Francisco Rodriguez / Índice Político
Dos de los cuatro candidatos presidenciales proponen la privatización de Pemex, lo que en la práctica ya es un hecho pues observadores expertos en la llamada primera industria ¿nacional? advierten que, entre 70 y 80 por ciento de las actividades de la paraestatal están ya concesionadas o contratadas con particulares, la mayoría de ellos extranjeros.
Más que profundizar la privatización, tanto Enrique Peña (PRI) y Josefina Vázquez (PAN) deberían proponer la expropiación de Petróleos Mexicanos para que, de nueva cuenta, vuelva a ser puntal del desarrollo nacional y no, cual sucede ahora, botín que saquean todo tipo de empresas extranjeras.
Viene al caso el comentario ahora que la presidente de Argentina, Cristina Fernández, dio el gran paso de expropiar para sus connacionales el 51% del paquete accionario que la hispana Repsol posee en la petrolera YPF.
Gran paso nacionalista, sí, aunque ello le cueste enfrentarse a la mafia financiera internacional –de la cual son meros títeres gobiernos como el de Mariano Rajoy o, incluso, la fallida Administración de Felipe Calderón–, que de inmediato reaccionó amenazante en contra del gobierno y el pueblo argentino. En contra de todos aquellos a quienes, ahora financiera y comercialmente, está en vías de reconquistarnos: desde el Bravo hasta la Patagonia.
Hacía falta poner un hasta aquí al nuevo imperialismo español. Lo hizo la señora Fernández, luego de que Repsol no sólo explotara irracionalmente los energéticos del país austral, también de que hiciera a los argentinos “las cuentas del gran capitán” y no enterara los dividendos correspondientes, después, asimismo, de que especulara en la Bolsa de Madrid soltando el cuento de que vendería YPF a los chinos, lo que el 10 de este abril provocó que sus acciones subieran 2% en una sesión que netamente estaba a la baja.
“Creímos que Calderón ‘se iba a morder uno’, pero no se aguantó y acabó quitándose la careta y descarándose llevado por la ira ocasionada por sus torcidas ideas en materia de economía, para gritar a los cuatro vientos, (en dueto con uno de sus servidores, Ferrari el dizque secretario de Economía) que la expropiación en Argentina fue ‘muy poco responsable y muy poco racional y que no lleva a nada’ Esto es un estúpido insulto a Cristina Kirchner, presidente de Argentina, y degrada más de lo que ya está, la figura de Calderón, quien si usara sombrero, debía de quitárselo ante una verdadera mandataria que sí vela por su pueblo y la soberanía de su Patria”, me escribe –interpretando el sentir de muchos mexicanos– don William González, a quien conocemos por su pseudónimo maya Dzunum.
Imposible que Calderón “se lo mordiera”. Él no es sino el continuador de una suerte de complot –iniciado en la administración del recién fallecido Miguel de la Madrid, por su secretario de Programación Carlos Salinas– que busca el desmantelamiento, la aniquilación de Pemex.
Primero, cuando en aquella época dividieron en cinco empresas a la paraestatal, quintuplicando funciones, compras, nóminas, corrupción y todo lo que usted se imagine. Luego, ya en el zedillato, con la instauración de los pidiregas –algunos de los cuales acabaran de pagarse hasta el 2045, si las profecías mayas resultan erróneas–, hipotecando la renta no sólo de Pemex sino también las de las dos empresas eléctricas, CFE y la desaparecida Luz y Fuerza. Relegando, casi desapareciendo, las funciones de exploración. Concesionando al extranjero la refinación del crudo mexicano. Sobreexplotando los yacimientos para aprovechar los altos precios del mercado internacional. Cargando a la paraestatal prácticamente todo el peso fiscal, ante la evasión fiscal de los grandes contribuyentes privados. Dilapidando los excedentes obtenidos por la venta del crudo al extranjero… entre otras acciones encaminadas a acabar con Pemex y, así, poderla rematar por cacahuates al sector privado extranjero.
Dos de los cuatro precandidatos proponen profundizar la privatización de Pemex: Peña y Vázquez.
¿Ya sabrán quién sería el Slim (privatización de Telmex) que va a crear cada uno de ellos?
Índice Flamígero: Escribe el observador experto Samuel García: “El desenlace del caso Pemex-Repsol evidencia que el gobierno mexicano tuvo que recular de sus intenciones originales frente al gobierno español y a Repsol. En esos meses, de agosto de 2011 a febrero pasado, se impusieron los intereses políticos españoles por sobre el interés legítimo de un inversionista extranjero, a tal grado que, bajo acuerdo, se ‘obligó’ a Pemex a no participar en Repsol con más del 10% de las acciones y renunciar a sus legítimas inquietudes sobre la gerencia y el gobierno corporativo de la petrolera española. A cambio, se le ofreció un incierto ‘acuerdo comercial’ entre ambas empresas”. + + + Lo bueno es que a esta agachona y malinchista fallida Administración de Calderón, sólo le quedan 226 días.
Dos de los cuatro candidatos presidenciales proponen la privatización de Pemex, lo que en la práctica ya es un hecho pues observadores expertos en la llamada primera industria ¿nacional? advierten que, entre 70 y 80 por ciento de las actividades de la paraestatal están ya concesionadas o contratadas con particulares, la mayoría de ellos extranjeros.
Más que profundizar la privatización, tanto Enrique Peña (PRI) y Josefina Vázquez (PAN) deberían proponer la expropiación de Petróleos Mexicanos para que, de nueva cuenta, vuelva a ser puntal del desarrollo nacional y no, cual sucede ahora, botín que saquean todo tipo de empresas extranjeras.
Viene al caso el comentario ahora que la presidente de Argentina, Cristina Fernández, dio el gran paso de expropiar para sus connacionales el 51% del paquete accionario que la hispana Repsol posee en la petrolera YPF.
Gran paso nacionalista, sí, aunque ello le cueste enfrentarse a la mafia financiera internacional –de la cual son meros títeres gobiernos como el de Mariano Rajoy o, incluso, la fallida Administración de Felipe Calderón–, que de inmediato reaccionó amenazante en contra del gobierno y el pueblo argentino. En contra de todos aquellos a quienes, ahora financiera y comercialmente, está en vías de reconquistarnos: desde el Bravo hasta la Patagonia.
Hacía falta poner un hasta aquí al nuevo imperialismo español. Lo hizo la señora Fernández, luego de que Repsol no sólo explotara irracionalmente los energéticos del país austral, también de que hiciera a los argentinos “las cuentas del gran capitán” y no enterara los dividendos correspondientes, después, asimismo, de que especulara en la Bolsa de Madrid soltando el cuento de que vendería YPF a los chinos, lo que el 10 de este abril provocó que sus acciones subieran 2% en una sesión que netamente estaba a la baja.
“Creímos que Calderón ‘se iba a morder uno’, pero no se aguantó y acabó quitándose la careta y descarándose llevado por la ira ocasionada por sus torcidas ideas en materia de economía, para gritar a los cuatro vientos, (en dueto con uno de sus servidores, Ferrari el dizque secretario de Economía) que la expropiación en Argentina fue ‘muy poco responsable y muy poco racional y que no lleva a nada’ Esto es un estúpido insulto a Cristina Kirchner, presidente de Argentina, y degrada más de lo que ya está, la figura de Calderón, quien si usara sombrero, debía de quitárselo ante una verdadera mandataria que sí vela por su pueblo y la soberanía de su Patria”, me escribe –interpretando el sentir de muchos mexicanos– don William González, a quien conocemos por su pseudónimo maya Dzunum.
Imposible que Calderón “se lo mordiera”. Él no es sino el continuador de una suerte de complot –iniciado en la administración del recién fallecido Miguel de la Madrid, por su secretario de Programación Carlos Salinas– que busca el desmantelamiento, la aniquilación de Pemex.
Primero, cuando en aquella época dividieron en cinco empresas a la paraestatal, quintuplicando funciones, compras, nóminas, corrupción y todo lo que usted se imagine. Luego, ya en el zedillato, con la instauración de los pidiregas –algunos de los cuales acabaran de pagarse hasta el 2045, si las profecías mayas resultan erróneas–, hipotecando la renta no sólo de Pemex sino también las de las dos empresas eléctricas, CFE y la desaparecida Luz y Fuerza. Relegando, casi desapareciendo, las funciones de exploración. Concesionando al extranjero la refinación del crudo mexicano. Sobreexplotando los yacimientos para aprovechar los altos precios del mercado internacional. Cargando a la paraestatal prácticamente todo el peso fiscal, ante la evasión fiscal de los grandes contribuyentes privados. Dilapidando los excedentes obtenidos por la venta del crudo al extranjero… entre otras acciones encaminadas a acabar con Pemex y, así, poderla rematar por cacahuates al sector privado extranjero.
Dos de los cuatro precandidatos proponen profundizar la privatización de Pemex: Peña y Vázquez.
¿Ya sabrán quién sería el Slim (privatización de Telmex) que va a crear cada uno de ellos?
Índice Flamígero: Escribe el observador experto Samuel García: “El desenlace del caso Pemex-Repsol evidencia que el gobierno mexicano tuvo que recular de sus intenciones originales frente al gobierno español y a Repsol. En esos meses, de agosto de 2011 a febrero pasado, se impusieron los intereses políticos españoles por sobre el interés legítimo de un inversionista extranjero, a tal grado que, bajo acuerdo, se ‘obligó’ a Pemex a no participar en Repsol con más del 10% de las acciones y renunciar a sus legítimas inquietudes sobre la gerencia y el gobierno corporativo de la petrolera española. A cambio, se le ofreció un incierto ‘acuerdo comercial’ entre ambas empresas”. + + + Lo bueno es que a esta agachona y malinchista fallida Administración de Calderón, sólo le quedan 226 días.
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