Samuel García
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, está decidida a tomar medidas en el corto plazo para frenar la importación de autos procedentes de México ante la negativa del gobierno de Felipe Calderón de renegociar el Acuerdo de Complementación Económica (ACE-55) entre ambos países por el que México exporta vehículos a Argentina libre de aranceles.
El gobierno argentino quiere reducir o desaparecer el déficit automotriz por mil millones de dólares que tuvo con México en 2011 y, de acuerdo a las versiones de funcionarios del gobierno argentino reportadas por la prensa de aquel país, ya se plantean anunciar en breve medidas unilaterales en ese sentido.
Hace dos semanas que la ministra de Industria, Débora Giorgi, expresó su intención de renegociar el ACE-55 con México en términos similares a lo negociado por Brasil con nuestro país y que impone cuotas a las exportaciones automotrices mexicanas por 3 años. Sin embargo el gobierno mexicano respondió inmediatamente que no negociaría con Argentina y, en todo caso, acudiría a las instancias de la Organización Mundial de Comercio, OMC, para denunciar cualquier violación al acuerdo.
Pero el asunto ha subido de tono en los últimos días. El viernes pasado México, con otros 39 países, firmó la queja que presentó Estados Unidos ante la OMC en Ginebra en contra de Argentina por prácticas proteccionistas adoptadas por el gobierno de Cristina Fernández que imponen barreras al comercio y a la inversión. Ya el lunes pasado Estados Unidos castigó al gobierno argentino excluyéndolo de su sistema generalizado de preferencias arancelarias por no pagar fallos arbitrales por 300 millones de dólares a favor de dos empresas estadounidenses.
Países vecinos como Chile y Perú y los propios socios de Argentina en el Mercosur han mostrado preocupación por el creciente proteccionismo argentino implementado a través de una serie de trabas burocráticas que han complicado las exportaciones hacia Argentina y que ponen en riesgo al propio Mercosur.
El problema que enfrenta el gobierno de Fernández de Kirchner lo describió hace poco el presidente uruguayo José Mujica cuando dijo que Argentina “tiene una crisis de disponibilidad de dólares…y está recurriendo a toda una serie de mecanismos heterodoxos que nos complican la vida para poder vender”.
Efectivamente, Argentina enfrenta una crisis de divisas. A sus problemas para acceder a los mercados de capitales internacionales se agrega la fuerte salida de capitales que el año pasado creció 88% y que ascendió a más de 21 mil millones de dólares. Esta situación ha obligado al gobierno de Fernández de Kirchner a mantener superávits comerciales utilizando diversas argucias como restringir las importaciones bajo pretextos burocráticos, aunque el gobierno argentino lo niega.
El caso es que las importaciones de vehículos y autopartes desde México en el marco del ACE-55 son parte de los ajustes comerciales que el gobierno argentino quiere implementar a como dé lugar, a fin de dar una salida coyuntural a su problema de disponibilidad de dólares.
La presión del gobierno argentino sobre México se ha acentuado y no hay que descartar que Argentina decida adoptar medidas unilaterales lo que significaría el virtual rompimiento del acuerdo.
Este sería un paso más para alejar a México de las dos grandes economías suramericanas.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, está decidida a tomar medidas en el corto plazo para frenar la importación de autos procedentes de México ante la negativa del gobierno de Felipe Calderón de renegociar el Acuerdo de Complementación Económica (ACE-55) entre ambos países por el que México exporta vehículos a Argentina libre de aranceles.
El gobierno argentino quiere reducir o desaparecer el déficit automotriz por mil millones de dólares que tuvo con México en 2011 y, de acuerdo a las versiones de funcionarios del gobierno argentino reportadas por la prensa de aquel país, ya se plantean anunciar en breve medidas unilaterales en ese sentido.
Hace dos semanas que la ministra de Industria, Débora Giorgi, expresó su intención de renegociar el ACE-55 con México en términos similares a lo negociado por Brasil con nuestro país y que impone cuotas a las exportaciones automotrices mexicanas por 3 años. Sin embargo el gobierno mexicano respondió inmediatamente que no negociaría con Argentina y, en todo caso, acudiría a las instancias de la Organización Mundial de Comercio, OMC, para denunciar cualquier violación al acuerdo.
Pero el asunto ha subido de tono en los últimos días. El viernes pasado México, con otros 39 países, firmó la queja que presentó Estados Unidos ante la OMC en Ginebra en contra de Argentina por prácticas proteccionistas adoptadas por el gobierno de Cristina Fernández que imponen barreras al comercio y a la inversión. Ya el lunes pasado Estados Unidos castigó al gobierno argentino excluyéndolo de su sistema generalizado de preferencias arancelarias por no pagar fallos arbitrales por 300 millones de dólares a favor de dos empresas estadounidenses.
Países vecinos como Chile y Perú y los propios socios de Argentina en el Mercosur han mostrado preocupación por el creciente proteccionismo argentino implementado a través de una serie de trabas burocráticas que han complicado las exportaciones hacia Argentina y que ponen en riesgo al propio Mercosur.
El problema que enfrenta el gobierno de Fernández de Kirchner lo describió hace poco el presidente uruguayo José Mujica cuando dijo que Argentina “tiene una crisis de disponibilidad de dólares…y está recurriendo a toda una serie de mecanismos heterodoxos que nos complican la vida para poder vender”.
Efectivamente, Argentina enfrenta una crisis de divisas. A sus problemas para acceder a los mercados de capitales internacionales se agrega la fuerte salida de capitales que el año pasado creció 88% y que ascendió a más de 21 mil millones de dólares. Esta situación ha obligado al gobierno de Fernández de Kirchner a mantener superávits comerciales utilizando diversas argucias como restringir las importaciones bajo pretextos burocráticos, aunque el gobierno argentino lo niega.
El caso es que las importaciones de vehículos y autopartes desde México en el marco del ACE-55 son parte de los ajustes comerciales que el gobierno argentino quiere implementar a como dé lugar, a fin de dar una salida coyuntural a su problema de disponibilidad de dólares.
La presión del gobierno argentino sobre México se ha acentuado y no hay que descartar que Argentina decida adoptar medidas unilaterales lo que significaría el virtual rompimiento del acuerdo.
Este sería un paso más para alejar a México de las dos grandes economías suramericanas.
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