Jorge Fernández Menéndez
Para mis amigos Pedro Padilla y Sergio Sarmiento, con un abrazo solidario
Cuando se defienden las diputaciones y senadurías plurinominales se suele decir que se trata de tener un espacio para colocar especialistas, personalidades que de otra forma tendrían dificultades de colocarse en el Congreso; si esa fuera la intención, me parece que sería justo y necesario contar con ellos. Pero esa es una verdad, mucho menos que a medias: si vemos las listas de los plurinominales que han construido los partidos, el hecho es que, salvo alguna honrosa excepción, no han servido para colocar un solo especialista, en ningún ámbito, sino para colocar a una larga lista de personajes impresentables, que no serían capaces de ganar una elección porque están rodeados del desprestigio y de carreras marcadas por la sospecha. En el mejor de los casos sirven para cubrir cuotas de grupos de poder internos y hay algunas excepciones que se pueden contar con los dedos de una mano, para ubicar realmente a candidatos relevantes para la política nacional.
Los impresentables están en todos los partidos, pero el PRI, con esta lógica tan extraña de presentar el nuevo PRI, haciendo alarde de lo más viejo de sus exhibidores políticos, se ha llevado las palmas. Hay algunos casos extraordinarios: en los primeros lugares para el Senado está María Elvia Amaya, y usted se preguntará con razón quién es esta buena señora. Pues bien, por si usted no la vio en estos días en la portada de una revista de sociales, abrazada a su marido y ambos rodeados por una víbora amarilla de algunos metros de largo, una boa creo que es, le contamos que se trata de la esposa de Jorge Hank Rhon, el más que impresentable ex alcalde de Tijuana. ¿Cuál es el mensaje de enviar como segura senadora a una mujer cuya única labor política es ser esposa de un político tan cuestionado como Jorge Hank?
Pero ahí, en esas listas, están también Carlos Romero Deschamps, Ricardo Aldana (los dos líderes de siempre del sindicato petrolero, acusados del famoso Pemexgate), está Joel Ayala, de los trabajadores al servicio del Estado, Carlos Aceves del Olmo, de la CTM, Gerardo Sánchez, de la CNC, y muchos otros que no harán absolutamente nada en el Congreso, más que cobrar su dieta (que además no necesitan porque todos son ya muy ricos) porque sus intereses están muy lejos del ámbito legislativo. Dice Pedro Joaquín Coldwell que no se trató de nombrar dinosaurios, sino gente con experiencia. Por favor, ¿qué aporte legislativo han hecho alguno de estos personajes en todos los años que han pasado por el Congreso cualquiera de ellos?
No discuto que un partido como el PRI tenga que designar líderes sindicales en sus listas, pero ¿no podrían haber incluido a personajes generacionalmente más nuevos, con más talento, sin tantos negativos, candidatos que tuvieran algún interés en el verdadero trabajo legislativo? Dejo fuera la pregunta más obvia: si se trata de líderes sindicales y campesinos tan reconocidos, ¿por qué no fueron capaces de competir para ganar un distrito?, ¿para qué lanzarlos como plurinominales si son líderes sociales tan representativos?
El tema es de imagen y de utilidad política. En esas mismas listas están Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón, que llevan por lo menos 30 años en los primeros lugares de la política nacional, pero ambos, con aciertos y errores, son figuras con peso real y que aportan en el proceso político y legislativo para el PRI. ¿Qué aporte han hecho Romero Deschamps o la señora esposa de Hank? Quizás se trata de allegarse recursos.
Pero el PRI no es el único. En el PAN todo lo sucedido en torno a Fernando Larrazabal es vergonzoso, como ya hemos dicho en varias oportunidades en este espacio. No puede ser que un alcalde que tiene acusaciones en su contra de todos los principales grupos empresariales de la ciudad que gobierna, cuya administración se ha visto envuelta en asuntos turbios y en denuncias constantes, cuyo partido pidió que fuera separado del cargo, ahora sea premiado por el mismo partido con la candidatura plurinominal a la Cámara de Diputados, que le asegura el fuero y seguramente la búsqueda de la candidatura a gobernador en el futuro. Que a la renuncia de panistas históricos, protestando por su designación, Larrazabal responda que nadie es imprescindible, suena a cinismo. Yo no sé cómo hace las cosas Gustavo Madero en el PAN, pero si Josefina Vázquez Mota no comienza a meter las manos en un bastión en todos los sentidos tan importantes para el PAN como Nuevo León, terminará pagando costos altos en un espacio en el que tendría que haber obtenido sólo beneficios.
En las listas del PRD sacaron a René Bejarano para colocar a Dolores Padierna y simplemente se repartieron las posiciones los líderes de las tribus, colocando a sus esposas o colaboradoras más cercanas para cubrir las cuotas de género. Especialsitas, ni uno.
Así los plurinominales no sirven para nada. Mejor dicho, sí: sirven para acomodar a los impresentables.
Para mis amigos Pedro Padilla y Sergio Sarmiento, con un abrazo solidario
Cuando se defienden las diputaciones y senadurías plurinominales se suele decir que se trata de tener un espacio para colocar especialistas, personalidades que de otra forma tendrían dificultades de colocarse en el Congreso; si esa fuera la intención, me parece que sería justo y necesario contar con ellos. Pero esa es una verdad, mucho menos que a medias: si vemos las listas de los plurinominales que han construido los partidos, el hecho es que, salvo alguna honrosa excepción, no han servido para colocar un solo especialista, en ningún ámbito, sino para colocar a una larga lista de personajes impresentables, que no serían capaces de ganar una elección porque están rodeados del desprestigio y de carreras marcadas por la sospecha. En el mejor de los casos sirven para cubrir cuotas de grupos de poder internos y hay algunas excepciones que se pueden contar con los dedos de una mano, para ubicar realmente a candidatos relevantes para la política nacional.
Los impresentables están en todos los partidos, pero el PRI, con esta lógica tan extraña de presentar el nuevo PRI, haciendo alarde de lo más viejo de sus exhibidores políticos, se ha llevado las palmas. Hay algunos casos extraordinarios: en los primeros lugares para el Senado está María Elvia Amaya, y usted se preguntará con razón quién es esta buena señora. Pues bien, por si usted no la vio en estos días en la portada de una revista de sociales, abrazada a su marido y ambos rodeados por una víbora amarilla de algunos metros de largo, una boa creo que es, le contamos que se trata de la esposa de Jorge Hank Rhon, el más que impresentable ex alcalde de Tijuana. ¿Cuál es el mensaje de enviar como segura senadora a una mujer cuya única labor política es ser esposa de un político tan cuestionado como Jorge Hank?
Pero ahí, en esas listas, están también Carlos Romero Deschamps, Ricardo Aldana (los dos líderes de siempre del sindicato petrolero, acusados del famoso Pemexgate), está Joel Ayala, de los trabajadores al servicio del Estado, Carlos Aceves del Olmo, de la CTM, Gerardo Sánchez, de la CNC, y muchos otros que no harán absolutamente nada en el Congreso, más que cobrar su dieta (que además no necesitan porque todos son ya muy ricos) porque sus intereses están muy lejos del ámbito legislativo. Dice Pedro Joaquín Coldwell que no se trató de nombrar dinosaurios, sino gente con experiencia. Por favor, ¿qué aporte legislativo han hecho alguno de estos personajes en todos los años que han pasado por el Congreso cualquiera de ellos?
No discuto que un partido como el PRI tenga que designar líderes sindicales en sus listas, pero ¿no podrían haber incluido a personajes generacionalmente más nuevos, con más talento, sin tantos negativos, candidatos que tuvieran algún interés en el verdadero trabajo legislativo? Dejo fuera la pregunta más obvia: si se trata de líderes sindicales y campesinos tan reconocidos, ¿por qué no fueron capaces de competir para ganar un distrito?, ¿para qué lanzarlos como plurinominales si son líderes sociales tan representativos?
El tema es de imagen y de utilidad política. En esas mismas listas están Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón, que llevan por lo menos 30 años en los primeros lugares de la política nacional, pero ambos, con aciertos y errores, son figuras con peso real y que aportan en el proceso político y legislativo para el PRI. ¿Qué aporte han hecho Romero Deschamps o la señora esposa de Hank? Quizás se trata de allegarse recursos.
Pero el PRI no es el único. En el PAN todo lo sucedido en torno a Fernando Larrazabal es vergonzoso, como ya hemos dicho en varias oportunidades en este espacio. No puede ser que un alcalde que tiene acusaciones en su contra de todos los principales grupos empresariales de la ciudad que gobierna, cuya administración se ha visto envuelta en asuntos turbios y en denuncias constantes, cuyo partido pidió que fuera separado del cargo, ahora sea premiado por el mismo partido con la candidatura plurinominal a la Cámara de Diputados, que le asegura el fuero y seguramente la búsqueda de la candidatura a gobernador en el futuro. Que a la renuncia de panistas históricos, protestando por su designación, Larrazabal responda que nadie es imprescindible, suena a cinismo. Yo no sé cómo hace las cosas Gustavo Madero en el PAN, pero si Josefina Vázquez Mota no comienza a meter las manos en un bastión en todos los sentidos tan importantes para el PAN como Nuevo León, terminará pagando costos altos en un espacio en el que tendría que haber obtenido sólo beneficios.
En las listas del PRD sacaron a René Bejarano para colocar a Dolores Padierna y simplemente se repartieron las posiciones los líderes de las tribus, colocando a sus esposas o colaboradoras más cercanas para cubrir las cuotas de género. Especialsitas, ni uno.
Así los plurinominales no sirven para nada. Mejor dicho, sí: sirven para acomodar a los impresentables.
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