Ricardo Alemán
Uno de los pecados capitales de las confrontaciones guerreras, incluidas las guerras político-electorales, se comete cuando una de las partes no es capaz de percatarse dónde está el enemigo.
Es tal la importancia de ese pecado, que el refranero popular se ocupó del tema con una consigna harto significativa. “Es un riesgo capital dormir con el enemigo”, dice, en relación a que la vida propia está en peligro, si una de las partes no se percata de que, en su propia casa, y en su propia cama, se localiza al enemigo.
Viene a cuento el tema porque, además del mensaje mediático que intentó la candidata presidencial con el supuesto o real “golpe de timón” —que sólo sube a nuevos políticos a su campaña—, lo cierto es que la señora Josefina Vázquez Mota también envía el mensaje de que el “cambio verdadero” de su campaña no es más que “dormir con el enemigo”. ¿Por qué?
Porque si se analiza con cuidado el origen político y el desempeño reciente de cada uno de los nuevos colaboradores de la campaña presidencial de la señora Vázquez Mota, llegaremos a la conclusión de que, en efecto, La Jefa prefirió sumar a su causa a los que hace apenas algunas semanas eran sus más feroces enemigos políticos.
Es decir, que ahora resulta que —para rescatar la candidatura de la señora Vázquez Mota— fue llamado, al equipo de campaña, todo el grupo de apoyadores y colaboradores de Ernesto Cordero, el más duro adversario de la hoy candidata presidencial. En otras palabras, que a la vuelta del tiempo se confirma que los operadores de Josefina no mostraron la capacidad necesaria para una candidatura presidencial. Y, por ello, debieron ser llamados los operadores del candidato Ernesto Cordero y, por supuesto, el ex titular de Hacienda.
Pero el asunto es aún peor, si se toma en cuenta que desde la casa presidencial se llevó a cabo, de manera grosera, la imposición de Ernesto Cordero, con la finalidad de tumbar la candidatura de la señora Vázquez Mota. Pero tampoco es todo. Vale recordar que Josefina Vázquez Mota se había propuesto poner distancia respecto del gobierno de Felipe Calderón, como estrategia fundamental de campaña.
En otras palabras, que parte fundamental de la candidatura de La Jefa era mostrarse “diferente” respecto del gobierno de Felipe Calderón. Sin embargo, el llamado “golpe de timón” disolvió toda diferencia entre el gobierno de Calderón y la candidatura presidencial del PAN, lo cual convierte a la señora Vázquez Mota en la continuadora del proyecto de Felipe Calderón. Y frente a esa penosa realidad, obligan las preguntas fundamentales.
Si desde la casa presidencial debieron salir al rescate de la candidatura de Vázquez Mota, y si “los hombres y las mujeres del Presidente” hoy están soportando la candidatura presidencial del PAN, entonces, ¿cuál es la “Josefina diferente”? ¿Cuál será la diferencia entre el gobierno de Calderón y el potencial gobierno de la señora Vázquez Mota?
Queda claro, entonces, que hoy por hoy no existe ninguna diferencia entre La Jefa y el gobierno de Calderón, y entre La Jefa y el delfín presidencial, Ernesto Cordero. Pero tampoco ahí terminan los cuestionamientos. ¿Cuántos de los operadores de Ernesto Cordero y del ex precandidato presidencial, realmente harán todo a favor de la señora Josefina? ¿Cuántos de los perdedores de la contienda interna del PAN van a procurar que la señora Josefina resulte ganadora?
Tampoco ahí termina la crisis. Está claro —para todo el que quiera verlo— que el precandidato Ernesto Cordero recibió todo el apoyo del gobierno federal y de su jefe, Felipe Calderón. Bueno, a pesar de ese apoyo sin límite, los operadores de Cordero se vieron claramente superados, luego de exhibir sus notorias incapacidades. Por eso la gran pregunta.
¿De qué le va a servir a Josefina un puñado de políticos de mediano y pequeño nivel que sólo tienen el mérito de su amistad con el presidente Calderón y que ya mostraron que se trata de un montón de perdedores?
Está claro que hasta hoy le entregaron el control total del partido a la señora Vázquez Mota —lo cual debió ocurrir la misma noche en que ganó la candidatura presidencial—, pero también es cierto que se trató de una entrega tardía, una vez que buena parte del daño ya tiene en la lona a la señora Vázquez Mota.
Lo cierto es que la candidata del Partido Acción Nacional va a requerir mucho más que un montón de enemigos políticos en su campaña y que un camión bautizado como La Jefa. Va a requerir un milagro político, de esos que no vienen del cielo. Al tiempo.
Uno de los pecados capitales de las confrontaciones guerreras, incluidas las guerras político-electorales, se comete cuando una de las partes no es capaz de percatarse dónde está el enemigo.
Es tal la importancia de ese pecado, que el refranero popular se ocupó del tema con una consigna harto significativa. “Es un riesgo capital dormir con el enemigo”, dice, en relación a que la vida propia está en peligro, si una de las partes no se percata de que, en su propia casa, y en su propia cama, se localiza al enemigo.
Viene a cuento el tema porque, además del mensaje mediático que intentó la candidata presidencial con el supuesto o real “golpe de timón” —que sólo sube a nuevos políticos a su campaña—, lo cierto es que la señora Josefina Vázquez Mota también envía el mensaje de que el “cambio verdadero” de su campaña no es más que “dormir con el enemigo”. ¿Por qué?
Porque si se analiza con cuidado el origen político y el desempeño reciente de cada uno de los nuevos colaboradores de la campaña presidencial de la señora Vázquez Mota, llegaremos a la conclusión de que, en efecto, La Jefa prefirió sumar a su causa a los que hace apenas algunas semanas eran sus más feroces enemigos políticos.
Es decir, que ahora resulta que —para rescatar la candidatura de la señora Vázquez Mota— fue llamado, al equipo de campaña, todo el grupo de apoyadores y colaboradores de Ernesto Cordero, el más duro adversario de la hoy candidata presidencial. En otras palabras, que a la vuelta del tiempo se confirma que los operadores de Josefina no mostraron la capacidad necesaria para una candidatura presidencial. Y, por ello, debieron ser llamados los operadores del candidato Ernesto Cordero y, por supuesto, el ex titular de Hacienda.
Pero el asunto es aún peor, si se toma en cuenta que desde la casa presidencial se llevó a cabo, de manera grosera, la imposición de Ernesto Cordero, con la finalidad de tumbar la candidatura de la señora Vázquez Mota. Pero tampoco es todo. Vale recordar que Josefina Vázquez Mota se había propuesto poner distancia respecto del gobierno de Felipe Calderón, como estrategia fundamental de campaña.
En otras palabras, que parte fundamental de la candidatura de La Jefa era mostrarse “diferente” respecto del gobierno de Felipe Calderón. Sin embargo, el llamado “golpe de timón” disolvió toda diferencia entre el gobierno de Calderón y la candidatura presidencial del PAN, lo cual convierte a la señora Vázquez Mota en la continuadora del proyecto de Felipe Calderón. Y frente a esa penosa realidad, obligan las preguntas fundamentales.
Si desde la casa presidencial debieron salir al rescate de la candidatura de Vázquez Mota, y si “los hombres y las mujeres del Presidente” hoy están soportando la candidatura presidencial del PAN, entonces, ¿cuál es la “Josefina diferente”? ¿Cuál será la diferencia entre el gobierno de Calderón y el potencial gobierno de la señora Vázquez Mota?
Queda claro, entonces, que hoy por hoy no existe ninguna diferencia entre La Jefa y el gobierno de Calderón, y entre La Jefa y el delfín presidencial, Ernesto Cordero. Pero tampoco ahí terminan los cuestionamientos. ¿Cuántos de los operadores de Ernesto Cordero y del ex precandidato presidencial, realmente harán todo a favor de la señora Josefina? ¿Cuántos de los perdedores de la contienda interna del PAN van a procurar que la señora Josefina resulte ganadora?
Tampoco ahí termina la crisis. Está claro —para todo el que quiera verlo— que el precandidato Ernesto Cordero recibió todo el apoyo del gobierno federal y de su jefe, Felipe Calderón. Bueno, a pesar de ese apoyo sin límite, los operadores de Cordero se vieron claramente superados, luego de exhibir sus notorias incapacidades. Por eso la gran pregunta.
¿De qué le va a servir a Josefina un puñado de políticos de mediano y pequeño nivel que sólo tienen el mérito de su amistad con el presidente Calderón y que ya mostraron que se trata de un montón de perdedores?
Está claro que hasta hoy le entregaron el control total del partido a la señora Vázquez Mota —lo cual debió ocurrir la misma noche en que ganó la candidatura presidencial—, pero también es cierto que se trató de una entrega tardía, una vez que buena parte del daño ya tiene en la lona a la señora Vázquez Mota.
Lo cierto es que la candidata del Partido Acción Nacional va a requerir mucho más que un montón de enemigos políticos en su campaña y que un camión bautizado como La Jefa. Va a requerir un milagro político, de esos que no vienen del cielo. Al tiempo.
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