¿Y Fox y Diego, Josefina?

Jorge Fernández Menéndez

En tres días van a comenzar las campañas electorales y vendrán 90 días decisivos previos al voto del primero de julio, que definirá el futuro político del país, pero también la forma en que entenderemos y haremos política en México. Las encuestas que se han dado a conocer en estos días siguen mostrando un Enrique Peña Nieto con una ventaja que sigue rondando los 15 puntos (algunos la consideran un poco menor, otros la hacen crecer), con una Josefina Vázquez Mota que se mantiene en 30% de las preferencias y un Andrés Manuel López Obrador que crece, aunque muy lentamente, para ubicarse en alrededor de 20 puntos. Y también con un alto porcentaje de indecisos.

¿Está ya definida la elección? Si los candidatos se mueven en forma inercial por supuesto. Peña Nieto, ya lo hemos dicho desde hace semanas, está trabajando para conservar la ventaja y parte de esa lógica es no tomar riesgo alguno en el proceso, riesgos que obviamente sí tienen y deben tomar tanto Josefina como López Obrador.

Tiene razón Leo Zuckerman cuando ayer escribía que ambos deberían, en una lógica estrictamente electoral, buscar realizar una ofensiva conjunta en contra de Peña si quieren bajarlo en las preferencias electorales. Es verdad, pero antes, sobre todo en el caso de Acción Nacional, es necesario que Vázquez Mota revise su equipo de campaña, la dirigencia de su partido, su estrategia y la manera en la que va a defender estos 12 años de gobiernos panistas y, al mismo tiempo, cómo se diferenciará de ellos. Evidentemente no puede hacerlo con el mensaje que trasmiten los spots que se comenzarán a emitir el viernes, y que ya han sido divulgados por el IFE, porque no tienen ni la sustancia ni reflejan la imagen real de la candidata panista.

En ese proceso, quizás lo más importante (y no le sobra el tiempo para hacerlo) es que Vázquez Mota tiene que restañar las heridas internas en el panismo. Si Josefina, como dice su eslogan, quiere ser la diferencia, debe, entonces, comenzar a mostrarlo. Primero, readecuando y colocando las piezas donde deben estar en su comité de campaña, haciéndolo mucho menos teórico y conceptual y mucho más operativo en términos políticos y de medios. Segundo, tiene que ver qué sucede con su partido y con las lealtades y eficiencia de sus dirigentes: es absurdo que una buena parte del equipo de campaña de Josefina esté trabajando para normalizar las cosas en un estado tan estratégico para el PAN como Nuevo León, para quitar a Fernando Larrazabal de la diputación plurinominal que le dieron, y al mismo tiempo aparezca el alcalde de Monterrey, abrazado con Ernesto Cordero en el DF. Pero, más allá de eso, la que parece tocada es la dirigencia partidaria. Y eso no puede pasar desapercibido.

Lo que no se ve es a un partido unido tras una candidatura. Y no sólo porque parece bastante evidente que algunos de los que se opusieron a la candidatura de Vázquez Mota no terminan de procesar ese resultado, sino porque, más allá de ellos, son demasiadas las figuras del PAN que, por una u otra razón, no aparecen en la contienda. ¿Dónde están, por citar a dos de los más representativos, Vicente Fox y Diego Fernández de Cevallos? Fox y Diego deben estar en la campaña de Josefina; representan mucho de lo más querido en el panismo y en términos populares siguen siendo dos políticos que significan mucha de la historia de éxito del PAN. Y son, además, en campaña, dos políticos excelentes. Apoyando su candidatura están Ernesto Ruffo y Carlos Medina Plascencia, pero también deben estar Francisco Barrio, Alberto Cárdenas, por supuesto don Luis H. Álvarez, y los hombres y mujeres que representan esos 12 años del blanquiazul en el poder, pero también el proceso que los llevó a ese triunfo en 2000. Sin duda que ahí deben estar, también, el presidente Calderón y Margarita Zavala, y el equipo actualmente en el poder, pero si Josefina quiere ser la diferencia, debe ser también la síntesis superadora de todo ese proceso político, de dos sexenios, en el blanquiazul.

Nadie inventa el hilo negro en política. Esa síntesis la hace Peña Nieto sacrificando incluso posiciones, para mostrar, aun con costos políticos, a todos los suyos, los buenos, los malos y los feos. Lo hace López Obrador, con más dificultades, hasta buscando a Cuauhtémoc Cárdenas para mostrar que goza de su apoyo.

¿Por qué no puede Josefina estar en un mismo espacio con Vicente Fox, con Diego, con Margarita Zavala, mostrando que detrás suyo hay algo más que una corriente panista? Además Josefina puede y debe hacer muchas otras cosas, pero sin esa base será difícil avanzar en ellas contra un candidato que lleva ventaja.

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