Arturo Balderas
Previamente a las elecciones de 2006 el IFE realizó un estudio sobre la viabilidad del voto de los mexicanos que residen en el extranjero. Una de las conclusiones del estudio fue que cerca de 4 millones de mexicanos, 90 por ciento de residentes en Estados Unidos, tenían la posibilidad de votar en las elecciones para la Presidencia que se efectuarían en 2006.
El liderazgo de la comunidad mexicana residente en el extranjero durante años promovió que el Congreso de la Unión aprobara ese derecho en el supuesto de que había millones de mexicanos ansiosos por participar en las elecciones de su país. Gracias a la evaluación que el propio instituto realizó a partir de los resultados de la elección, ahora sabemos que el supuesto era equivocado, ya que sólo 40 mil mexicanos se inscribieron en el padrón para votar y únicamente 33 mil lo hicieron, 28 mil de ellos en Estados Unidos.
A partir de su evaluación, el propio IFE hizo recomendaciones al Congreso para allanar algunos de los obstáculos que pudieron haber impedido a quienes viven fuera del país ejercer el derecho a votar. Además, realizó los ajustes que la legislación vigente permitía, para superar algunos de esos obstáculos, particularmente los de tipo instrumental.
Una vez cerrado el ciclo para que los mexicanos residentes fuera del país se inscribieran en el padrón para votar en julio próximo, el instituto dio a conocer que se recibieron 61 mil 687 solicitudes, de las que 45 mil 555 corresponden a Estados Unidos.
El esfuerzo realizado por las autoridades electorales en coordinación con instancias del Ejecutivo, no se reflejó en un aumento sustancial de quienes presumiblemente votarán en julio. Pareciera que una vez más prevaleció el desinterés de quienes residen en el extranjero para participar en los comicios de su país.
De acuerdo con la información censal, la población mexicana residente en el extranjero se concentra en Estados Unidos. Correspondiente con ese dato más de 70 por ciento de las solicitudes para inscribirse en el padrón para votar en las elecciones del primero de julio provino de ese país. En 2006, el mayor número de solicitudes se recibió de California, Texas e Illinois, estados en los que residen la mayoría de los ciudadanos mexicanos, según el censo. Aún se desconoce esa información para las elecciones del próximo mes de julio.
Para responder a una serie de interrogantes sobre ese abstencionismo electoral es necesario establecer comunicación con las organizaciones en las que se agrupan los mexicanos residentes en el extranjero, instituciones académicas en las que hay programas de estudios sobre México y organizaciones de atención a migrantes. Se realizarán entrevistas personales con esos líderes comunitarios e instituciones académicas, y en coordinación con ellos se administrará una encuesta, en las que se desagreguen dos preguntas básicas:
● ¿Hay una correlación entre la falta de participación en las elecciones, cuando los supuestos votantes vivían en México y ahora que residen en el extranjero?
● ¿Para aquellos que además tienen la nacionalidad estadunidense hay ese mismo desinterés en participar en las elecciones estadunidenses?
Reitero que entre los propósitos de este trabajo, en primer término, es saber por qué los mexicanos no votan, no obstante la insistencia del liderazgo de las comunidades mexicanas residentes en el extranjero, particularmente en Estados Unidos, en que se les concediera el derecho a votar.
Por extensión, los que adquirieron la nacionalidad estadunidense, ¿tienen también esa predisposición a abstenerse en las elecciones de Estados Unidos?
Previamente a las elecciones de 2006 el IFE realizó un estudio sobre la viabilidad del voto de los mexicanos que residen en el extranjero. Una de las conclusiones del estudio fue que cerca de 4 millones de mexicanos, 90 por ciento de residentes en Estados Unidos, tenían la posibilidad de votar en las elecciones para la Presidencia que se efectuarían en 2006.
El liderazgo de la comunidad mexicana residente en el extranjero durante años promovió que el Congreso de la Unión aprobara ese derecho en el supuesto de que había millones de mexicanos ansiosos por participar en las elecciones de su país. Gracias a la evaluación que el propio instituto realizó a partir de los resultados de la elección, ahora sabemos que el supuesto era equivocado, ya que sólo 40 mil mexicanos se inscribieron en el padrón para votar y únicamente 33 mil lo hicieron, 28 mil de ellos en Estados Unidos.
A partir de su evaluación, el propio IFE hizo recomendaciones al Congreso para allanar algunos de los obstáculos que pudieron haber impedido a quienes viven fuera del país ejercer el derecho a votar. Además, realizó los ajustes que la legislación vigente permitía, para superar algunos de esos obstáculos, particularmente los de tipo instrumental.
Una vez cerrado el ciclo para que los mexicanos residentes fuera del país se inscribieran en el padrón para votar en julio próximo, el instituto dio a conocer que se recibieron 61 mil 687 solicitudes, de las que 45 mil 555 corresponden a Estados Unidos.
El esfuerzo realizado por las autoridades electorales en coordinación con instancias del Ejecutivo, no se reflejó en un aumento sustancial de quienes presumiblemente votarán en julio. Pareciera que una vez más prevaleció el desinterés de quienes residen en el extranjero para participar en los comicios de su país.
De acuerdo con la información censal, la población mexicana residente en el extranjero se concentra en Estados Unidos. Correspondiente con ese dato más de 70 por ciento de las solicitudes para inscribirse en el padrón para votar en las elecciones del primero de julio provino de ese país. En 2006, el mayor número de solicitudes se recibió de California, Texas e Illinois, estados en los que residen la mayoría de los ciudadanos mexicanos, según el censo. Aún se desconoce esa información para las elecciones del próximo mes de julio.
Para responder a una serie de interrogantes sobre ese abstencionismo electoral es necesario establecer comunicación con las organizaciones en las que se agrupan los mexicanos residentes en el extranjero, instituciones académicas en las que hay programas de estudios sobre México y organizaciones de atención a migrantes. Se realizarán entrevistas personales con esos líderes comunitarios e instituciones académicas, y en coordinación con ellos se administrará una encuesta, en las que se desagreguen dos preguntas básicas:
● ¿Hay una correlación entre la falta de participación en las elecciones, cuando los supuestos votantes vivían en México y ahora que residen en el extranjero?
● ¿Para aquellos que además tienen la nacionalidad estadunidense hay ese mismo desinterés en participar en las elecciones estadunidenses?
Reitero que entre los propósitos de este trabajo, en primer término, es saber por qué los mexicanos no votan, no obstante la insistencia del liderazgo de las comunidades mexicanas residentes en el extranjero, particularmente en Estados Unidos, en que se les concediera el derecho a votar.
Por extensión, los que adquirieron la nacionalidad estadunidense, ¿tienen también esa predisposición a abstenerse en las elecciones de Estados Unidos?
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