Los niños de la guerra

José Cárdenas

El cineasta Luis Mandoki —hoy director de cabecera de Andrés Manuel López Obrador— realizó en 2004 la película Voces Inocentes, sobre los niños atrapados por la guerra civil en El Salvador. Es una gran dramatización de la injusticia.

Ahora, un grupo de empresarios, líderes sociales, ONG y universidades privadas usan a actores infantiles para meterse a otra guerra… la electoral. Buscan irrumpir en el proceso, pasar lista de presentes, alzar la mano y recordar el peso de su influencia… hasta en las urnas.

Políticos, burócratas, criminales, asaltantes, policías… y maestros quedan ridiculizados.

Para eso grabaron una historia truculenta cuyo violento final es al mismo tiempo un desafío:

“Si éste es el futuro que me espera no lo quiero. Basta de trabajar para sus partidos y no para nosotros, basta de arreglar el país por encimita. Doña Josefina, Don Andrés Manuel, Don Enrique, Don Gabriel, se acabó el tiempo, México ya tocó fondo. ¿Sólo van a ir por la silla o van a cambiar el futuro de nuestro país?”, pregunta una niña en el video (http://www.youtube.com/watch?v=mnH7LxqEH84) que se difunde en YouTube.

El mensaje parece un intento forzado de interlocución entre el poder del gran capital y el futuro grupo gobernante… sea cual sea.

Llama la atención que entre los líderes sociales, solidarios con este empeño visual de aparente infantilización de la crítica, esté la candidata del PAN al gobierno del DF, Isabel Miranda de Wallace, quien hace mucho dejó de disfrutar la neutralidad política de un movimiento ciudadano.

Las personas e instituciones privadas que patrocinan el mensaje usan a niños, de entre 8 y 10 años de edad, para que digan lo que ellos quisieran decir.

El video es una perversa manipulación, y tanto que algunos diputados se espantan. Denuncian un atentado contra los derechos humanos de los niños actores. El priista Miguel Ángel García Granados argumenta que el mensaje es una forma de prostitución infantil. Otro priista, Antonio Martínez, exige a la Secretaría de Gobernación censurar el video. Exageran… y quedan en ridículo. Como escribe Carlos Marín en Milenio, “son impúdicos y desvergonzados (porque) cuando se trata de políticos en campaña, besuqueando a niñas y niños, no ven ‘uso’: simplemente se hacen pendejos”.

La crítica al mensaje va por otro lado más serio.

Los problemas sociales no se pueden banalizar… y menos mediante un video grotesco que equivale a llevar niños a la Cámara de Diputados a que se sienten en las curules… y jueguen a que son diputados.

Los problemas nacionales hay que abordarlos, sí, pero como son… y exigir responsabilidades a quien se le tienen que exigir, con un lenguaje ciudadano y responsable.

Es muy fácil desvirtuar el contenido de la política, convirtiéndolo en un documentalito, como si fuera comercial de pañales…

No se vale apuntar al corazón para pegar en la cabeza.

MONJE LOCO: Por cierto, los promotores de este video de alto impacto son los mismos que se opusieron a Felipe Calderón, cuando al principio de su gobierno les dijo que ya no iba a ser un buen negocio andar regalando dinero en vez de pagar impuestos. Los “filántropos” se le echaron encima… y el Presidente de la República se les echó para atrás. Ya se sabe, ya se supo…

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