Quadriculado

Denisse Dresser

“Hablas como una niña verde, no apta para estas circunstancias tan azarosas”, escribe Shakespeare, refiriéndose a Ophelia en la obra Hamlet. Y esa es la reacción que produce la candidatura de Gabriel Quadri a la Presidencia como candidato del Panal. He allí a un hombre inteligente pero ingenuo; muy preparado para debatir sobre el medio ambiente pero poco preparado para hablar sobre el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y la mujer que lo controla. Una persona liberal al frente de un partido que no lo es. Un profesionista respetable propulsado por una franquicia electoral que dista de serlo. Quadri ha puesto su prestigio al servicio de un partido que representa las peores prácticas del sistema político. Ha vinculado su reputación a la simulación.

La simulación detallada por Ricardo Raphael en su libro “Los Socios de Elba Esther”. Página tras página donde describe y documenta todo lo que el aparato electoral de Elba Esther Gordillo ha hecho y está dispuesto a hacer. La operación en las casillas electorales, la sustitución de los funcionarios de casilla, la detección de secciones electorales definidas por el IFE como de “atención especial” y la movilización magisterial allí, la capacidad de los maestros colocados específicamente para modificar -al final de la jornada- el cómputo real de los sufragios. Allí está la crónica de cómo la red electoral gordillista logró vulnerar los candados para que los votos de los mexicanos contaran y se contaran democráticamente en la elección del 2006. Para eso existe el Panal: para prestar servicios electorales permanentes a quien esté dispuesto a pagarlos.

Y a eso se suman los constantes cuestionamientos que acompañan a Elba Esther Gordillo dondequiera que va. Las preguntas sobre la opacidad con la cual se manejan las multimillonarias cuotas del SNTE. Las denuncias de proselitismo electoral en las escuelas. Las interrogantes sobre la compra y la coacción del voto y la falta de democracia dentro del sindicato. Las dudas aún no resueltas sobre el asesinato del maestro Misael Núñez Acosta. El financiamiento de campañas con dinero que es público y ha sido arrebatado al presupuesto educativo. Pero peor aún: el papel que La Maestra y el SNTE -de la mano de sucesivos gobiernos- han jugado en la degradación de la educación pública mexicana.

Ante todo ello, las respuestas de Gabriel Quadri resultan insuficientes, insatisfactorias, balbuceantes. Dice que será “el candidato de los maestros” pero no reconoce los vicios de quien los controla. Cuando se le pregunta sobre la podredumbre del Panal responde que “no hay partidos inmaculados”, como si el mal de muchos fuera el consuelo de tontos. Cuando se le interroga sobre las irregularidades asociadas con la franquicia familiar de Elba Esther responde que los antecedentes del partido no van a influir en su campaña, como si pudiera deslindarse de quien lo postuló. Cuando se le pregunta específicamente sobre La Maestra contesta que es una “mujer maravillosa” que le inspira confianza y en cuya palabra cree, como si hubiera motivos para confiar en la honorabilidad de alguien que lleva más de 20 años prometiendo la modernización educativa mientras la sabotea. Cuando se le interroga sobre el SNTE responde que “yo no vine a hablar del sindicato” como si pudiera distanciarse de él. Quadri evade, Quadri elude, Quadri no sabe cómo salir de la camisa de 11 varas que él mismo se colocó.

Porque las buenas ideas que propone no pueden desvincularse de la plataforma que las impulsará. Porque no es posible -como insiste Ricardo Raphael- declarar que las propuestas son prístinas si provienen de un medio podrido. Porque no se puede argumentar que los posicionamientos sean evaluados independientemente de la plataforma corrupta a la cual representan. Va a ser muy difícil -si no imposible- para Quadri resolver las contradicciones a las que se enfrenta. Dice ser el candidato de los maestros y propone una “Revolución blanca” que quienes marchan para no ser evaluados rechazarán. Dice que aplaude la película De Panzazo que retrata el papel criticable que La Maestra y el magisterio han desempeñado en el desastre educativo del país. Dice que el cuestionamiento legítimo y democrático a estas evidentes contradicciones equivalen a una “crucifixión”.

La estatura intelectual de Gabriel Quadri y las ideas que carga consigo no son suficientes para limpiar la cloaca en la cual ha decidido pararse. Más que una candidatura audaz, la suya es una candidatura ingenua. La honestidad de Quadri y la trayectoria transparente que tiene no son suficientes para airear la casa maloliente que actualmente habita. Quadri avala todo aquello que siempre ha criticado; Quadri apoya todo aquello que siempre ha condenado; Quadri ofrece una cara fresca detrás de la cual está la faz de Elba Esther. Y ese rostro está asociado con la venta de plazas y las negociaciones extralegales y las irregularidades electorales. Y por ello llegó la hora de decir “ni uno de tres”: ni un voto más para el Panal ni para la abeja arcaica que lo creó.

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