La economía de los políticos

Samuel García

Habrá que tener cuidado: La economía en general va bien, pero la economía de las personas y de las familias, no. No como se nos dice.

Esto es lo que explica la enorme brecha que existe entre lo que opinan los economistas y lo que dice la gente en general en las encuestas que publica INEGI. Los primeros están viendo que los grandes números de la economía no marchan tan mal, pero los segundos –que son millones- no ven en sus bolsillos lo que dicen aquellos.

Pero más allá de las opiniones de unos y otros, el fenómeno no es difícil de advertir a través de las propias cifras económicas. El viernes 30 de marzo pasado –ya al pie del inicio de las vacaciones lo que dificultó su difusión- el Banco de México publicó la minuta sobre la más reciente reunión de su Junta de Gobierno.

En ese documento se publicaron tres gráficas (páginas 11 y 12) que con mucha claridad muestran la frágil y deteriorada situación económica en la que viven millones de mexicanos y su rezago frente al indudable avance de los grandes números de la economía, que son los que escuchamos en boca de políticos y funcionarios públicos a través de los medios masivos de comunicación.

Le describo brevemente estas tres gráficas:

1. Precarización del empleo. La primera gráfica elaborada por el Banco de México muestra que las tasas de ocupación en el sector informal de la economía (léase ambulantaje y pequeños negocios no registrados) han crecido sostenidamente por lo menos en el último año. A enero de 2012 esta tasa fue de 28.9% de la población económicamente activa. Esta misma gráfica muestra que las tasas de desocupación y subocupación actuales son significativamente más altas que las que existían previas a la crisis que estalló en 2008.

2. Deterioro del ingreso real. La segunda gráfica que presenta el banco central muestra que por fin, a finales del año pasado, la masa salarial real tuvo una variación anual positiva desde la crisis de 2008 por la creación de empleos; aunque, como se vio antes, éstos son de baja calidad. Sin embargo el ingreso real promedio continuó mostrando caídas anuales que a finales del año pasado fue de -1.9%. Este deterioro en el ingreso real de la población se viene presentando desde inicios de 2008.

3. Costos de mano de obra en caída libre. Una tercera gráfica elaborada por el banco central -consecuencia de la evolución negativa en los ingresos reales anteriores- muestra una caída significativa en los costos unitarios de la mano de obra en el sector manufacturero a lo largo de los últimos tres años (2009-2011); a la vez que la productividad media del trabajo ha crecido sostenidamente durante este tiempo.

En suma, en su documento el Banco de México muestra estos tres indicadores: Precarización del empleo, deterioro del ingreso real y caída en los costos de la mano de obra en el sector manufacturero, como argumentos para enfatizar que las actuales condiciones de debilidad del mercado laboral no implican presiones sobre los precios. Eso está bien en materia de inflación que es el objetivo constitucional del banco central.

Pero la descripción gráfica que hace el Banco de México sobre la situación actual del empleo y del ingreso de la mayoría de los mexicanos dista mucho de los grandes promedios macroeconómicos y de las propuestas que escucharemos en las campañas electorales.

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