados a ese rubro en la Tarahumara, mismos que Vázquez Mota desvió a las candidaturas panistas a diputaciones federales– y en el de subsidios al consumo. En síntesis, los programas de vivienda, tan cacareados en spots transmitidos ad nauseam durante meses en la radio y en la televisión, son un fraude. El de Vivienda Rural, por ejemplo, sólo cumple con la mitad de su compromiso de viviendas nuevas.
Pero vea usted, que –como decía el locutor– aún hay más:
Así, sin que haya explicación al respecto, se entregaron montos superiores a los presupuestados en el programa “70 y más”, a diferencia de los montos significativamente menores entregados en los apoyos alimentarios.
Por si lo anterior fuera poco, se detectó también que hay duplicidad de programas. El ejemplo más vistoso es el “Programa de Apoyo Alimentario” y el “Programa Oportunidades”. Y con esa duplicidad, imagino, es más fácil escamotear los recursos públicos para otros fines, incluso los personales.
Sedesol, la secretaría electorera de la Administración Pública Federal mantiene desactualizados sus instrumentos jurídicos y lineamientos, con el objetivo evidente de maniobrar de acuerdo a las necesidades del partido en el poder y no de los supuestos beneficiarios. De ahí, también, la opacidad en la gestión de los recursos públicos, renglón en donde no se tiene registro de que existan reintegros a la Tesorería de la Federación de los recursos de programas que son temporales, debido a situaciones de emergencia. Si sobró, alguien se lo quedó.
Lo más grave es que la población afectada es aquella a la que, desde el salinato, eufemísticamente se ha bautizado como la “que menos tiene”, esto es los millones de pobres y en situación de abierta miseria que hay en el país y que año con año se ha incrementado desde que el PAN usufructúa el poder público federal.
Un ejemplo: la Auditoría Superior de la Federación tiene detectado un enorme fraude en la aplicación de vacunas a población indígena en edad escolar, lo mismo que en la entrega –calificada como parcial– de complementos nutricionales y leche a menores de edad, así como falta ¡total! de entregas a mujeres embarazadas. Y sí, claro, los responsable de que esto suceda son los mismos personajes que se desgarran las vestiduras en su defensa del derecho a la vida desde el momento mismo de la gestación. Patrañas. Hipocresía. Nada más.
Engloba el reporte en mis manos al IMSS y al ISSSTE en el rubro desarrollo social. Del organismo tripartita destaca ineficiencias en la supervisión de contratistas, pero es en el segundo, en el instituto que supuestamente debe atender a los burócratas, que se extiende:
Fraude en los procesos de licitación para adquisición de medicinas, cual se señaló aquí en repetidas ocasiones durante la gestión de Miguel Ángel Yunes; graves anomalías en los informes financieros… anomalías en el caso del servicio de telecomunicaciones internas… actividades que no corresponden al sistema de agencias turísticas que, por si fuera poco, no declaró IVA.
Un muestreo. Sólo eso. Un breve muestreo del enorme saqueo a la Nación…
Índice Flamígero: Y en los 236 días que aún le restan a este calamitoso sexenio, alguien informará del destino que tendrá el billón de pesos –un millón de millones–, correspondientes a un tercio del presupuesto aprobado para ejercer este 2012, que los calderonistas mantienen “sudando” en bancos privados y del sector público. ¿Por qué? ¿Para qué? Como si no hubiese necesidades sociales qué atender…
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