Jorge Fernández Menéndez
Los candidatos estarán en el Foro Económico de Vallarta, se reunirán con el jefe de Gobierno español, Mariano Rajoy, estarán luego con los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, también con empresarios, creo que de la Canaco, pero más allá de encuentros privados, el verdadero banderazo de salida de la campaña lo dieron los anuncios del PAN que han aparecido desde la semana pasada sobre el cumplimiento de los compromisos de Enrique Peña Nieto.
Las encuestas, como la publicada ayer por Excélsior, muestran con bastante claridad tanto la ventaja de Peña Nieto como el derrumbe del mito de que la disputa es por el segundo lugar. Si Enrique está a unos 20 puntos de distancia de Josefina, López Obrador está diez puntos por debajo de la panista. Poco más de 30 puntos de distancia entre el primero y el tercer lugares (una distancia en la que coinciden prácticamente todas las encuestas serias) hacen demasiado difícil siquiera hablar de una competencia real entre el primero y el tercero. López Obrador no ha crecido ni lo hará, lleva meses sin poder moverse del espacio de 20%, su nuevo discurso no ha pegado y sus declaraciones ahora nuevamente contra el IFE por supuestamente proteger a Peña Nieto o porque no le quieren dar los debates que él solicita o porque resulta cada vez más evidente que la confrontación, distancia incluida entre Peña y Josefina, será solamente entre dos, no hacen más que destacar el discurso un poco esquizofrénico de paz y amor e intolerancia.
La campaña comenzó con los anuncios del PAN sobre Peña porque, por primera vez, luego de los tropiezos de diciembre pasado, la campaña del candidato priista tendrá que afrontar una confrontación verdadera. Durante enero, febrero, marzo y buena parte de abril, Enrique consolidó equipo, realizó amarres, construyó sus listas de diputados y senadores y se dedicó a filmar una campaña con pocas propuestas, pero espléndidamente bien producida en distintos lugares de la República. El eslogan de lo firmo y lo cumplo que tan buenos resultados dio en el Estado de México se llevó al plano federal y hay que decir que funciona. La gente está cansada de rollos: quiere que lo que se prometa se cumpla. Y ahí residen las verdaderas posibilidades de Peña Nieto.
Por eso el ataque del PAN es tan virulento en ese flanco. Y por eso este momento es clave para el futuro de la campaña. Si el PRI logra sortear ese asedio, si logra demostrar que su candidato sí cumple, y disipar sombras en ese sentido, dudo mucho que surja cualquier otro argumento que pueda trastocar la lógica de la campaña. Pero si el PAN percibe una grieta en esa lógica, si en la campaña del cumplimiento de compromisos logra descubrir y exhibir mentiras o insuficiencias, la campaña tomará otro tono y tendrá otros márgenes de competencia diferentes a los actuales.
Peña Nieto ha logrado sortear, hasta ahora y con métodos muy diversos, todos los escollos político-personales que se le enfrentaron: desde la relación con Arturo Montiel hasta el tema de los libros; desde los tuits desafortunados hasta los libros sobre su pasado seductor. En términos políticos y de encuestas, ninguna de esas balas ha perforado su coraza electoral. Ahora se debe enfrentar a una artillería más poderosa porque va al corazón de su discurso político y su eje de campaña (y no nos equivoquemos: es también la estrategia en torno a la cual girará su gobierno si llega a Los Pinos: la del compromiso y el cumplimiento, una idea pragmática por definición, pero muy útil a la hora de gobernar y de mostrar resultados). De cómo manejen ambos equipos, el de Peña y del de Josefina, esta coyuntura dependerá, en mucho, el futuro de la campaña electoral. Es más, creo que este combate definirá si hay o no una verdadera campaña en los próximos 70 días.
YPF, Repsol, Pemex
La presidenta argentina Cristina Fernández decidió, ante la crisis económica que vive su país, optar por el camino de Chávez en lugar de hacerlo por el de sus vecinos y socios, Brasil, Chile y Uruguay. La expropiación de la empresa petrolera YPF, que había sido privatizada años atrás, precisamente porque había sido quebrada por las pésimas administraciones públicas, la coloca en una línea de enfrentamiento directo con España y la Unión Europea y con una coyuntura compleja: será la dueña del petróleo, pero como ocurre con Caracas, son pocos los que se atreverán a invertir porque no sentirán seguridad jurídica para sus inversiones. Y el petróleo ahí se va a quedar o costará muchísimo extraerlo. La medida de Cristina recuerda, por la forma, el fondo y el momento económico que vive su país, aquella de la expropiación de la banca de López Portillo en 1982. Me temo que las consecuencias serán similares.
Los candidatos estarán en el Foro Económico de Vallarta, se reunirán con el jefe de Gobierno español, Mariano Rajoy, estarán luego con los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, también con empresarios, creo que de la Canaco, pero más allá de encuentros privados, el verdadero banderazo de salida de la campaña lo dieron los anuncios del PAN que han aparecido desde la semana pasada sobre el cumplimiento de los compromisos de Enrique Peña Nieto.
Las encuestas, como la publicada ayer por Excélsior, muestran con bastante claridad tanto la ventaja de Peña Nieto como el derrumbe del mito de que la disputa es por el segundo lugar. Si Enrique está a unos 20 puntos de distancia de Josefina, López Obrador está diez puntos por debajo de la panista. Poco más de 30 puntos de distancia entre el primero y el tercer lugares (una distancia en la que coinciden prácticamente todas las encuestas serias) hacen demasiado difícil siquiera hablar de una competencia real entre el primero y el tercero. López Obrador no ha crecido ni lo hará, lleva meses sin poder moverse del espacio de 20%, su nuevo discurso no ha pegado y sus declaraciones ahora nuevamente contra el IFE por supuestamente proteger a Peña Nieto o porque no le quieren dar los debates que él solicita o porque resulta cada vez más evidente que la confrontación, distancia incluida entre Peña y Josefina, será solamente entre dos, no hacen más que destacar el discurso un poco esquizofrénico de paz y amor e intolerancia.
La campaña comenzó con los anuncios del PAN sobre Peña porque, por primera vez, luego de los tropiezos de diciembre pasado, la campaña del candidato priista tendrá que afrontar una confrontación verdadera. Durante enero, febrero, marzo y buena parte de abril, Enrique consolidó equipo, realizó amarres, construyó sus listas de diputados y senadores y se dedicó a filmar una campaña con pocas propuestas, pero espléndidamente bien producida en distintos lugares de la República. El eslogan de lo firmo y lo cumplo que tan buenos resultados dio en el Estado de México se llevó al plano federal y hay que decir que funciona. La gente está cansada de rollos: quiere que lo que se prometa se cumpla. Y ahí residen las verdaderas posibilidades de Peña Nieto.
Por eso el ataque del PAN es tan virulento en ese flanco. Y por eso este momento es clave para el futuro de la campaña. Si el PRI logra sortear ese asedio, si logra demostrar que su candidato sí cumple, y disipar sombras en ese sentido, dudo mucho que surja cualquier otro argumento que pueda trastocar la lógica de la campaña. Pero si el PAN percibe una grieta en esa lógica, si en la campaña del cumplimiento de compromisos logra descubrir y exhibir mentiras o insuficiencias, la campaña tomará otro tono y tendrá otros márgenes de competencia diferentes a los actuales.
Peña Nieto ha logrado sortear, hasta ahora y con métodos muy diversos, todos los escollos político-personales que se le enfrentaron: desde la relación con Arturo Montiel hasta el tema de los libros; desde los tuits desafortunados hasta los libros sobre su pasado seductor. En términos políticos y de encuestas, ninguna de esas balas ha perforado su coraza electoral. Ahora se debe enfrentar a una artillería más poderosa porque va al corazón de su discurso político y su eje de campaña (y no nos equivoquemos: es también la estrategia en torno a la cual girará su gobierno si llega a Los Pinos: la del compromiso y el cumplimiento, una idea pragmática por definición, pero muy útil a la hora de gobernar y de mostrar resultados). De cómo manejen ambos equipos, el de Peña y del de Josefina, esta coyuntura dependerá, en mucho, el futuro de la campaña electoral. Es más, creo que este combate definirá si hay o no una verdadera campaña en los próximos 70 días.
YPF, Repsol, Pemex
La presidenta argentina Cristina Fernández decidió, ante la crisis económica que vive su país, optar por el camino de Chávez en lugar de hacerlo por el de sus vecinos y socios, Brasil, Chile y Uruguay. La expropiación de la empresa petrolera YPF, que había sido privatizada años atrás, precisamente porque había sido quebrada por las pésimas administraciones públicas, la coloca en una línea de enfrentamiento directo con España y la Unión Europea y con una coyuntura compleja: será la dueña del petróleo, pero como ocurre con Caracas, son pocos los que se atreverán a invertir porque no sentirán seguridad jurídica para sus inversiones. Y el petróleo ahí se va a quedar o costará muchísimo extraerlo. La medida de Cristina recuerda, por la forma, el fondo y el momento económico que vive su país, aquella de la expropiación de la banca de López Portillo en 1982. Me temo que las consecuencias serán similares.
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