El viacrucis de Josefina

Jorge Zepeda Patterson

La primera semana de campañas presidenciales dejó saldos rojos en algunos campamentos y ambiente de celebración en otros. El equipo de Peña mostró oficio y músculo con una gira perfectamente orquestada, un reality show en tiempo real en el que los asistentes participaron como si se tratara de extras de cine; sonrisas y aplausos en los lugares indicados y un candidato y su esposa recibidos como celebridades. A este paso, el priista no tendrá que “posicionar” programas de campaña, sino tan sólo desfilar como la Miss Universo con saludo de brazo corto-corto-largo.

Si fuera partido de futbol, diría que López Obrador obtuvo un buen empate en su primera semana. Luego de arrancar en Querétaro, se arropó con tres días de actividades en el DF, donde se concentra la fuerza de la izquierda y la cobertura mediática. Posteriormente se dio un baño de pueblo en Chiapas, donde también son fuertes los perredistas. Fue una buena decisión arrancar la campaña en terreno blandito.

Como quiera, ya la primera semana muestra algunas tensiones entre los tres partidos que avalan la candidatura de López Obrador. Está claro que el tabasqueño se encuentra más cómodo con el PT, totalmente subordinado a su voluntad, que con el PRD, sujeto todavía al control de Los Chuchos. En Chiapas AMLO parecía candidato de un solo partido: el PT inundó de banderas sus mítines y el PRD se quejó de haber sido excluido. El candidato tendrá que resolver esta tensión si no quiere conceder demasiada ventaja a sus rivales. Es el PRD el que tiene la estructura y los recursos para hacer, aunque modesta, una campaña nacional, no así Convergencia y PT.

El gran perdedor del arranque de la contienda es la candidata del PAN. Para Vázquez Mota fue una semana non santa, un verdadero viacrucis. Su semana arrancó con el desdén a la Ibero y a la UNAM (que era anterior pero difundido estos días), fallas en la transmisión por Internet del inicio de campaña, desliz discursivo al prometer “fortalecer el lavado de dinero”, suspensión de un acto de campaña por protestas de trabajadores de Mexicana de Aviación que habían sido invitados, un mareo momentáneo en un evento público, abandono de un restaurante en Tres Marías por la protesta de los clientes del lugar.

Demasiados “incidentes” para una semana. Todavía es muy temprano para saber el impacto en la intención de voto del electorado. Pero seguramente lo habrá. Las redes le han cobrado muy caro los errores; algunos de ellos han sido objeto de difusión viral, seguramente aceitados por el enorme equipo cibernético que han montado lo priistas.

Vázquez Mota ya había experimentado en las últimas semanas un estancamiento de la espuma que en enero y febrero le permitió acercarse a Peña Nieto. Tal espuma fue resultado de su triunfo en las elecciones internas del PAN al imponerse al candidato oficial, Ernesto Cordero. La espuma fue lógica y natural, toda vez que los candidatos de otros partidos no estaban en campaña, pero el estancamiento de la espuma también lo es. Lo grave es que justo en el punto de inflexión comiencen a crecer los negativos de la panista, producto de esta primera semana desastrosa. Los adversarios tratarán de extender la noción de que tales errores expresan la falta de liderazgo, energía y eficiencia de Vázquez Mota.

A mi juicio, su viacrucis tiene que ver con tres factores. Primero, que la panista tuvo menos tiempo que Peña Nieto y AMLO para preparar la campaña. El hecho de que el PAN haya elegido candidato mucho después que sus rivales le proporcionó un buen moméntum, pero lo dejó maltrecho para arrancar la campaña nacional. Segundo, todavía hay mucho que remendar en la relación entre los calderonistas y la dirigencia nacional del PAN, por un lado, y el equipo que rodea a Vázquez Mota, por el otro. Este fin de semana se buscará fusionar las dos estructuras pero no será fácil. Todavía hay muchos cadáveres, desconfianzas y heridas por cicatrizar.

Y tercero, si bien es cierto que algunos tropezones son producto de fallas de logística, otras son producto simplemente de la mala fortuna y de la inclemencia de las redes para potenciar la crítica.

La buena noticia para Josefina es que esto apenas comienza. La mala es que se trata de una campaña muy corta. Es cierto que Felipe Calderón comenzó de manera desastrosa hace seis años y terminó ganando (“haiga sido como haiga sido”), luego de hacer correcciones en su equipo de campaña. Pero también es cierto que tales desaciertos y correcciones fueron en enero, no en abril. Los próximos días serán decisivos para saber si el árbol que nació torcido su tronco endereza.

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