Doble tributación

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

Hoy, en el transcurso del día, los contribuyentes cautivos y sujetos a doble tributación, clavarán la pesada lápida que cae sobre el proyecto de Felipe Calderón Hinojosa de trascenderse él mismo, de nunca regresar la silla del águila al PRI, de honrar un acuerdo -dicen a voz en cuello- no suscrito con su difunto padre.

El presidente de la República, que asume la responsabilidad de afirmar que la Providencia lo colocó donde está, nunca, jamás reconocerá el saldo de su gobierno, sustentado en el expolio económico de incontables mexicanos, en muertes violentas sin fin aparente y sin objetivo que las justifique, de sumisión incondicional a un proyecto económico, globalizador, que por lo pronto cancela el futuro de muchos millones de sus gobernados.

Desconozco el número preciso de esos profesionales mexicanos que responden, sin miramientos, a sus compromisos fiscales, con el propósito de evitarse problemas, de solidarizarse con sus compatriotas, con el peregrino sueño de que sus impuestos serán puntualmente retribuidos en eficientes servicios, en seguridad pública, en la posibilidad de vivir en paz, en el respeto de los gobernantes a los ciudadanos de a pie.

Muchos, muchísimos, acuden callados a las ventanillas de los bancos, dispuestos a pellizcar sus ahorros y rascar el monedero con tal de cumplir con el ISR, con el IETU y los ajustes anuales necesarios al IVA y a lo requerido en la declaración exigida durante el mes de abril de cada año a las personas físicas.

Un profesional de ingresos medios -entre 500 mil y un millón y medio de pesos anuales- contribuye al fisco con cerca del 40 por ciento de la riqueza por él generada, pero a cambio recibe servicios deficientes, inseguridad y la casi certeza de que continuar así el futuro gobierno, su vejez estará más cerca del infierno, de la paz de los sepulcros, que de lo que hubiese podido significar una jubilación tranquila, para disfrutar de los hijos y los nietos.

A cambio de cumplir puntualmente con esa doble tributación, recibe la certeza de ser gobernado por un político mesiánico, seguro de ser conducido por la voluntad y la providencia de la divinidad, para con acierto abrir la opción de heredar un México diferente, que empiece a acostumbrarse a la pobreza, a la mediocridad educativa liderada por Elba Esther Gordillo, a la inseguridad, a no saber si en algún momento del día estará en el lugar equivocado, en el momento equivocado, o deberá peregrinar por los servicios médico forenses para buscar entre los despojos a un ser querido.

Sí, hoy, 30 de abril, último día para que las personas físicas cumplan con sus obligaciones fiscales a un gobierno que no sabe obedecer su mandato constitucional, se martillan los últimos clavos sobre la pesada lápida que cubrirá las ambiciones electorales del PAN.

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