Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder
La ignorancia política y acerca de la administración pública de muchos mexicanos es como para parar de pestañas a cualquiera. En una reunión social me afirman, sin sustento alguno, que lo único refrescante de la actual campaña presidencial, la mejor propuesta, corresponde a Gabriel Quadri, lo que deja con los ojos cuadrados a alguien con dos dedos de frente.
Desde mi muy particular análisis, Gabriel Quadri es el contendiente deleznable, oportunista, poltrón y ventajoso, si los hay, porque su cometido es engañar más al electorado, obtener dos por ciento de los votos para Elba Esther Gordillo, quien continuará ordeñando recursos fiscales a través de las prerrogativas que la ley establece para que los partidos funcionen sin necesidad de recurrir al dinero negro, para no malgastar las cuotas sindicales.
¿Tienen idea, Quadri y sus allegados, los electores que votarán por él, del daño que causarán al oficio político, a la recaudación fiscal, al erario, cuando menos durante otros seis años, si le obtiene al Panal ese dos por ciento? ¿Cuáles son los intereses sociales y políticos verdaderos que defiende esa organización política? Únicamente los representados por la lideresa moral del SNTE y su familia.
Gabriel Quadri, al aceptar convertirse en candidato presidencial del Panal, se hace cómplice del expolio que en contra del erario se ha organizado la maestra milagrosa, con el propósito de conservar la impunidad que le permite mangonear al magisterio e imponer criterios -a través de la Dirección General de Contenidos y Métodos Educativos y de otros incondicionales filtrados o acomodados en el aparato administrativo de la SEP- para mantener la mediocridad en la calidad educativa básica y media.
El PT, por ejemplo, perdió toda función ideológica, porque sus dueños convirtieron -como al Verde Ecologista- en un negocio a esa organización política. Ocurre lo mismo con el Panal, pues Elba Esther Gordillo dispone de ese instituto político como lo hace con el SNTE, porque los considera parte de su hacienda personal, como su casa de Coronado, en California, o sus departamentos en Polanco, Distrito Federal.
Luis Castro, quien fue su secretario particular durante muchos años, puede narrar cuál es el verdadero, auténtico carácter de la maestra milagrosa, dar cuenta de la manera en que se comportaba y lo hacía conducirse cuando era su acompañante durante las excursiones de compras a las boutiques de Polanco, concretamente a la boutique emblemática del Distrito Federal.
El papel desempeñado por Gabriel Quadri en esta contienda electoral causa lástima, porque sólo apoya la estupidización del electorado mexicano; lo sabe, pero no le importa.
Retomo una idea de Simone Weil: “Nos separan, principalmente, cuatro (tres) obstáculos de una civilización susceptible de tener algún valor: Nuestra falsa concepción de la grandeza; la degradación del sentimiento de la justicia y nuestra idolatría por el dinero”. Elba lo sabe, y abusa.
La ignorancia política y acerca de la administración pública de muchos mexicanos es como para parar de pestañas a cualquiera. En una reunión social me afirman, sin sustento alguno, que lo único refrescante de la actual campaña presidencial, la mejor propuesta, corresponde a Gabriel Quadri, lo que deja con los ojos cuadrados a alguien con dos dedos de frente.
Desde mi muy particular análisis, Gabriel Quadri es el contendiente deleznable, oportunista, poltrón y ventajoso, si los hay, porque su cometido es engañar más al electorado, obtener dos por ciento de los votos para Elba Esther Gordillo, quien continuará ordeñando recursos fiscales a través de las prerrogativas que la ley establece para que los partidos funcionen sin necesidad de recurrir al dinero negro, para no malgastar las cuotas sindicales.
¿Tienen idea, Quadri y sus allegados, los electores que votarán por él, del daño que causarán al oficio político, a la recaudación fiscal, al erario, cuando menos durante otros seis años, si le obtiene al Panal ese dos por ciento? ¿Cuáles son los intereses sociales y políticos verdaderos que defiende esa organización política? Únicamente los representados por la lideresa moral del SNTE y su familia.
Gabriel Quadri, al aceptar convertirse en candidato presidencial del Panal, se hace cómplice del expolio que en contra del erario se ha organizado la maestra milagrosa, con el propósito de conservar la impunidad que le permite mangonear al magisterio e imponer criterios -a través de la Dirección General de Contenidos y Métodos Educativos y de otros incondicionales filtrados o acomodados en el aparato administrativo de la SEP- para mantener la mediocridad en la calidad educativa básica y media.
El PT, por ejemplo, perdió toda función ideológica, porque sus dueños convirtieron -como al Verde Ecologista- en un negocio a esa organización política. Ocurre lo mismo con el Panal, pues Elba Esther Gordillo dispone de ese instituto político como lo hace con el SNTE, porque los considera parte de su hacienda personal, como su casa de Coronado, en California, o sus departamentos en Polanco, Distrito Federal.
Luis Castro, quien fue su secretario particular durante muchos años, puede narrar cuál es el verdadero, auténtico carácter de la maestra milagrosa, dar cuenta de la manera en que se comportaba y lo hacía conducirse cuando era su acompañante durante las excursiones de compras a las boutiques de Polanco, concretamente a la boutique emblemática del Distrito Federal.
El papel desempeñado por Gabriel Quadri en esta contienda electoral causa lástima, porque sólo apoya la estupidización del electorado mexicano; lo sabe, pero no le importa.
Retomo una idea de Simone Weil: “Nos separan, principalmente, cuatro (tres) obstáculos de una civilización susceptible de tener algún valor: Nuestra falsa concepción de la grandeza; la degradación del sentimiento de la justicia y nuestra idolatría por el dinero”. Elba lo sabe, y abusa.
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