El sector eléctrico, extranjerizado

¿Y la Constitución? Bien, gracias
Otra pérdida para los mexicanos

Carlos Fernández-Vega / México SA


Por si alguien tuviera duda del devastador efecto del calderonato, pues allí está la información actualizada: el sector eléctrico, reservado constitucional, única y exclusivamente al Estado, ya es mayoritariamente privado y extranjerizado, gracias a la política de la puerta de atrás practicada por el actual inquilino de Los Pinos y sus antecesores (de Salinas para acá). La Jornada (Israel Rodríguez) nos ilustra: el desplazamiento de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por productores particulares extranjeros continúa, y al cierre del primer bimestre de 2012 los productores independientes de energía (PIE) poseen permisos para generar hasta 55 por ciento de la energía total que se consume en el país, en sus diversas modalidades.

Públicamente, el actual inquilino de Los Pinos ha reiterado que el gobierno no tiene intención de privatizar lo que la Constitución establece como actividad única y exclusiva del Estado. Sin embargo, en los hechos, por abajo del agua, el avance privatizador en el sector eléctrico ha sido brutal, ostentoso y, desde luego, anticonstitucional. Lo mismo dijeron e hicieron Salinas y Zedillo, pero los dos panistas instalados en la residencia oficial se fueron hasta la cocina.

Hasta el 29 de febrero de 2012, indica la información de La Jornada, “la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha otorgado 670 permisos para productores independientes de energía (PIE), que les permite generar hasta 28 mil 978 megavatios, lo que significa ya 55 por ciento de la energía total producida por la CFE en 2011, que ascendió a 52 mil 511 MW. Estos permisos otorgados para la producción de energía independiente ocasionaron que el margen de reserva rebase los límites y se sitúe en más de 26 por ciento, de acuerdo con la nueva metodología aplicada en 2011, y superior a 40 por ciento con la metodología anterior.

“El margen de reserva es la diferencia entre la capacidad de producción de electricidad y la demanda máxima consumida en determinado periodo. El margen de reserva está constituido por plantas generadoras de electricidad, a las que corresponde mantener la producción cuando hay un apagón o se realizan obras de mantenimiento. Internacionalmente se acepta que el margen de reserva alcance 20 por ciento. Lo anterior significa que existe mayor capacidad de generación de energía que la demanda y el consumo, por lo que la CFE debe retirar plantas, que según sus funcionarios son obsoletas, para abrir espacio a la generación de energía por particulares, concentrada principalmente en empresas españolas como Iberdrola y Unión Fenosa. Adicionalmente la CFE aumentó en el último año la transferencia de recursos a los productores privados mediante el incremento de 17 por ciento en la compra de energía, que pasó de 143 mil 110 millones de pesos en 2010 a 168 mil 221 millones en 2011.

“Sin embargo, la mayor participación privada en el sector eléctrico no se ha expresado en mayor eficiencia y mejores servicios para los usuarios. Como se documentó (La Jornada, 3/4/12), solamente en el primer trimestre de 2012 fueron interpuestas 30 mil denuncias contra la CFE por altos cobros y cortes… Durante 2011 se elevaron las pérdidas totales de energía eléctrica de la CFE, destinada al servicio público y se ubicaron en 11.3 por ciento, reveló la Estrategia Nacional de Energía, 2012-2026”.

En el recuento, los primeros seis permisos para que la iniciativa privada le clavara el diente al jugoso negocio de generar energía eléctrica fueron otorgados en los últimos cinco meses del salinato. Con Ernesto Zedillo en la residencia oficial se autorizaron 110 permisos adicionales. Con Vicente Fox y Felipe Calderón en Los Pinos el crecimiento fue exponencial: entregaron 554 permisos más, para redondear 670 en casi 18 años. Así, el capital privado, predominantemente extranjero, se coló por la puerta de atrás y ahora genera 55 por ciento de la energía eléctrica en un país donde la Constitución prohíbe tajantemente su participación.

Así, los últimos cuatro inquilinos de Los Pinos abierta y descaradamente violaron la Constitución, en connivencia con aquellos que –se supone– deben permanecer alerta para evitar que lo anterior suceda –los integrantes del Congreso–. Mayor participación del capital privado en el ya extranjerizado sector eléctrico nacional (recuérdese el caso de la banca) se traduce para los mexicanos en mayores y crecientes pagos por el servicio, voluminosos e inflados recibos que la CFE se niega a reconsiderar, porque debe cumplir con los onerosos contratos firmados con las trasnacionales.

La estrategia privatizadora del sector eléctrico arroja excelentes resultados para el capital privado: al cierre de 2010, 48 por ciento de la generación eléctrica en la nación correspondía a consorcios privados, fundamentalmente trasnacionales. Catorce meses después, 55 por ciento del pastel pertenecía a las trasnacionales, y van por más. Todo un logro del calderonato, sin olvidar la decidida participación de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, aunque en el balance los dos inquilinos panistas de Los Pinos se llevan la palma.

El problema (para los mexicanos) se agudiza, porque en los planes de la CFE no está generar mayor energía eléctrica, sino ir cediendo espacios a las trasnacionales. Por ejemplo, “la Comisión Federal de Electricidad tiene programado el ‘retiro’ de 11 mil 93 megavatios de capacidad del servicio público durante los próximos 15 años, según estipula la Prospectiva del Sector Eléctrico 2010-2025, elaborada por la Secretaría de Energía. La posibilidad de construir una planta nuclear se difiere hasta los últimos años del horizonte de planeación. La electricidad que dejará de producir la paraestatal equivale a una quinta parte de la actual capacidad de generación, que es de 51 mil 575 megavatios; también es comparable a la energía requerida para encender simultáneamente 110 millones de focos de 100 watts, uno por cada habitante del país o el equivalente a la generación hidroeléctrica de toda la República” (La Jornada). Y el capital privado se encarga de ocupar los espacios abandonados.

De acuerdo con las fechas señaladas por la Secretaría de Energía, en 2025 alrededor de 75 por ciento de la generación eléctrica en México correspondería al capital privado, aunque con la velocidad que llevan ello puede suceder mucho antes y en mayor proporción. El plan, pues, es que en el mejor de los casos la empresa paraestatal (CFE) quede como simple agencia de cobro y veladora de los intereses trasnacionales en el sector constitucionalmente reservado al Estado.

Las rebanadas del pastel

¿Y los mexicanos saqueados? ¡Nomás milando!

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