Gerardo Fernández Noroña

Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate

Dígase lo que se diga, a toda prueba un auténtico hombre de izquierda. Inquebrantable en sus ideas y principios. Congruente con lo que piensa y con lo que hace. Aguerrido luchador social. Impugnador tenaz. Solidario y defensor de los débiles o de las causas nobles. Cuestionante implacable de los corruptos con su característico lenguaje punzante e irónico, así como directo y claridoso. Popular y controvertido, como desafiante e intrépido. Sencillo, humilde y honesto. Ágil y talentoso para el debate, como acertado y culto en sus disertaciones. Calificado por algunos como rijoso, pero la verdad es que su activismo es amplio y abierto, y generalmente no da marcha atrás a lo que emprende ni da tregua al adversario. En fin, hombre polémico, pero que con letras mayúsculas se podría decir que es el opositor por antonomasia.

Quizá muchos estarán de acuerdo en lo antes señalado, y a lo mejor otros no tanto, porque serán éstos quienes constantemente se mofan de él, le lanzan infinidad de epítetos y descalificaciones, pero lo cierto es que resulta difícil negar que lo que se ha mencionado es parte del perfil de la personalidad singular de Gerardo Fernández Noroña, actualmente diputado Federal.

Se hace alusión a todo ello, en razón de que en días pasados salieron a flote algunas diferencias y la existencia de una aparente relación fría y casi indiferente de Andrés Manuel López Obrador hacía Fernández Noroña. Eso, de ser verdad, créame que jamás hubiésemos imaginado tal situación, ya que lo más lógico para cualquiera, hubiese sido pensar que entre ellos se ha conservado una plena armonía y un buen entendimiento, porque en los hechos y en las acciones, sin lugar a equívocos, se puede afirmar que ambos han luchado por los mismos ideales, con principios idénticos y han transitado de manera paralela en el mismo sentido, y seguro que bajo una perfecta coordinación y exactitud.

Pero pues dicen que las apariencias engañan, y quizá estamos ante una de ellas. Esto porque sucedió que días pasados, el diputado Fernández Noroña, no aguantó más, e hizo declaraciones tronantes en contra de AMLO, en razón de que se quejó de que éste recientemente, de manera categórica, expresara ante estudiantes de la Universidad Anáhuac, que en su gabinete no estarían ni Noroñas ni Bejaranos. Además, de que por esos mismos días AMLO también declaró al periódico el País de que ya había perdonado a Felipe Calderón. Circunstancia que motivó que inmediatamente el legislador Fernández Noroña en un tono molesto cuestionara el alcance de tal perdón, al preguntar si con ello se estaría reconociendo el gobierno de Felipe Calderón.

La respuesta de AMLO que habrá de ser puntual a una pregunta directa, legítima y procedente, me parece que aún todavía no se tiene.

Como habrá de recordarse, el origen de no reconocer al gobierno de Felipe Calderón, surgió en asamblea pública en el Zócalo, pronunciamiento colectivo que se hizo a mano alzada por más de cien mil reunidos ahí, en ese lugar. Ello sucedió inmediatamente después de la elección presidencial del 2006, con lo que se iniciaba una protesta permanente y manifiesta, misma que se haría sentir en toda ocasión oportuna a través de acciones de resistencia civil, empezando con el plantón de Reforma, ya que se consideró que se había cometido un descarado fraude electoral con el que le habían robado la Presidencia de la República a López Obrador.

Por eso es que, después del perdón de AMLO a Calderón, con justificada razón, en tono molesto pregunta Fernández Noroña, sí tal perdón significaba el reconocimiento a un gobierno al que, por cierto, ellos en todo momento siempre lo calificaron de espurio. Pero, seguro que también la molestia de Fernández Noroña no nada más se debió a ese perdón, sino a la declaración de AMLO de que en su gabinete no estarían ni Noroñas ni Bejaranos. Una declaración que en la forma en que AMLO la hizo, implícitamente significó que para él, Fernández Noroña es una persona desacreditada, y por tanto no idónea como para convertirlo en su eventual colaborador. Cuestión que también se tendría que aclarar.

Esto desde luego que provocó que sacara hasta chispas en el ánimo de Fernández Noroña, y vaya que él no tiene pelos en la lengua para expresar lo que siente, más aún si se le agravia, por lo que, consecuentemente, ya no nada más fueron esos reclamos, sino que salió a relucir por su propia boca que en su momento AMLO mezquinamente se oponía para que él fuera candidato a diputado Federal, y que tan sólo ha tenido tres veces la oportunidad de platicar con él. Es más, sería muy importante que AMLO declarara si tiene algún interés en obstruir la carrera política de Fernández Noroña.

Pero además, también hoy expresa que lo vetaron para ser candidato a diputado a la Asamblea Legislativa, situación inexplicable porque con creces y dignidad muchos estiman que está cerrando su periodo como legislador, razón por la que quizá sintió que ingratamente para él no alcanzó cubrirlo el manto de la República amorosa. Hay quienes creen que con esto AMLO se aventó un alacrán al pecho, pero creo que a pesar de la conmoción que este diferendo causó en amplios sectores de la izquierda, lo único que sucedería es que en algunos eventos hubiesen pronunciamientos como señalar que “todos somos Noroñas”, y mientras tanto, el día de la elección, Fernández Noroña, leal como ha sido a sus principios, seguro que, como lo dijo, emitirá su voto a favor de Andrés Manuel López Obrador.

Pálida tinta: No vaya a ser que el relanzamiento de Josefina nada más les alcance para realizar una pequeña parábola. Es decir, subir y caer tan rápido como su relanzamiento, porque su campaña por más que le soplan, nomás no prende.

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