El abogado de España

Salvador García Soto

Como presidente de México, Felipe Calderón ha resultado ser un excelente defensor de los intereses de España. La vehemencia y el duro lenguaje con el que el mandatario mexicano ha censurado la decisión de Argentina de nacionalizar su petróleo y ha fustigado con epítetos a su colega Cristina Fernández de Kirchner, es propia más de un oficioso abogado o cabildero pagado, que de un jefe de Estado obligado a guardar las formas que le exige la diplomacia internacional.

Una de dos: o el interés de México en que no se estatice YPF, propiedad de la española Repsol, es tan grande e importante aun cuando lo ignoremos la mayoría de los mexicanos, o al Presidente ya le entró otro de los síndromes del fin de sexenio; el que hiciera célebre su antecesor con su frase: “Yo ya me voy, por tanto ya puedo decir las tonterías que se me pegue la gana”.

Porque hasta donde se sabe, más allá de las acciones que Pemex conserva en Repsol, no es para México un interés estratégico, en su seguridad nacional o su política energética, que la empresa española no se vea afectada por la nacionalización ordenada por el gobierno de otro país. ¿No es la misma Repsol que hoy defiende tan apasionadamente Calderón la que hace unos meses, con claras prácticas proteccionistas y la violación incluso de sus propias normas, impidió que Pemex se hiciera del control de su Consejo de Administración como le correspondía por estatutos? ¿No fue este mismo gobierno español por el que hoy aboga nuestro Presidente el que apoyó a su petrolera para que no quedara en manos de “esos mexicanos”?

Tal vez hay algo que ignoremos sobre por qué nos resulta tan vital defender a Repsol y a sus intereses, pero por hoy queda claro que, pisoteando todo principio de respeto a la soberanía de otros países y ya mejor ni hablar de la vocación latinoamericana de la política exterior mexicana, el Presidente de México se envolvió en la bandera aurirroja y, como el fiero león que aparece en el escudo del reino español, defendió con valor y temeridad a la nación extranjera y a su empresa.

Si con ese mismo arrojo y decisión defendiera a los jóvenes que mueren cada día en nuestro territorio, otra cosa sería.

NOTAS INDISCRETAS…La postulación de Leticia Robles, como candidata de PRI-PVEM a jefa delegacional en Álvaro Obregón, desató protestas de priistas que rechazan a la perredista que ya fue delegada de esa demarcación. Leticia Robles se vio directamente involucrada en el escándalo Ahumada-Bejarano, pues este último dijo que el dinero que recibía del empresario argentino se lo dio a Robles. Cuando terminó su primer periodo en Álvaro Obregón, impuso a su director general de Desarrollo Social, Leonel Luna, como delegado. Desde entonces los dos sellaron un pacto para mantener bajo su poder la demarcación. Leonel la apoyó después para ser diputada federal, y lo interesante de esa alianza es que son cuñados, Leticia es hermana de la esposa de Luna, y todo queda en familia. A Robles la señalan también por controlar 150 plazas de la delegación, además de que su esposo, Enrique Muñoz, es el actual director del Desarrollo Urbano y sus dos hijos trabajan actualmente con el diputado Leonel Luna en la ALDF. Hoy, cosa curiosa, los cuñados se van a enfrentar por la delegación: Luna es candidato del PRD y Leticia lo sería por PRI-PVEM ¿Por qué si tienen un pacto se enfrentan en una contienda? Al parecer porque la idea es garantizar el triunfo para cualquiera de los dos porque de por medio hay un enorme terreno, conocido como La Mexicana, donde la Asamblea acaba de autorizar la construcción de cinco mil viviendas de hasta 25 niveles dentro del Plan de Desarrollo Urbano de Santa Fe. Ese terreno ellos mismos, Robles y Luna, lo regularizaron como delegados y ahora se menciona que tienen intereses en el negocio de los constructores. ¿Qué bonita familia no?.. Los dados cierran con Serpiente. Semana negra.

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