Francisco Garfias
Dice Porfirio Muñoz Ledo que en México vivimos una “democracia transativa”. Desde 1997 no hay partido que tenga una mayoría en el Congreso. Esta situación obliga al gobierno a “estar negociando” sus iniciativas y decretos con los grupos parlamentarios de oposición. “Todo son transas”, estimó el diputado del PT.
El experimentado político está convencido de la urgencia de reformar el régimen político. Olvidarnos del Tlatoani. Ir al semipresidencialismo. Tener un jefe de Estado y un jefe de Gobierno. El primero se ocuparía del orden exterior; el segundo de encabezar el gobierno de coalición que permita construir esas mayorías.
Y es que la falta de una mayoría se ha traducido en parálisis legislativa. Las reformas estructurales que requiere el país no salen o de plano son light. Diputados y senadores nos deben una reforma política de gran calado. Tampoco pudieron aprobar las reformas hacendaria y laboral. La energética ya ni se diga.
Se valen de todo para bloquear las iniciativas que, según el color del que las pinta, les incomodan. Lo vimos ayer con el Código Federal Penal del Proceso Acusatorio. La izquierda lo bloqueó con el argumento de que es violatorio de los derechos humanos. Pero no en una votación. Simplemente reventaron la sesión.
Antier pasó lo mismo. Los panistas no querían la discusión de la reprobada Cuenta Pública de 2008. Rompieron el quórum. Se acabó la sesión. Lo hemos visto con el PRI en muchas ocasiones. No hay grupo que se salve.
Esta “sequía” de mayorías puede terminarse el próximo 1 de septiembre, cuando se instale la nueva Legislatura.
Consulta Mitofsky publicó esta semana los resultados de una encuesta sobre cómo va la contienda electoral por el Congreso. La encuestadora que dirige Roy Campos destaca que la preferencia por la coalición PRI-PVEM sube. En la Cámara de Diputados tendría de 266 a 303 curules, de 500. El PAN de 114 a 146, mientras que la coalición de izquierda de 72 a 108.
Presentó igualmente una estimación de la probable composición del Senado. Tricolores y verdes lograrían entre 67 y 73 asientos, de los 128 disponibles. El PAN estaría en posición de alcanzar de 37 a 43, y los partidos de izquierda, juntos, entre 15 y 21.
Nos acercamos a Muñoz Ledo para pedirle un balance de la agonizante Legislatura. Le bastó una palabra para describirla: disfuncional.
“Lo que va a trascender —de esta Legislatura— es la Reforma de los Derechos Humanos. Pero es muy importante lo que logramos impedir: la Laboral y la Ley de Seguridad Nacional”, presumió el petista.
Y no es que Muñoz Ledo celebre el rezago en las leyes laborales o la falta de un marco jurídico que ampare la intervención de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen organizado. Simplemente las ve como regresivas, peligrosas, infumables.
Idéntico ejercicio hicimos con Carlos Pérez Cuevas, coordinador de la bancada del PAN, y Cristina Díaz, secretaria general del PRI, quien se ostenta como la diputada más productiva de la Legislatura. Presentó 26 iniciativas vinculadas con la salud. Sólo una fue rechazada, nueve están pendientes y 16 fueron aprobadas.
El panista presumió la “gran” reforma que eleva los derechos humanos a rango constitucional, aunque reconoció que se quedaron cortos en otras reformas, como la política o la energética. “Hemos logrado presupuestos equilibrados, aunque falta control en materia de transparencia”, dijo.
La “gran deuda” son las reformas laboral y hacendaria, admitió.
La número dos del PRI reconoció como “frustración” no haber logrado la disminución del IETU, aunque consideró que se alcanzaron logros: derechos humanos, la reforma que reduce el ISR a los que menos ganan; la Ley del Sistema Penitenciario, la Ley de Escuela de Tiempo Completo, la Reforma Política.
“Más que una tribuna esto es un cuadrilátero”, admitió Cristina.
No ignora que diputados y senadores andan muy abajo en la estima nacional. La opinión los considera flojos y privilegiados. “Es muy difícil que (los ciudadanos) perciban el trabajo de los diputados. Más bien piensan que no trabajamos y que nos pagan bien. Los medios no ayudan mucho”, se quejó.
La prudencia obligó a aplazar la elección del nuevo presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Tiene que ser un panista. Así lo establecen los acuerdos alcanzados. Ocupará el cargo los cuatro meses que le quedan a la actual Legislatura.
La bancada azul lo iba a proponer al Pleno el día de ayer. Resolvieron dejarlo para hoy o incluso el próximo lunes. Pérez Cuevas negocia con los otros grupos parlamentarios la mayoría calificada (dos tercios de la asamblea) que requiere la elección del sucesor del perredista Guadalupe Acosta Naranjo.
Los mencionados para suceder al perredista Guadalupe Acosta Naranjo son Óscar Arce, y Paco Salazar. Las diputadas azules presionan, sin mucho éxito, para que se elija a una mujer.
Dice Porfirio Muñoz Ledo que en México vivimos una “democracia transativa”. Desde 1997 no hay partido que tenga una mayoría en el Congreso. Esta situación obliga al gobierno a “estar negociando” sus iniciativas y decretos con los grupos parlamentarios de oposición. “Todo son transas”, estimó el diputado del PT.
El experimentado político está convencido de la urgencia de reformar el régimen político. Olvidarnos del Tlatoani. Ir al semipresidencialismo. Tener un jefe de Estado y un jefe de Gobierno. El primero se ocuparía del orden exterior; el segundo de encabezar el gobierno de coalición que permita construir esas mayorías.
Y es que la falta de una mayoría se ha traducido en parálisis legislativa. Las reformas estructurales que requiere el país no salen o de plano son light. Diputados y senadores nos deben una reforma política de gran calado. Tampoco pudieron aprobar las reformas hacendaria y laboral. La energética ya ni se diga.
Se valen de todo para bloquear las iniciativas que, según el color del que las pinta, les incomodan. Lo vimos ayer con el Código Federal Penal del Proceso Acusatorio. La izquierda lo bloqueó con el argumento de que es violatorio de los derechos humanos. Pero no en una votación. Simplemente reventaron la sesión.
Antier pasó lo mismo. Los panistas no querían la discusión de la reprobada Cuenta Pública de 2008. Rompieron el quórum. Se acabó la sesión. Lo hemos visto con el PRI en muchas ocasiones. No hay grupo que se salve.
Esta “sequía” de mayorías puede terminarse el próximo 1 de septiembre, cuando se instale la nueva Legislatura.
Consulta Mitofsky publicó esta semana los resultados de una encuesta sobre cómo va la contienda electoral por el Congreso. La encuestadora que dirige Roy Campos destaca que la preferencia por la coalición PRI-PVEM sube. En la Cámara de Diputados tendría de 266 a 303 curules, de 500. El PAN de 114 a 146, mientras que la coalición de izquierda de 72 a 108.
Presentó igualmente una estimación de la probable composición del Senado. Tricolores y verdes lograrían entre 67 y 73 asientos, de los 128 disponibles. El PAN estaría en posición de alcanzar de 37 a 43, y los partidos de izquierda, juntos, entre 15 y 21.
Nos acercamos a Muñoz Ledo para pedirle un balance de la agonizante Legislatura. Le bastó una palabra para describirla: disfuncional.
“Lo que va a trascender —de esta Legislatura— es la Reforma de los Derechos Humanos. Pero es muy importante lo que logramos impedir: la Laboral y la Ley de Seguridad Nacional”, presumió el petista.
Y no es que Muñoz Ledo celebre el rezago en las leyes laborales o la falta de un marco jurídico que ampare la intervención de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen organizado. Simplemente las ve como regresivas, peligrosas, infumables.
Idéntico ejercicio hicimos con Carlos Pérez Cuevas, coordinador de la bancada del PAN, y Cristina Díaz, secretaria general del PRI, quien se ostenta como la diputada más productiva de la Legislatura. Presentó 26 iniciativas vinculadas con la salud. Sólo una fue rechazada, nueve están pendientes y 16 fueron aprobadas.
El panista presumió la “gran” reforma que eleva los derechos humanos a rango constitucional, aunque reconoció que se quedaron cortos en otras reformas, como la política o la energética. “Hemos logrado presupuestos equilibrados, aunque falta control en materia de transparencia”, dijo.
La “gran deuda” son las reformas laboral y hacendaria, admitió.
La número dos del PRI reconoció como “frustración” no haber logrado la disminución del IETU, aunque consideró que se alcanzaron logros: derechos humanos, la reforma que reduce el ISR a los que menos ganan; la Ley del Sistema Penitenciario, la Ley de Escuela de Tiempo Completo, la Reforma Política.
“Más que una tribuna esto es un cuadrilátero”, admitió Cristina.
No ignora que diputados y senadores andan muy abajo en la estima nacional. La opinión los considera flojos y privilegiados. “Es muy difícil que (los ciudadanos) perciban el trabajo de los diputados. Más bien piensan que no trabajamos y que nos pagan bien. Los medios no ayudan mucho”, se quejó.
La prudencia obligó a aplazar la elección del nuevo presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Tiene que ser un panista. Así lo establecen los acuerdos alcanzados. Ocupará el cargo los cuatro meses que le quedan a la actual Legislatura.
La bancada azul lo iba a proponer al Pleno el día de ayer. Resolvieron dejarlo para hoy o incluso el próximo lunes. Pérez Cuevas negocia con los otros grupos parlamentarios la mayoría calificada (dos tercios de la asamblea) que requiere la elección del sucesor del perredista Guadalupe Acosta Naranjo.
Los mencionados para suceder al perredista Guadalupe Acosta Naranjo son Óscar Arce, y Paco Salazar. Las diputadas azules presionan, sin mucho éxito, para que se elija a una mujer.
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