Contencioso iraní: La era de las guerras de divisas entre el G7 y los Brics, según Chris Cook

Alfredo Jalife-Rahme / Bajo la Lupa

Quienes saben, comentan que la teocracia jomeinista de Irán se ha replegado en dos ocasiones para no ser motivo de una guerra con Estados Unidos (EU): la primera, en 2003, según mis fuentes europeas, cuando la fauna de neoconservadores straussianos (quienes controlaban a la dupla Dick Cheney/Baby Bush) inició su aventura militar fallida en Iraq, frontera con Irán, lo cual obligó al régimen de Teherán a buscar una salida negociada con EU por conducto de Suiza y llevó al cese de su proyecto nuclear pacífico; la segunda, según mis fuentes rusas, en 2006, cuando Irán deseaba lanzar su mercado bursátil petrolero en la isla Kish (ver Bajo la Lupa; 15/02 y 24/5/06) en el golfo Pérsico, el cual estaba a cargo nada menos que de Chris Cook, lo que hubiera trastocado las geofinanzas del oro negro dominadas por la dupla anglosajona (Léase: Las dos plazas de Nueva York y Londres; ver mi libro Los cinco precios del petróleo, Editorial Cadmo & Europa, 2006).

¿Se replegará tácticamente en forma inteligente por tercera vez en un lapso de nueve años la teocracia jomeinista –en sus negociaciones con el P5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) en Estambul– para abortar el inminente ataque nuclear unilateral de Israel que puede desencadenar una tercera guerra mundial?

El problema es cronológicamente geoestratégico: EU/ OTAN, los Brics e Irán no son los mismos nueve años más tarde, cuando el orden mundial se ha permutado radicalmente. Y esto lo saben todos los actores involucrados.

Se puede estar o no de acuerdo con Cook (Asia Times; 12/4/12), ex director de International Petroleum Exchange (mercado de futuros de energía de Londres, adquirido por Intercontinental Exchange, que cambió a ICE Futures), pero su punto de vista diferente obliga a la reflexión.

Luego de su reseña interesante a partir de la invasión anglosajona a Iraq y sus consecuencias en Libia y en Irán, Chris Cook sugiere en forma impactante que las guerras de divisas del 2007 cambiaron al mundo.

La hipótesis es fascinante: entramos a una nueva era de la política y la diplomacia, la era de la guerra de las divisas.

La escala transparente de los pasivos en dólares estadunidenses a China, llevó a la apertura de un nuevo frente (sic) cuando “China reclamó el freno al aventurerismo militar de EU mediante su veto (sic) económico (v.gr la destrucción económica mutuamente asegurada).

A su juicio, la seguridad energética es una línea roja para China, así como para EU, y la nación asiática estaba preparada a jalar el tapete de la economía estadunidense a menos de que se retirase de Iraq y se abstuviese de atacar a Irán ¡Vaya dato!

Juzga que EU e Israel han sido advertidos de cualquier ataque físico (sic) a Irán o a otros productores petroleros significativos (sic), sin el consentimiento de China, por lo que se han limitado exclusivamente a las sanciones.

Considera juiciosamente que las sanciones petroleras son una absoluta política tonta (sic), las cuales, paradójicamente han beneficiado a China y a otros consumidores (v.gr India), los cuales han conseguido jugosos descuentos de Irán para colmar sus reservas. Considera que las amenazas de EU para aplicar sanciones petroleras a los Brics “son puro bluff”. Por cierto, los Brics desdeñaron las sanciones petroleras.

El verdadero lado letal proviene de las sanciones financieras (sic) que han sido instrumentales para motivar a Irán a sentarse a negociar. Hasta cierto punto: ya que el ostracismo aplicado por el sistema de transferencias SWIFT (con sede en Bélgica) a los bancos iraníes y a su Banco Central tendrá consecuencias inesperadas con alcances profundos. Aduce que las sanciones financieras han sido el mayor error estratégico de EU cuando el sistema bancario se encuentra en crisis, lo cual puede orillar a un productor de hidrocarburos como Irán a buscar arreglos alternativos cuando el mismo sistema SWIFT es muy trivial a replicar, siempre que sus participantes, sean o no bancos, estén dispuestos a cumplir sus obligaciones.

Comenta que incluso el futuro Banco Brics (ver Bajo la Lupa; 14, 18 y 28/3/12) no le hará caso a las sanciones de la OTAN cuando EU necesita a los Brics más que ellos a EU.

Arguye persuasivamente que mientras en Occidente el poder se ejerce por medio del sistema bancario (Nota: la añeja tesis de Bajo la Lupa), en el mundo en vías de desarrollo se ejerce por quienes controlan los recursos, en particular, los muy valiosos recursos energéticos, como los hidrocarburos.

Cook, a contracorriente de la cacofonía nihilista de los multimedia israelí-anglosajones, es optimista del desenlace de las negociaciones en Estambul, cuando en Irán ha emergido triunfadora la facción negociadora en las recientes elecciones parlamentarias (que, a mi juicio, tuvieron carácter de referéndum aprobatorio al supremo líder teocrático Alí Hoseiní Jameneí, con una apabullante participación de casi 65 por ciento) con el tácito apoyo del Ejercito de los Guardianes de la Revolución Islámica, a partir de cuando Teherán operó una apertura con el P5+1 para reiniciar las negociaciones.

Juzga que Irán ha regresado a su oferta de 2003, cuando Hossein Mousavian fue su negociador nuclear. Concede, con justa razón, suma importancia al reciente articulo de éste (Soluciones reales al impasse nuclear con Irán, The Boston Globe; 31/3/12) en el que propone que Irán podría limitar la extensión de su enriquecimiento de uranio, en trueque a que EU no imponga un cambio de régimen en Teherán (¡una locura!) y levante las sanciones (lo cual, a mi juicio, desplomaría el precio del petróleo y quizá asegure la relección de Obama).

Concuerdo totalmente con Cook (lo cual he expuesto en mis comentarios en los multimedia) sobre la estrategia de Obama para conseguir un arreglo políticamente favorable antes de la elección de noviembre, con el fin de manejar a la baja el precio del petróleo.

Es increíble que el precio de la gasolina en EU se haya vuelto uno de los factores principales, con el desempleo galopante, para la relección de Obama: con un precio de cinco dólares el galón puede perder; a menos de tres dólares puede asegurar su triunfo.

Cook conoce demasiado la manipulación del mercado petrolero como ha sucedido con la orquestación de su precio desde 2009 entre el banco JPMorgan Chase y los sauditas.

Según mis fuentes mediorientales, quienes apuestan a una guerra nuclear contra Irán –lo cual elevaría a la estratósfera el precio del petróleo– son los banqueros israelíes y el primer ministro Netanyahu (asesor del candidato republicano Mitt Romney; NYT; 7/4/12), quien busca la derrota de Obama. ¿Piensan repetir la misma historia de especulación financiera de los Rothschild en Waterloo?

Sí hay salida diplomática detectable en tres posturas conciliadoras: 1. La flexibilidad nuclear de Mousavian; 2. El mensaje de Obama al supremo líder con la mediación turca (Las señales de Obama a Irán; David Ignatius; WP; 5/4/12), y 3. La Declaración de Teherán, de Brasil/Irán/ Turquía.

Lo óptimo, a mi juicio: la desnuclearización de todo Medio Oriente sin excepción, que incluya las clandestinas 400 bombas atómicas de Israel.

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