Cultura del atajo

Ricardo Eguia

Perpetuación de estereotipos fallidos, comedia, drama, teatro bufo y guiñol, jalones de cabellos, sacadas de lengua, acusaciones mutuas, golpes bajos, guerritas de lodo, rudezas mil en las campañas presidenciales, mientras el país se hunde en la vorágine de la violencia…

En un escenario de muerte, violento y sombrío el engaño, la farsa, el chasco irrisorio, propaganda barata, tibia, minimalista (quesadillas y garnachas a precio de caviar) tomadura de pelo, vilezas y cochinadas para distraer a la población de los problemas medulares que azotan al país…

“Dios me perdonará, pues es su oficio” decía Heine, pero tengo que decir sin elipsis (ese recurso que suele omitir lo obvio, lo evidente dejándolo a la imaginación o la deducción del lector) somos un pueblo adicto al engaño, que espera ansioso recibir mentiras y promesas falsas, para luego disfrutar la oportunidad de criticar, hacer chascarrillos, caricaturizar y lastimosa, medrosa, extemporáneamente protestar respecto de lo que no sabemos o rehuimos exigir a tiempo…

Decir que somos un pueblo masoquista es quedarnos cortos y sería utilizar un eufemismo también evasivo para no decir que somos un pueblo agachón lamentablemente al que la pomposamente autodenominada “clase política” ya les tiene tomada la medida y en plena debacle, ante un país devastado permita que los candidatos presidenciales hagan gala de su pobreza de ideas, no salgan de los acartonados mítines con acarreados, superficiales discursos sin compromisos reales de cambio ni propuestas sólidas para implementar las transformaciones inaplazables para superar las miserias y el masacote que está dejando el panismo…

No voy a hurgar en la herencia ni la genética de este nuestro pueblo despellejado, pero cómodo en las coordenadas de la molicie, la pereza, la negligencia, la dejadez, el ay se va, el impasible mimetismo camaleónico, dejar hacer, dejar pasar, voltear para otro lado frente al rebajamiento e inmoralidad de la clase gobernante, de los poderes fácticos mezquinos y haya redoblada indiferencia para emanciparse del yugo de los malos gobiernos de la derecha y de la bota del militarismo en el cuello…

Me disgusta la abdicación masiva y suicida de nuestras libertades y derechos…

Como sostiene Mario Benedeti “me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle como haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace bien…”

De suyo, muchos sabemos de lo difícil que es luchar contra los perversos intereses creados y contra las inercias…que tampoco es fácil la lucha contra los cotos de poder ni mucho menos contra la banalización y la trivialización de los grandes medios de comunicación que operan como la sinfónica de acompañamiento de las élites parásitas…

Por sabido también de la complicación histórica de tratar de razonar con la espesa niebla fanática y reaccionaria de la derecha rigidizada, dogmatizada y enriquecida salvajemente a costa de las mayorías explotadas…conciente además que ahora es mucho más difícil cuando sumado a ese esquematismo y visión estrecha se agrega la negación de la realidad en “una guerra” alocada que apunta a su bolsillo y a su oportunismo irrefrenable…

¡Lo inexplicable, lo grave y muy difícil de comprender es que los mexicanos pese a chapotear entre charcos de sangre y reptando para salvarse de balaceras, abusados y maltratados en retenes por doquier, oliendo miles de cadáveres, decapitados, fosas clandestinas, desapariciones forzadas, mortandades y masacres interminables, no se atreven a exigir a los candidatos de todos los partidos una clara, sensata, amplia y sustentable propuesta para aquietar el país y devolverle el orden y la paz que nos merecemos!!!

¿Cuál nuevo modelo de país?

¿Cuál es el nuevo proyecto por el cual votar y que cada candidato propone?

Hasta ahora ninguna modificación de fondo en lo social, lo político o lo económico…No hay propuestas sólidamente vertebradas, solo pugnas, diatribas, descalificaciones y campañas de lodo…Los candidatos sin presión, ubicados en la zona de confort cuando ya debían haber delineado una política de Estado en materia de Seguridad Pública, de Procuración e impartición de Justicia, así como de prevención y combate a la criminalidad por encima de caprichos, amiguismo, complicidades y grillas…

Falta exigirles definiciones concretas y no solo declaraciones matizadas, etéreas y muy superficiales sobre todo en materia anticrimen sin violentar los derechos humanos ni las garantías constitucionales…

¡Basta ya de diagnósticos, de atajos, verdades a medias, estadísticas falseadas, derroche de recursos, reuniones versallescas distractoras, ocurrencias, pleitos entre la Federación y los Estados “aventándose el muerto” y nulos resultados!!!

Sabemos que nuestro país necesita urgentemente dejar el rumbo sin sentido, atroz y brutal de matanzas, del Ejercito en las calles y gastos enormes mientras que el poderoso vecino consume drogas (sin exponer a su ciudadanía ni imponerles un permanente Estado de excepción) exporta las armas y lava cien veces más la masa del dinero sucio que el narcotráfico produce…

Se debe romper el necio y torpe circulo vicioso en el que México pone los muertos, mientras que en los Estados Unidos el consumo y la liberalización de las drogas va a la alza…

No nos escudemos en videos con niños para exigirles a los candidatos, nosotros los adultos con entereza y coraje un acuerdo nacional no imposiciones mesiánicas…

Se requieren políticas de Seguridad pública, prevención del delito y procuración de Justicia que trasciendan el voluntarismo de partidos, los candidatos y rebasen el reduccionismo de un sexenio…

Exijamos a candidatos y partidos la impostergable reivindicación de la vida, el rescate de la dignidad e integridad de las personas, el regreso impostergable al respeto de las familias, del hogar (inviolabilidad del domicilio) y el respeto a nuestros derechos…

Para eso se requiere, insisto, una sociedad más activa, más demandante, más organizada, persistente y constante que nos permita regresar a la legalidad como forma de vida…

Pero como dice Maité Azuela (El Universal) “El voto nulo o en blanco de los indecisos no expresará preferencia ni rechazo alguno, sino simplemente una asquerosa resignación”.

Y parafraseando a Francisco Martín Moreno “no volvamos atrás las ensangrentadas manecillas del reloj” sexenal del Calderonato genocida.

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