Administrar la ventaja

Francisco Garfias

El sábado pasado nos enteramos de que Enrique Peña Nieto no tiene la intención de ir a ningún debate organizado por los medios de comunicación. Si el guión no cambia por la presión creciente, el puntero en las preferencias electorales sólo asistirá a los dos que convoca el IFE.

Ya se hizo oficial la decisión de declinar la invitación que le hizo Carmen Aristegui para el 25 de abril, lo que ha desatado una cascada de críticas por no enfrentarse al llamado “periodismo independiente”. La carta de Luis Videgaray a la conductora no precisa los motivos de la negativa.

En el equipo de campaña del candidato del PRI nos explicaron que la decisión no se debe a que jugaría de visitante y en un ambiente adverso, sino al hecho de que decirle sí a la conductora estrella de MVS obligaría a aceptar las invitaciones de otros conductores y cadenas. “¿Cómo les decimos que no a los demás?”, preguntan en el entorno del candidato del PRI.

Miguel Osorio, uno de los lugartenientes de Peña, ya había dado color sobre las intenciones del candidato tricolor. Si se aceptaran las invitaciones “nos iríamos a puros debates y no hacemos gira”.

Sabemos que la estrategia en el cuarto de guerra del mexiquense es “administrar la ventaja” de aquí al primero de julio. Lo escuchamos en el entorno inmediato del candidato. El priista le lleva de 20 a 25 puntos a Josefina y un poquito más al Peje, según el promedio en las encuestas.

El fuerte de Peña no es la esgrima verbal. Una de las figuras mujeres del tricolor —y no es Beatriz Paredes— nos comentó que “más le vale” al candidato no salirse del script.

En síntesis: La cúpula del PRI siente que llevarlo al terreno de los debates es arriesgar la amplia ventaja que tiene.

No le hace que en la precampaña del PAN hayamos visto que Josefina no es Diego Fernández de Cevallos o que El Peje haya mostrado que no tiene la destreza verbal de un Porfirio Muñoz Ledo.

A la hora de ponderar suponen que es de mayor riesgo debatir que dejar la silla vacía, a pesar de lo que le sucedió al Peje en 2006.

Acompañamos a Peña Nieto en su gira por Aguascalientes. Era día 23 de la campaña. La entidad 16 que visita. Allí firmó su compromiso 29: sumar esfuerzos con las autoridades estatales y municipales, más allá de signos partidarios, para sacar a México de su rezago.

Al priista lo vimos más seguro, más confiado. Ya le quitaron el teleprompter. Improvisó. No trastabilló en sus discursos, en los que incluyó idéntico mensaje: No voy a responder a las campañas “agresivas, sucias, denostativas” —así las calificó— de sus adversarios. “No voy a dividir a México”, repitió.

Ese 21 de abril se iniciaba la Feria de San Marcos. Juanga estaba anunciado en el Palenque. Peña en el templete de la Plaza de la Patria. Ambos lograron el lleno. El compositor, vestido con un traje verde limón, con su aplaudido espectáculo. Al candidato le alcanzó con la estructura del PRI, que pudo movilizar a miles de personas.

Peña llegó al templete 50 minutos después de lo programado. El considerable retraso se debió al tiempo que le tomó estrechar las manos que se le extendían en su camino, tomarse la foto con quien se lo pedía, dar un abrazo, una palmada. El sol caía a plomo, el calor era insoportable. Llegó empapado. El grito de una mujer reflejó su estado físico. “Se va a deshidratar…”, dijo.

En el mitin se registró un detalle de intolerancia, antes de la llegada del candidato. Un parroquiano levantó una pancarta en la que se leía: “Peña no cumple con el debate del 25 de abril (convocado por Aristegui). Fírmalo. México lo pide”. No duró mucho con el letrero alzado. Guaruras y priistas se lo arrebataron.

Peña comió en las instalaciones de la feria. En la Cava Domecq para ser precisos. Asistieron toreros —Armillita, Arturo Macías, Joselito Adame—, ex gobernadores como Otto Granados, el cantante Napoleón, empresarios, deportistas.

La mesa principal la ocupaban Fernando Lozano, gobernador de Aguascalientes; su esposa Blanca; Egidio Torre Cantú, de Tamaulipas (es el estado invitado este año a la feria), su esposa, María del Pilar. Lorena Martínez, presidenta municipal de Aguascalientes, y Karina González, Nuestra Belleza México.

En el hotel Fiesta Americana, donde se reunió con los dueños de los medios locales, se registró un detalle que posteriormente se comentó ampliamente en la mencionada comida.

Media docena de mujeres que se asoleaban en la alberca salieron en bikini hasta el vestíbulo del hotel para tomarse la foto. Angélica Rivera no lo acompañó a Aguascalientes. “Luego eso inhibe”, dicen en su equipo de campaña... El candidato accedió a las solicitudes. “Anda en campaña”, explicaron.

Manuel Espino escribió ayer el epitafio de Vázquez Mota: “A Josefina había que ponerle alas como a Mercurio, pero con esos cambios en su equipo le pusieron losas como al Pípila. No va a avanzar con esos perdedores de campañas. Al tiempo, y no mucho…”

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