Álvaro Delgado
El caos en la campaña de Josefina Vázquez Mota, quien se ha puesto en manos de Felipe Calderón y su legión de incondicionales que perdió todo en las elecciones de 2009, ha servido a Enrique Peña Nieto para guarecerse del escrutinio sobre el derroche, la fatuidad y la ausencia de ideas que perfila una pesadilla para México si gana.
Tal como se presenta hoy el escenario para el 1 de julio, aun si las encuestas no están “cuchareadas” –como sin duda lo están–, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no sólo conquistaría la Presidencia de la República, sino la mayoría en las dos cámaras del Congreso y, junto con casi todas las gubernaturas, reinstauraría la vieja hegemonía, pero ahora con la legitimidad de las urnas.
Es un panorama ominoso para México, pero perfectamente posible sin un contrapeso serio del partido del gobierno que controla Calderón –cuyos incondicionales han hecho suyas las principales candidaturas y controlan el PAN–, y con Andrés Manuel López Obrador sin capacidad hasta ahora para sacudir y atraer a su proyecto a millones de indecisos que pueden dar su voto al PRI mediante la estupidez del voto nulo.
El infausto porvenir con Peña Nieto no es él en sí mismo –un maniquí manipulable–, ni Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong, sus coordinadores formales, sino los poderes económicos y políticos que le prestaron a los panistas un ratito el poder y que, mediocres, no fueron capaces de administrar eficazmente, poderes que entre otros representa Televisa, el ministerio de la ignorancia en México.
Junto a la plutocracia engendrada por Carlos Salinas, uno de los mentores de Peña Nieto, se encuentran los gobernadores y exgobernadores –a su vez seguidos por legiones de priistas hambrientos de presupuesto, que ya sienten suyo–, y grupos criminales que requieren protección al más alto nivel para sus actividades que financian campañas.
Es la corrupción a gran escala, institucionalizada, que jamás atacaron Vicente Fox y Felipe Calderón en 12 años de gobierno, que no existe en el vocabulario ni en el programa del PAN ni de Vázquez Mota, y que con el PRI se vería perfectamente normal.
Y si a la mayoría de los mexicanos la corrupción le parece perfectamente normal, si a esos mexicanos no les importa el respeto a su voto, Peña Nieto ganará. Sin duda…
Apuntes
Se equivoca Gustavo Madero, presidente de ese partido, al calificar de guerra sucia el trabajo periodístico del semanario Proceso, que publica en su edición de esta semana que Isabel Miranda de Wallace, candidata a jefe de gobierno del Distrito Federal, fue sujeta a proceso penal por los delitos de tentativa de homicidio y resistencia de particulares, hace 14 años, información que ella ha escamoteado a los ciudadanos que aspira a gobernar. El partido de la guerra sucia se dice víctima de la guerra sucia… Otra paradoja en el PAN: Vázquez Mota despide a la periodista Karla Garduño por un equívoco lingüístico, pero enaltece al responsable de la muerte de 49 bebés en la guardería ABC de Hermosillo, en 2010: Juan Molinar Horcasitas, que ella documentó…
El caos en la campaña de Josefina Vázquez Mota, quien se ha puesto en manos de Felipe Calderón y su legión de incondicionales que perdió todo en las elecciones de 2009, ha servido a Enrique Peña Nieto para guarecerse del escrutinio sobre el derroche, la fatuidad y la ausencia de ideas que perfila una pesadilla para México si gana.
Tal como se presenta hoy el escenario para el 1 de julio, aun si las encuestas no están “cuchareadas” –como sin duda lo están–, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no sólo conquistaría la Presidencia de la República, sino la mayoría en las dos cámaras del Congreso y, junto con casi todas las gubernaturas, reinstauraría la vieja hegemonía, pero ahora con la legitimidad de las urnas.
Es un panorama ominoso para México, pero perfectamente posible sin un contrapeso serio del partido del gobierno que controla Calderón –cuyos incondicionales han hecho suyas las principales candidaturas y controlan el PAN–, y con Andrés Manuel López Obrador sin capacidad hasta ahora para sacudir y atraer a su proyecto a millones de indecisos que pueden dar su voto al PRI mediante la estupidez del voto nulo.
El infausto porvenir con Peña Nieto no es él en sí mismo –un maniquí manipulable–, ni Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong, sus coordinadores formales, sino los poderes económicos y políticos que le prestaron a los panistas un ratito el poder y que, mediocres, no fueron capaces de administrar eficazmente, poderes que entre otros representa Televisa, el ministerio de la ignorancia en México.
Junto a la plutocracia engendrada por Carlos Salinas, uno de los mentores de Peña Nieto, se encuentran los gobernadores y exgobernadores –a su vez seguidos por legiones de priistas hambrientos de presupuesto, que ya sienten suyo–, y grupos criminales que requieren protección al más alto nivel para sus actividades que financian campañas.
Es la corrupción a gran escala, institucionalizada, que jamás atacaron Vicente Fox y Felipe Calderón en 12 años de gobierno, que no existe en el vocabulario ni en el programa del PAN ni de Vázquez Mota, y que con el PRI se vería perfectamente normal.
Y si a la mayoría de los mexicanos la corrupción le parece perfectamente normal, si a esos mexicanos no les importa el respeto a su voto, Peña Nieto ganará. Sin duda…
Apuntes
Se equivoca Gustavo Madero, presidente de ese partido, al calificar de guerra sucia el trabajo periodístico del semanario Proceso, que publica en su edición de esta semana que Isabel Miranda de Wallace, candidata a jefe de gobierno del Distrito Federal, fue sujeta a proceso penal por los delitos de tentativa de homicidio y resistencia de particulares, hace 14 años, información que ella ha escamoteado a los ciudadanos que aspira a gobernar. El partido de la guerra sucia se dice víctima de la guerra sucia… Otra paradoja en el PAN: Vázquez Mota despide a la periodista Karla Garduño por un equívoco lingüístico, pero enaltece al responsable de la muerte de 49 bebés en la guardería ABC de Hermosillo, en 2010: Juan Molinar Horcasitas, que ella documentó…
Comentarios