Su invento: Salinas de Gortari
Lo mejor y lo peor de su sexenio
Enrique Galván Ochoa / Dinero
Aunque se arrepintió en las postrimerías de su vida, el presidente Miguel de la Madrid carga con la responsabilidad de haber inventado a Carlos Salinas de Gortari. Ambos, y Cuauhtémoc Cárdenas y El Maquío Clouthier, son los personajes centrales del turbio episodio del fraude electoral de 1988, junto con el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, ahora en plan de redención, mas no puede olvidarse que estaba a cargo del sistema electoral cuando se cayó. Fumador incorregible –no era raro que encendiera cinco cigarros al hilo, prendía uno con la colilla del otro–, finalmente un enfisema pulmonar privó de la vida a De la Madrid este fin de semana. Durante su sexenio –1982 a 1988– ocurrió el asesinato del periodista Manuel Buendía.
El terremoto
Su paso por el gobierno fue tormentoso; paradójicamente no era ave de tempestades, tenía fama de ser hombre frío, calculador, gris; más bien las tormentas lo perseguían. Le tocó el terremoto de 1985; tuvo una buena decisión al sacar del Distrito Federal a algunas de las dependencias que no requerían estar en la capital: Inegi y Capufe, entre ellas. Durante su sexenio fue elaborada una nueva reglamentación para limitar la construcción de edificios altos en zonas que no los resisten, sin embargo, en años recientes hay tal desarrollismo y corrupción que pareciera que se olvidó que la ciudad está asentada en zona sísmica.
La cuenta en Suiza
Uno de los peores momentos de su sexenio tuvo lugar cuando se encontraba de visita en la capital de Estados Unidos. El columnista politico de moda, Jack Anderson, publicó que De la Madrid había desviado a una cuenta secreta en Suiza 162 millones de dólares. Tuvo el efecto de un terremoto político. Pasando el tiempo los mexicanos concluiríamos que 162 millones de dólares –si fuese cierta la información de Anderson– era una cantidad relativamente modesta junto a las fortunas que se atribuyen a Salinas de Gortari y Vicente Fox, ambos considerados entre los políticos más ricos del mundo.
Cuando todos éramos ricos
De la Madrid nos hizo millonarios a todos, aunque por breve tiempo. En el último año del sexenio el salario mínimo había subido a 8 mil pesos diarios por efecto de la inflación, pero era ficción. Más adelante Salinas de Gortari le quitaría tres ceros a la moneda y el salario quedó desnudo en su patética realidad: 8 pesos. Mientras tanto, los precios de las mercancías habían subido exponencialmente. La inflación se disparó a más de 150% anual y las casas de bolsa pagaban altísimos intereses a los inversionistas. Centenares de personas vendieron sus casas para invertir el dinero en acciones, creyendo que aquel prodigio iba a durar eternamente, pero sobrevino el crack y se quedaron sin dinero y sin propiedades. En la miseria.
La moratoria
Al final de sus días en Los Pinos la deuda externa de México llegaba a 100 mil millones de dólares –Calderón ya la superó–, había caído el precio del petróleo y quedó imposibilitado el gobierno para cubrir sus deudas. Tendrían que pasar muchos años para que se recuperara el precario grado de inversión actual –muy lejos del codiciado AAA. En todos esos años Miguel de la Madrid vivió agobiado por las tormentas y dejó crecer a un personaje que resultó un invento de sus insuficiencias: Salinas de Gortari. Era el secretario de Programación y Presupuesto; tenía como rival en la sucesión presidencial a Jesús Silva Herzog, secretario de Hacienda.
Y se cayó el sistema
Silva Herzog era socio del Club Suizo, en la colonia Del Valle, adonde iba al baño de vapor, a nadar y a jugar tenis cada vez que tenía oportunidad. No era un gran tenista, pero sus amigos se dejaban ganar para alimentarle el ego. Llevó varias ocasiones a desayunar a Salinas de Gortari. Por ahí no faltó quien advirtiera que hacía mucho ruido al comer, algo nada elegante. ¿Qué impresión se formaría la reina Isabel, por ejemplo, si el presidente mexicano –es decir, Salinas– hacía ruido con la boca al engullir un salmón? Más adelante se vería que esos malos modales eran lo de menos. Para que Salinas ganara tuvieron que tumbar el sistema.
La renovación moral
¿Qué fue lo mejor del gobierno de De la Madrid? Tal vez la creación de la Contraloría. Había adoptado como lema la renovación moral de la sociedad. Sólo que con el paso de los años la corrupción también se adueñó de la Contraloría, a la que hoy conocemos como Secretaría de la Función Pública. Y también habrá que reconocerle el mérito de que ni remotamente la sangre corrió como en estos días.
e@Vox Populi
Asunto: el alcoholímetro
No sé si el hecho de que haya una faltota de redacción en el nuevo reglamento de tránsito que cambie por completo su significado haga que cierto artículo carezca de validez, y si en tal caso un conductor borracho pueda andar a sus anchas en la ciudad de México. Un ejemplo: Artículo 31: Ninguna persona puede conducir vehículos por la vía pública, si tiene una cantidad de alcohol en la sangre superior a 0.8 gramos por litro o de alcohol en AIRE EXPIRADO superior a 0.4 miligramos por litro o bajo el influjo de narcóticos. Según el diccionario, expirar tiene varios significados, uno de ellos es expeler el aire aspirado. La redacción deja mucho que desear.
J. Bolter/Distrito Federal
R: ¿De qué otra manera, que pudiéramos considerar aceptable, podría expresarse? Si el agente le dice ‘sóplame un ojo’ y lo deja tuerto es que el conductor va hasta atrás? Tampoco hay que abusar del coloquialismo.
Twitter
Este horario es una m…. No es normal despertarnos de noche y acostarnos de día. Qué ahorro de energía ni que la concha.
Girl on the Moon @yarawi
Lo mejor y lo peor de su sexenio
Enrique Galván Ochoa / Dinero
Aunque se arrepintió en las postrimerías de su vida, el presidente Miguel de la Madrid carga con la responsabilidad de haber inventado a Carlos Salinas de Gortari. Ambos, y Cuauhtémoc Cárdenas y El Maquío Clouthier, son los personajes centrales del turbio episodio del fraude electoral de 1988, junto con el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, ahora en plan de redención, mas no puede olvidarse que estaba a cargo del sistema electoral cuando se cayó. Fumador incorregible –no era raro que encendiera cinco cigarros al hilo, prendía uno con la colilla del otro–, finalmente un enfisema pulmonar privó de la vida a De la Madrid este fin de semana. Durante su sexenio –1982 a 1988– ocurrió el asesinato del periodista Manuel Buendía.
El terremoto
Su paso por el gobierno fue tormentoso; paradójicamente no era ave de tempestades, tenía fama de ser hombre frío, calculador, gris; más bien las tormentas lo perseguían. Le tocó el terremoto de 1985; tuvo una buena decisión al sacar del Distrito Federal a algunas de las dependencias que no requerían estar en la capital: Inegi y Capufe, entre ellas. Durante su sexenio fue elaborada una nueva reglamentación para limitar la construcción de edificios altos en zonas que no los resisten, sin embargo, en años recientes hay tal desarrollismo y corrupción que pareciera que se olvidó que la ciudad está asentada en zona sísmica.
La cuenta en Suiza
Uno de los peores momentos de su sexenio tuvo lugar cuando se encontraba de visita en la capital de Estados Unidos. El columnista politico de moda, Jack Anderson, publicó que De la Madrid había desviado a una cuenta secreta en Suiza 162 millones de dólares. Tuvo el efecto de un terremoto político. Pasando el tiempo los mexicanos concluiríamos que 162 millones de dólares –si fuese cierta la información de Anderson– era una cantidad relativamente modesta junto a las fortunas que se atribuyen a Salinas de Gortari y Vicente Fox, ambos considerados entre los políticos más ricos del mundo.
Cuando todos éramos ricos
De la Madrid nos hizo millonarios a todos, aunque por breve tiempo. En el último año del sexenio el salario mínimo había subido a 8 mil pesos diarios por efecto de la inflación, pero era ficción. Más adelante Salinas de Gortari le quitaría tres ceros a la moneda y el salario quedó desnudo en su patética realidad: 8 pesos. Mientras tanto, los precios de las mercancías habían subido exponencialmente. La inflación se disparó a más de 150% anual y las casas de bolsa pagaban altísimos intereses a los inversionistas. Centenares de personas vendieron sus casas para invertir el dinero en acciones, creyendo que aquel prodigio iba a durar eternamente, pero sobrevino el crack y se quedaron sin dinero y sin propiedades. En la miseria.
La moratoria
Al final de sus días en Los Pinos la deuda externa de México llegaba a 100 mil millones de dólares –Calderón ya la superó–, había caído el precio del petróleo y quedó imposibilitado el gobierno para cubrir sus deudas. Tendrían que pasar muchos años para que se recuperara el precario grado de inversión actual –muy lejos del codiciado AAA. En todos esos años Miguel de la Madrid vivió agobiado por las tormentas y dejó crecer a un personaje que resultó un invento de sus insuficiencias: Salinas de Gortari. Era el secretario de Programación y Presupuesto; tenía como rival en la sucesión presidencial a Jesús Silva Herzog, secretario de Hacienda.
Y se cayó el sistema
Silva Herzog era socio del Club Suizo, en la colonia Del Valle, adonde iba al baño de vapor, a nadar y a jugar tenis cada vez que tenía oportunidad. No era un gran tenista, pero sus amigos se dejaban ganar para alimentarle el ego. Llevó varias ocasiones a desayunar a Salinas de Gortari. Por ahí no faltó quien advirtiera que hacía mucho ruido al comer, algo nada elegante. ¿Qué impresión se formaría la reina Isabel, por ejemplo, si el presidente mexicano –es decir, Salinas– hacía ruido con la boca al engullir un salmón? Más adelante se vería que esos malos modales eran lo de menos. Para que Salinas ganara tuvieron que tumbar el sistema.
La renovación moral
¿Qué fue lo mejor del gobierno de De la Madrid? Tal vez la creación de la Contraloría. Había adoptado como lema la renovación moral de la sociedad. Sólo que con el paso de los años la corrupción también se adueñó de la Contraloría, a la que hoy conocemos como Secretaría de la Función Pública. Y también habrá que reconocerle el mérito de que ni remotamente la sangre corrió como en estos días.
e@Vox Populi
Asunto: el alcoholímetro
No sé si el hecho de que haya una faltota de redacción en el nuevo reglamento de tránsito que cambie por completo su significado haga que cierto artículo carezca de validez, y si en tal caso un conductor borracho pueda andar a sus anchas en la ciudad de México. Un ejemplo: Artículo 31: Ninguna persona puede conducir vehículos por la vía pública, si tiene una cantidad de alcohol en la sangre superior a 0.8 gramos por litro o de alcohol en AIRE EXPIRADO superior a 0.4 miligramos por litro o bajo el influjo de narcóticos. Según el diccionario, expirar tiene varios significados, uno de ellos es expeler el aire aspirado. La redacción deja mucho que desear.
J. Bolter/Distrito Federal
R: ¿De qué otra manera, que pudiéramos considerar aceptable, podría expresarse? Si el agente le dice ‘sóplame un ojo’ y lo deja tuerto es que el conductor va hasta atrás? Tampoco hay que abusar del coloquialismo.
Este horario es una m…. No es normal despertarnos de noche y acostarnos de día. Qué ahorro de energía ni que la concha.
Girl on the Moon @yarawi
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