John Saxe-Fernández
En medio de las transformaciones, retos y graves riesgos que enfrenta la humanidad y la población aglutinada en torno a la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), que nació el pasado diciembre, la Cumbre de las Américas, convocada por la OEA en Cartagena, Colombia, expresa tiempos idos, síntoma de un anacronismo colonial. La OEA se diseñó como un colmillo del tiburón, que coacciona y depreda a cada sardina por separado, en función del interés privado nacional de Estados Unidos y de oligarquías propensas a vender todo por una coparticipación en la apropiación del excedente.
Su misión es frenar y revertir la avalancha del cambio histórico que vive la región desde 1959 cuando, por su existencia misma, la revolución cubana notificó al continente y al mundo que sí se puede.
Estos 53 años enseñan la necesidad diaria de la defensa, palmo a palmo, de lo avanzado por gobiernos sudamericanos y del Caribe que, con amplio apoyo popular, fomentan la equidad y la soberanía en lo doméstico y en lo regional (Alba, Petrocaribe, Unasur, Celac), frente a la mandíbula del capital monopólico, la presidencia imperial (PI), propensa a lidiar con el colapso económico y hegemónico en curso, con atroces guerras y operativos diplo-militares.
Su veto a la presencia de Cuba en Cartagena, rechazado por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, da fe de mezquina doblez, que se persigna con una democracia donde impera el dólar sobre el voto, una charada plutocrática que se devela aún más ante la propensión crónica de la PI a usurpar funciones legislativas y judiciales, haciendo trizas la Constitución y la Carta de Derechos.
Obama profundizó la militarización, el estado de excepción policial/militar instaurado bajo el 11/S y criminalizó la protesta social, pero no frenó ni la codicia bancaria ni la corrupción: según el Senador B. Sanders, en la década de 2001-11, cientos de firmas militares y de seguridad defraudaron al fisco en más de un billón (trillion) de dólares, inclidos todos los principales contratistas del Pentágono, en medio de una deuda nacional calculada en 15 billones, acentuándose las contradicciones del poder en un mundo multipolar.
Mientras, el dólar ingresa en una zona de turbulencia, en parte por la resistencia de los BRICS al abuso del hegemonismo monetario/financiero usado por Estados Unidos para aliviar su presupuesto del costo enorme del derroche energético, del guerrerismo, sus misiones de espectro completo y la proliferación de bases militares en América Latina y el mundo.
Es desde el Plan Colombia donde impera un feroz terrorismo de Estado, como en el México en que Calderón lanzó más de 60 mil ciudadanos y ciudadanas a las fosas de la Iniciativa Mérida, que el tiburón intenta devorar recursos y mercados con esos diseños de intervención/ocupación policial/militar/penal y de seguridad. Por la centralidad de las materias primas y la escasez de recursos naturales vitales, de fácil acceso, alta calidad y baratos, su explotación y las ganancias no se dejan al arbitrio de la mano invisible o para beneficio de los pueblos.
En Colombia, México y Honduras, la PI endosa los intereses oligárquico-imperiales bajo la cubierta de la guerra al narco o al crimen aunque, como ilustra J. Gato: la CIA y otras instancias del gobierno han sido sorprendidas al enviar droga a Estados Unidos; la DEA fue sorprendida lavando dinero para los cárteles de Colombia a México (ICH, primero de abril pasado) a lo que se agrega que agentes de la ATF denunciaron que ese ente y la Casa Blanca bajo Bush y Obama han enviado enorme cantidad de armamento de alto calibre a los cárteles mexicanos.
Se sabe que los más altos cargos aprobaron operativos tipo rápido y furioso a sabiendas que incrementarían la violencia en México, en especial en los estados norteños, donde se han hecho grandes hallazgos de gas de esquisto y se realizan robos y trasiego de crudo y gasolina de los ductos de Pemex hacia firmas de Estados Unidos.
Huérfano de legitimidad (¿cuál es el sustento legal de las ejecuciones extrajudiciales en Irak, Afganistán, Yemen, etcétera?), Obama no llega solo a la cumbre. Se acompaña del bilateralismo intensivo del FMI, Banco Mundial y BID y se respalda en operativos clandestinos y en los Comandos Norte (para México) y Sur (para el resto de la región).
Además da gran apoyo al amplio despliegue de fuerzas especiales y mercenarias que operan como firmas de seguridad. Según atestiguó un ex contratista militar en una Corte Federal de Virginia, en Irak a los soldados y mercenarios (textual): se les estimula y se les premia por la destrucción de vida iraquí, es decir, la vida de los dueños de una de las mayores reservas de crudo convencional del mundo.
Es hora de poner fin a foros donde el tiburón dialoga cosechando los frutos del bilateralismo intensivo. Es imperativo negociar con EU con una sola voz y desde instrumentos y contextos multilaterales equilibrados y no degradados.
En medio de las transformaciones, retos y graves riesgos que enfrenta la humanidad y la población aglutinada en torno a la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), que nació el pasado diciembre, la Cumbre de las Américas, convocada por la OEA en Cartagena, Colombia, expresa tiempos idos, síntoma de un anacronismo colonial. La OEA se diseñó como un colmillo del tiburón, que coacciona y depreda a cada sardina por separado, en función del interés privado nacional de Estados Unidos y de oligarquías propensas a vender todo por una coparticipación en la apropiación del excedente.
Su misión es frenar y revertir la avalancha del cambio histórico que vive la región desde 1959 cuando, por su existencia misma, la revolución cubana notificó al continente y al mundo que sí se puede.
Estos 53 años enseñan la necesidad diaria de la defensa, palmo a palmo, de lo avanzado por gobiernos sudamericanos y del Caribe que, con amplio apoyo popular, fomentan la equidad y la soberanía en lo doméstico y en lo regional (Alba, Petrocaribe, Unasur, Celac), frente a la mandíbula del capital monopólico, la presidencia imperial (PI), propensa a lidiar con el colapso económico y hegemónico en curso, con atroces guerras y operativos diplo-militares.
Su veto a la presencia de Cuba en Cartagena, rechazado por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, da fe de mezquina doblez, que se persigna con una democracia donde impera el dólar sobre el voto, una charada plutocrática que se devela aún más ante la propensión crónica de la PI a usurpar funciones legislativas y judiciales, haciendo trizas la Constitución y la Carta de Derechos.
Obama profundizó la militarización, el estado de excepción policial/militar instaurado bajo el 11/S y criminalizó la protesta social, pero no frenó ni la codicia bancaria ni la corrupción: según el Senador B. Sanders, en la década de 2001-11, cientos de firmas militares y de seguridad defraudaron al fisco en más de un billón (trillion) de dólares, inclidos todos los principales contratistas del Pentágono, en medio de una deuda nacional calculada en 15 billones, acentuándose las contradicciones del poder en un mundo multipolar.
Mientras, el dólar ingresa en una zona de turbulencia, en parte por la resistencia de los BRICS al abuso del hegemonismo monetario/financiero usado por Estados Unidos para aliviar su presupuesto del costo enorme del derroche energético, del guerrerismo, sus misiones de espectro completo y la proliferación de bases militares en América Latina y el mundo.
Es desde el Plan Colombia donde impera un feroz terrorismo de Estado, como en el México en que Calderón lanzó más de 60 mil ciudadanos y ciudadanas a las fosas de la Iniciativa Mérida, que el tiburón intenta devorar recursos y mercados con esos diseños de intervención/ocupación policial/militar/penal y de seguridad. Por la centralidad de las materias primas y la escasez de recursos naturales vitales, de fácil acceso, alta calidad y baratos, su explotación y las ganancias no se dejan al arbitrio de la mano invisible o para beneficio de los pueblos.
En Colombia, México y Honduras, la PI endosa los intereses oligárquico-imperiales bajo la cubierta de la guerra al narco o al crimen aunque, como ilustra J. Gato: la CIA y otras instancias del gobierno han sido sorprendidas al enviar droga a Estados Unidos; la DEA fue sorprendida lavando dinero para los cárteles de Colombia a México (ICH, primero de abril pasado) a lo que se agrega que agentes de la ATF denunciaron que ese ente y la Casa Blanca bajo Bush y Obama han enviado enorme cantidad de armamento de alto calibre a los cárteles mexicanos.
Se sabe que los más altos cargos aprobaron operativos tipo rápido y furioso a sabiendas que incrementarían la violencia en México, en especial en los estados norteños, donde se han hecho grandes hallazgos de gas de esquisto y se realizan robos y trasiego de crudo y gasolina de los ductos de Pemex hacia firmas de Estados Unidos.
Huérfano de legitimidad (¿cuál es el sustento legal de las ejecuciones extrajudiciales en Irak, Afganistán, Yemen, etcétera?), Obama no llega solo a la cumbre. Se acompaña del bilateralismo intensivo del FMI, Banco Mundial y BID y se respalda en operativos clandestinos y en los Comandos Norte (para México) y Sur (para el resto de la región).
Además da gran apoyo al amplio despliegue de fuerzas especiales y mercenarias que operan como firmas de seguridad. Según atestiguó un ex contratista militar en una Corte Federal de Virginia, en Irak a los soldados y mercenarios (textual): se les estimula y se les premia por la destrucción de vida iraquí, es decir, la vida de los dueños de una de las mayores reservas de crudo convencional del mundo.
Es hora de poner fin a foros donde el tiburón dialoga cosechando los frutos del bilateralismo intensivo. Es imperativo negociar con EU con una sola voz y desde instrumentos y contextos multilaterales equilibrados y no degradados.
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