José Cárdenas
“Como electores tenemos derecho a escuchar todas las voces… no tenemos derecho de que alguien calle a los demás.”
La sentencia es del académico y columnista Jesús Silva Herzog-Márquez… y debería ser de todos. Hasta de aquellos que acusan al Presidente de la República de sacar la mayor ventaja de la veda electoral.
Nada prohíbe a Felipe Calderón aprovechar los recovecos de la ley para impulsar a su candidata, aunque se apoye en una encuesta “patito”, como calificó Enrique Peña Nieto al sondeo de la empresa Mercaei, que da sólo cuatro puntos de diferencia entre él y Josefina.
El Presidente no es el árbitro, no es el que organiza la elección, no es el que cuenta los votos, no es la autoridad que desahoga la inconformidad.
El Presidente de la República está dentro de la contienda. Tiene obligaciones, todas, y derechos, todos. O debería.
–¿Provoca algún daño escucharlo manifestar sus preferencias?
“Se vale… siempre y cuando no desvíe recursos, o utilice la fuerza del Estado para dañar a un candidato o grupo político opositor”, acota Silva Herzog-Márquez.
En otras democracias vemos a mandatarios haciendo campaña por su candidato como lo hizo Lula da Silva, o bien para reelegirse, por ejemplo, Barack Obama, apunta la politóloga María Amparo Casar.
Pero habla mal del presidente Calderón el uso interesado de una encuesta, según la cual la contienda está muy cerrada… cuando otras mediciones “serias” indican lo contrario.
Las encuestas juegan un papel preponderante en los procesos electorales. No sólo son un instrumento para la toma de decisiones. Contribuyen a modificar las preferencias. Son estratégicas.
Asegurar que un candidato va ganando, aunque no sea cierto, o que tal o cual aspirante presidencial pisa los talones del puntero, pretende influir en el electorado indeciso.
–¿A eso le apuesta el presidente Calderón?
MONJE LOCO: Con un bono de 400 mil pesos en la bolsa, el presidente consejero del IFE, Leonardo Valdés Zurita, deja caer una oración muy pesada: “Trabajemos para evitar que esta elección sea otro problema para los mexicanos. La imparcialidad de las elecciones es responsabilidad del IFE, la paz social y la seguridad es responsabilidad de ustedes” —dijo mirando al Presidente, los gobernadores, el jefe de Gobierno y a todos los reunidos en la XXXII Sesión del Consejo Nacional de Seguridad—. –¿Bastará con ponerle guaruras a los candidatos para blindar la elección? Nadie sabe, nadie supo…
“Como electores tenemos derecho a escuchar todas las voces… no tenemos derecho de que alguien calle a los demás.”
La sentencia es del académico y columnista Jesús Silva Herzog-Márquez… y debería ser de todos. Hasta de aquellos que acusan al Presidente de la República de sacar la mayor ventaja de la veda electoral.
Nada prohíbe a Felipe Calderón aprovechar los recovecos de la ley para impulsar a su candidata, aunque se apoye en una encuesta “patito”, como calificó Enrique Peña Nieto al sondeo de la empresa Mercaei, que da sólo cuatro puntos de diferencia entre él y Josefina.
El Presidente no es el árbitro, no es el que organiza la elección, no es el que cuenta los votos, no es la autoridad que desahoga la inconformidad.
El Presidente de la República está dentro de la contienda. Tiene obligaciones, todas, y derechos, todos. O debería.
–¿Provoca algún daño escucharlo manifestar sus preferencias?
“Se vale… siempre y cuando no desvíe recursos, o utilice la fuerza del Estado para dañar a un candidato o grupo político opositor”, acota Silva Herzog-Márquez.
En otras democracias vemos a mandatarios haciendo campaña por su candidato como lo hizo Lula da Silva, o bien para reelegirse, por ejemplo, Barack Obama, apunta la politóloga María Amparo Casar.
Pero habla mal del presidente Calderón el uso interesado de una encuesta, según la cual la contienda está muy cerrada… cuando otras mediciones “serias” indican lo contrario.
Las encuestas juegan un papel preponderante en los procesos electorales. No sólo son un instrumento para la toma de decisiones. Contribuyen a modificar las preferencias. Son estratégicas.
Asegurar que un candidato va ganando, aunque no sea cierto, o que tal o cual aspirante presidencial pisa los talones del puntero, pretende influir en el electorado indeciso.
–¿A eso le apuesta el presidente Calderón?
MONJE LOCO: Con un bono de 400 mil pesos en la bolsa, el presidente consejero del IFE, Leonardo Valdés Zurita, deja caer una oración muy pesada: “Trabajemos para evitar que esta elección sea otro problema para los mexicanos. La imparcialidad de las elecciones es responsabilidad del IFE, la paz social y la seguridad es responsabilidad de ustedes” —dijo mirando al Presidente, los gobernadores, el jefe de Gobierno y a todos los reunidos en la XXXII Sesión del Consejo Nacional de Seguridad—. –¿Bastará con ponerle guaruras a los candidatos para blindar la elección? Nadie sabe, nadie supo…
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