Luis Fernando Pérez Rabago
El pasado 9 de marzo Juan Pablo Castro miembro de acción juvenil , juventud perteneciente al PAN, generó gran controversia en todo México al hacer un comentario con alto contenido de intolerancia y homofobia.
El joven miembro de la juventud panista es un claro reflejo de las enseñanzas de su partido, que siempre se ha declarado intolerante a lo diferente, Juan Pablo Castro mostró lo que en ocasiones puede generar el fanatismo hacía un partido político, partido que a pesar de haberle dado la espalda desconociéndolo como panista, ha refrendado directa o indirectamente la postura de Juan Pablo Castro cada vez que se han promovido iniciativas a favor de los derechos de homosexuales.
Más allá de la homofobia e intolerancia mostrada al considerar que permitir el matrimonio entre “jotos” es “destruir las instituciones”; la pregunta real y lo que es aún más preocupante es analizar lo que están haciendo los partidos políticos con sus juventudes, realmente están ayudando a los jóvenes a explotar su potencial creando líderes sociales o no son más que un ejército de robots sin visión crítica y dispuesta a aplaudir todo lo que haga o promueva su partido.
En un país como México tan necesitado de una sociedad y de una clase gobernante dispuesta a dialogar, coincidir y crear consensos a favor de la población en general, es inquietante ver como se están formando los que en teoría serán nuestros futuros líderes políticos; el joven Juan Pablo Castro no es más que un ejemplo y víctima de lo que hoy en día hacen las juventudes políticas mexicanas, creando supuestos líderes juveniles que buscando abrirse un hueco dentro de su partido pierden cualquier actitud analítica sustituyéndola por el seguimiento ciego a todo lo impulsado por su partido.
Como país tenemos muchas tareas pendientes que se tienen que resolver paulatina pero constantemente y está manera de formar líderes políticos es una de esas asignaturas pendientes, el fanatismo no favorece a la construcción de un mejor México ni a la creación de idea nuevas e innovadoras que nos permitan salir adelante.
Es momento de que los jóvenes tomen un papel mas protagónico en este momento histórico de México, para ello es necesaria una juventud preparada, pensante, pujante que lejos de cerrarse puertas tengan una mente crítica con apertura para aceptar ideas nuevas, que estén dispuestos a poner todo su potencial para beneficio propio y de la nación; una juventud que antes de alarmarse por una pareja de homosexuales se alarme por la creciente pobreza de México.
El 2012 será un año clave ya que representará un oportunidad para recomponer y cambiar el rumbo; para aprender de nuestros errores y construir un gobierno plural que incluya a todos los mexicanos sin excepción, la juventud será pieza fundamental en este año y será de gran importancia que actué como un sector social crítico y no fanático; hay que recordar que “el fanatismo es el deporte de los ignorantes”.
El pasado 9 de marzo Juan Pablo Castro miembro de acción juvenil , juventud perteneciente al PAN, generó gran controversia en todo México al hacer un comentario con alto contenido de intolerancia y homofobia.
El joven miembro de la juventud panista es un claro reflejo de las enseñanzas de su partido, que siempre se ha declarado intolerante a lo diferente, Juan Pablo Castro mostró lo que en ocasiones puede generar el fanatismo hacía un partido político, partido que a pesar de haberle dado la espalda desconociéndolo como panista, ha refrendado directa o indirectamente la postura de Juan Pablo Castro cada vez que se han promovido iniciativas a favor de los derechos de homosexuales.
Más allá de la homofobia e intolerancia mostrada al considerar que permitir el matrimonio entre “jotos” es “destruir las instituciones”; la pregunta real y lo que es aún más preocupante es analizar lo que están haciendo los partidos políticos con sus juventudes, realmente están ayudando a los jóvenes a explotar su potencial creando líderes sociales o no son más que un ejército de robots sin visión crítica y dispuesta a aplaudir todo lo que haga o promueva su partido.
En un país como México tan necesitado de una sociedad y de una clase gobernante dispuesta a dialogar, coincidir y crear consensos a favor de la población en general, es inquietante ver como se están formando los que en teoría serán nuestros futuros líderes políticos; el joven Juan Pablo Castro no es más que un ejemplo y víctima de lo que hoy en día hacen las juventudes políticas mexicanas, creando supuestos líderes juveniles que buscando abrirse un hueco dentro de su partido pierden cualquier actitud analítica sustituyéndola por el seguimiento ciego a todo lo impulsado por su partido.
Como país tenemos muchas tareas pendientes que se tienen que resolver paulatina pero constantemente y está manera de formar líderes políticos es una de esas asignaturas pendientes, el fanatismo no favorece a la construcción de un mejor México ni a la creación de idea nuevas e innovadoras que nos permitan salir adelante.
Es momento de que los jóvenes tomen un papel mas protagónico en este momento histórico de México, para ello es necesaria una juventud preparada, pensante, pujante que lejos de cerrarse puertas tengan una mente crítica con apertura para aceptar ideas nuevas, que estén dispuestos a poner todo su potencial para beneficio propio y de la nación; una juventud que antes de alarmarse por una pareja de homosexuales se alarme por la creciente pobreza de México.
El 2012 será un año clave ya que representará un oportunidad para recomponer y cambiar el rumbo; para aprender de nuestros errores y construir un gobierno plural que incluya a todos los mexicanos sin excepción, la juventud será pieza fundamental en este año y será de gran importancia que actué como un sector social crítico y no fanático; hay que recordar que “el fanatismo es el deporte de los ignorantes”.
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