Reparto que no alcanza

Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate

Por más que estiraban la cobija y que casi estuvo a punto de romperse en jirones, ésta no alcanzaba a cubrir a todos, ya que si se le jalaba de una esquina, se destapaban algunos, si se le estiraba de otra parte, quedaban al descubierto otros más, y así, hubiera sido el cuento de nunca acabar, porque son demasiados los que quieren estar dentro de esa cómoda y cálida frazada política, que al final, con tanto estira y afloja, tenía que quedar cuando menos algo deforme.

Desde luego que esto es en alusión al nada fácil reparto de candidaturas, tanto a diputados federales como a senadores, y en el caso del Distrito Federal a las correspondientes jefaturas delegacionales y legisladores locales. Candidaturas que estarán en juego competitivo en la elección del próximo uno de julio, y que al interior de los partidos políticos aun cuando al parecer prácticamente se ha concluido con ese tortuoso proceso de designación, ello innegablemente debió significar todo un prolongado dolor de cabeza para quienes tuvieron la encomienda de este manejo, que seguro que ni con toda una caja de aspirinas completa que se hayan imbuido habrán logrado aminorar esa fuerte jaqueca.

Pero también, si se quiere, puede señalársele como un verdadero viacrucis en plena semana santa, en el que como si se cargara una pesada cruz, analógicamente se habrá reflejado en inconformidades y chantajes, amenazas y agresiones, así como deserciones de militantes de sus respectivos partidos políticos por haber sido excluidos y vulnerados en sus derechos al no habérseles tomado en cuenta para ser nombrados candidatos a esos codiciados cargos de elección popular. Algunos por esa razón debieron haber sentido como si hasta la vida misma se les escapara lentamente en una dolorosa agonía al quedarse fuera de la posibilidad de convertirse en futuros legisladores o jefes delegacionales.

Lo cierto es que en cada partido político se toparon con un excesivo número de aspirantes a cargos de elección popular, los que rebasaban en demasía las posiciones políticas disponibles en el Congreso de la Unión, y vaya que no son tan poquitas, si se toma en consideración que tan solo para la Cámara de Diputados son 500 curules las que la componen, y la de senadores está integrada por 128 escaños.

Nadie quiere quedarse afuera, todos desean ser legisladores, aunque algunos no reúnan ni siquiera el perfil mínimo que en lo ideal se requeriría para esos cargos públicos.

Aunque a que decirlo, que toda esa reciente crisis que vivieron al interior los partidos políticos por el reparto de candidaturas a diputados, senadores y jefaturas delegacionales, tuvieron un común denominador, que todos sus procesos, respectivamente, estuvieron muy alejados de ser democráticos, porque a la mera hora pudo más la ambición de los grupos que utilizaron su fuerza numérica para imponer su interés particular por encima de cualquier posible interés ciudadano.

Sí, en tal designación de candidaturas prevaleció la aplicación de las componendas ventajosas entre corrientes o los arreglos entre grupos cupulares; la discrecionalidad o la simulación democrática, y en el último de los casos el dedazo o la imposición mayoritaria.

Testimonio de esas irregularidades fueron los señalamientos en contra del PAN, vertidas públicamente por los diputados Manuel Clouthier y Lía Limón. Así como la inconformidad manifiesta del panista y legislador Javier Corral por las exclusiones practicadas al interior de su partido; en el PRD no se diga, las tribus que lo componen durante semanas permanecieron inmersas en insultos y jaloneos por el reparto de candidaturas y al final salen en desacuerdos. En el PRI, aunque procuran siempre guardar las formas o cuidar las apariencias, lo cierto es que en diversas ocasiones los ha desbordó la pasión y entre ellos han acabado en los ya acostumbrados sillazos.

Bueno, pero ahora veremos el día de la elección a qué partido le afectará más toda esta faramalla y burla política, atropellos y falta de respeto, que sin recato alguno ofenden en general a la ciudadanía, que decepcionada ve la inmoralidad con que se repartieron las candidaturas, y que tanto en la izquierda como en la derecha de nuevo estarán como legisladores muchos de los mismos fósiles políticos que siempre hemos visto.

Pálida tinta: Todo quedó en un tremendo susto colectivo, cuando antier la ciudad de México fue sacudida por un fuerte sismo de una intensidad casi igual al ocurrido en 1985. Con la diferencia de que en aquella época la ciudad quedó devastada, sus edificios derruidos y entre los escombros, atrapadas, miles y miles de personas que tristemente perdieron la vida. Hoy no fue así, nuestra ciudad se mantuvo erguida, orgullosa y valiente, como protegiendo a sus habitantes, al resistir estoicamente los embates destructores e irremediables de la naturaleza, por lo que con esto empiezo a convencerme de lo que siempre ha sostenido el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, que nuestra ciudad de México, es una ciudad de vanguardia. Al menos por esta ocasión debo afirmar que si lo fue.

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